Casi 2.000 millones de euros aportaron en 2016 las energías bio al Producto Interior Bruto de España: aportó 1.314 millones de euros la biomasa eléctrica (frente a los 1.346 de 2015); contribuyeron con 587 millones de euros los biocombustibles (cien millones más que el año anterior) y aportó por fin 87 la biomasa térmica (en 2015 le inyectó al PIB nacional algo menos: 85). En lo que se refiere a la potencia, el sector de la biomasa eléctrica sigue virtualmente congelado: en 2015 había 1.037 megavatios de potencia bio eléctrica; mientras que a finales de 2016 había uno más: 1.038. Los números quedan así: 519 megas de biomasa; 294 de residuos renovables; y 225 de biogás. De la biomasa térmica (de calor) y de los biocarburantes (de transporte), damos cuenta a continuación.
El año 2016 ha sido un buen año para el biodiésel; en la otra cara de la moneda, el bioetanol
España ha incrementado considerablemente su producción y consumo. Lo ha hecho en todo caso gracias –explican desde APPA- a que “la Unión Europea ha evitado -con derechos antidumping- la competencia injusta del biodiésel originario de Argentina e Indonesia”. El bioetanol, sin embargo, es la otra cara de la moneda. En 2016 ha sufrido en España (más abajo lo detallamos) un considerable batacazo. APPA gasta discurso nítido en ese sentido: “si deseamos cumplir los objetivos [que España tiene marcados], y el sector transporte es una parte esencial, es necesaria una mayor voluntad política para alcanzarlos”.
Los sectores del biodiésel (no se incluye hidrobiodiésel) y del bioetanol contribuyeron conjuntamente al PIB en 2016 con 587,8 millones de euros, de los que 431,8 fueron aportación directa y 156, aportación inducida. Ello supone un incremento de esa aportación del 20,9% en euros constantes en relación con el año anterior, dando continuidad –dice APPA- a la tendencia creciente iniciada en 2014 y alcanzando la cifra más elevada de los últimos ocho años.
En el desglose por tipo de biocarburante, se observa que la aportación total al PIB del biodiésel en 2016 fue de 504,7 millones de euros, lo que representa un incremento en términos constantes del 43,7% con respecto al año anterior y “la cifra más elevada de toda la serie histórica analizada”. En las antípodas, la contribución total al PIB del bioetanol fue de 83,1 millones de euros, cifra un 38,5% inferior a la de 2015 en euros constantes y “el valor más bajo de toda la serie histórica analizada”.
Según el Estudio Macroeconómico de APPA, el significativo aumento de la aportación al PIB del biodiésel es consecuencia fundamentalmente del incremento de la producción (+20%), que alcanzó en 2016 “un nivel récord en un entorno de precios internacionales del producto en euros un 5,7% superiores a los del año anterior”.
“Este positivo resultado –explican desde APPA- ha sido posible fundamentalmente gracias al importante incremento de las exportaciones (+97%) y al aumento de la demanda en España en un contexto marcado por el mantenimiento durante todo el año de los derechos antidumping al biodiésel originario de Argentina e Indonesia aplicados desde finales de 2013”.
En el otro plato de la balanza, la importante disminución de la contribución al PIB 2016 del subsector del bioetanol –explica el Estudio de APPA- es “consecuencia fundamentalmente de la caída de la producción (-34%), unida a la disminución del precio internacional de este biocarburante (-8,3% en euros).
Según la Asociación, “esta negativa evolución ha venido causada, por un lado, por la disminución de la demanda de bioetanol en España tras la eliminación del objetivo obligatorio de biocarburantes en gasolinas para 2016 y años sucesivos aprobada por el Gobierno y, por otro, por el derrumbe de las exportaciones (-54%), a consecuencia de los problemas surgidos en algunas de las principales plantas productoras en España” (en alusión a Abengoa).
Obligaciones
El ligero aumento tanto de la obligación de biocarburantes, que pasó del 4,1% en 2015 al 4,3% en 2016, como de las ventas de carburantes de automoción (+3%) ha permitido un nuevo repunte (+6%) del consumo total de biocarburantes en España, que se ha situado en 2016 en 1.303.785 toneladas frente a las 1.226.204 toneladas del año anterior (los datos son de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia). Este incremento ha sido aportado fundamentalmente por el biodiésel (+149.630 toneladas) y, en menor medida, por el hidrobiodiésel (+24.411 toneladas), ya que el consumo de bioetanol en España se redujo el año pasado en 96.461 toneladas (t).
Aunque los biocarburantes puestos físicamente en el mercado español en 2016 alcanzaron una cuota global en términos energéticos del 4,3% del mercado de gasolinas y gasóleos de automoción, esta cifra –explican desde APPA- se redujo contablemente al 4,2% tras considerarse los certificados traspasados: “por lo tanto, el objetivo global obligatorio fijado para ese año (4,3%) no se cumplió en términos contables”. Según el Estudio Macroeconómico de APPA, “la cuota real de consumo de biocarburantes en gasóleo se situó en 2016 en el 4,5% en términos energéticos frente al 3,9% del año anterior”.
El biodiésel contribuyó a la misma con 3,2 puntos porcentuales, mientras que el hidrobiodiésel aportó los 1,3 puntos restantes.
La cuota real de consumo de biocarburantes en gasolinas se situó en 2016 en el 2,7% en términos energéticos, muy por debajo del 4,1% alcanzado el año anterior.
Biodiésel: cerraron dos fábricas
El consumo de biodiésel en España ascendió en 2016 a un total de 820.370 toneladas, lo que representa un incremento del 22% respecto al año anterior. Ese listón se encuentra lejísimos en todo caso del alcanzado en 2011, es decir, hace un quinquenio, cuando el parque móvil español se bebió 1.611.113 toneladas de biodiésel. La participación de este combustible en el mercado español de biocarburantes se situó en 2016 en el 63%, por encima de la alcanzada el año anterior (55%). Los productores españoles disminuyeron sus ventas en España (-1%) y su cuota del mercado nacional (desde el 93% en 2015 hasta el 75% en 2016).
La producción de las fábricas españolas de biodiésel en 2016 se situó en 1.160.177 t, lo que supuso un incremento del 20% con respecto al año anterior “y la mayor producción histórica del sector”. El 50% de esta producción se destinó al mercado doméstico, mientras que el resto fue exportado. Aunque el aumento de la producción del sector permitió elevar el ratio de utilización de la capacidad instalada (3,7 millones de toneladas) hasta el 31%, el más elevado desde el inicio de la obligación de biocarburantes en 2009, esta cifra sigue siendo insuficiente para asegurar la sostenibilidad económica de la totalidad de la industria en España.
Según el Estudio 2016 de APPA, “ello explica que a lo largo de 2016 prosiguiera el deterioro del tejido industrial del sector, con el cierre definitivo de dos (2) de las treinta y dos (32) plantas de producción de biodiésel que habían empezado el año, cierres que se suman a las veintidós instalaciones (22) que habían cerrado sus puertas en los tres años previos”.
Bioetanol: solo 4 fábricas
El consumo de bioetanol en España en el año 2016 fue de 200.041 toneladas, lo que implica un descenso del 33% respecto al año anterior y apenas algo más de la mitad del consumo alcanzado en el año 2010 (370.091 t). La participación del bioetanol en el mercado español de biocarburantes se situó en 2016 en el 15%, por debajo de la cuota alcanzada el año anterior (24%). A pesar de la caída de las ventas de la industria nacional en el mercado doméstico (-19%), la aún mayor disminución del consumo de bioetanol en España y especialmente de las importaciones (-74%) han hecho posible que la cuota de mercado en España de la industria nacional de bioetanol aumentara al 89%, un nivel por encima del conseguido en años anteriores.
La producción de las cuatro plantas de bioetanol existentes en España disminuyó un 34% con respecto a 2015, hasta alcanzar 258.981 t, de las que el 70% se destinó al mercado doméstico, mientras que el resto fue exportado. El ratio de operación sobre capacidad instalada (389.703 t) en 2016 se situó en el 66% frente al 100% alcanzado el año anterior. El número total de empleos directos e indirectos generados por el sector del biodiésel y del bioetanol en España en 2016 fue de 4.059, lo que supone una disminución de 457 puestos de trabajo (-10%) en relación con el año anterior. De ellos, 2.532 fueron empleos directos y 1.527 empleos indirectos. Estos datos suponen un cambio en la tendencia de recuperación del empleo observada desde 2013 y una disminución global del 44% con respecto al nivel máximo alcanzado en 2008 (7.283).
En el desglose por tipo de biocarburante, se observa que el empleo en el subsector del biodiésel en 2016 fue de 2.777 puestos de trabajo, lo que representa un incremento del +7% con respecto a 2015, mientras que el empleo en el subsector del bioetanol se situó en 1.282, lo que supone una disminución del 34% con respecto a 2015. El incremento de los puestos de trabajo en la industria española de biodiésel en 2016 es fruto del aumento de la producción y del consumo con respecto al año anterior, a pesar del efecto negativo que sobre el empleo ha tenido el cierre de nuevas plantas de biodiésel observado durante el año. La disminución de los puestos de trabajo en la industria española del bioetanol en 2016 es consecuencia de la bajada de la producción y del consumo con respecto al año anterior.
Biomasa eléctrica
Las biomasas para generación eléctrica (léase biomasa sólida, biogás y fracción orgánica de los residuos municipales) aportaron al PIB 2016 algo más de 1.314 millones de euros, de los cuales 836 correspondieron al impacto directo; 478, al impacto inducido del sector. Estos datos representan un ligero descenso -de aproximadamente un 2,2%, con respecto al año anterior- de la contribución directa al PIB.
El sector español de la biomasa eléctrica abrió 2016 con la celebración de una subasta de doscientos megavatios de potencia (200 MW). Los 200 megas fueron adjudicados prácticamente en su totalidad a tres empresas. Aparte de ese futurible (doscientos megas), el sector ha seguido congelado en 2016.
Según APPA, esas instalaciones deberán estar operativas antes del 31 de diciembre de 2019 “para poder ser contabilizadas en la contribución al cumplimiento de los objetivos renovables 2020 vinculantes para España”.
“Con objeto de contribuir en mayor medida al cumplimiento de estos objetivos –apuntan desde la asociación-, los productores de energía termoeléctrica con biomasa instan al Gobierno a eliminar el límite máximo de horas de producción con derecho a percepción de retribución a la operación, límite establecido en 6.500 horas desde la publicación del Real Decreto 413/2014”. La petición parece sensata, pues las instalaciones de biomasa están dimensionadas para producir unas 7.500 horas al año.
En su Estudio Macroeconómico, APPA le recuerda al Ejecutivo además que la eliminación de esta limitación supondría aumentar la cuota de energía renovable producida en España sin entrañar nuevos gastos para el sistema (pues las inversiones ya están hechas), e implicaría por otra parte la desaparición de una medida discriminatoria para con la biomasa eléctrica (discriminación con respecto a la cogeneración con gas, que no cuenta con limitación alguna). Habrá que ver si el Ejecutivo atiende esos argumentos o sigue atrincherado en Modo Nadal.
Biogás
La generación de electricidad a partir de biogás agroganadero en 2016 ha continuado prácticamente inexistente en España. Según el Estudio Macroeconómico de APPA, únicamente se ha puesto en marcha alguna pequeña instalación de autoconsumo de biogás. Se trata de instalaciones que generan electricidad con los desechos agroganaderos que produce la granja en cuestión, electricidad que es consumida –autoconsumida- por la misma explotación agroganadera en la que se producen esos desechos.
Uno de los sectores con más potencial energético es la nutrida cabaña porcina española. Sobre el particular el discurso de APPA es rotundo: “resulta paradójico que un país como España, con la mayor cabaña porcina de Europa repartida en casi 90.000 explotaciones, no cuente de manera generalizada con instalaciones de valorización energética de los purines de cerdo”. En realidad, ese sector sí que ha contado con instalaciones de aprovechamiento del biogás (ese biogás es producido con los purines –excrementos- del cerdo).
La historia es la siguiente. El Ejecutivo Rajoy emprendió una reforma eléctrica en 2014. La piedra angular de esa reforma fue la sustitución de la «prima» (que el Gobierno consideraba deparaba una rentabilidad excesiva a los productores de energías renovables) por la denominada «rentabilidad razonable» (el Ejecutivo recortó el precio del kilovatio hora limpio en un 20, en un 30, en un 50%... dependiendo de cada tecnología y cada instalación concreta; lo hizo para convertir la presunta rentabilidad excesiva en una «rentabilidad razonable»).
¿Consecuencia del recorte en el caso del biogás? La veintena de instalaciones existentes en España en 2014 echó el cierre, por lo que cabe imaginar que la «rentabilidad razonable» del Gobierno no era particularmente razonable en el caso del biogás. Desde entonces, la producción de biogás en España se mantiene fundamentalmente sostenida por el biogás procedente de la desgasificación de los vertederos y de la biometanización de la fracción orgánica de los residuos municipales, instalaciones que el Ejecutivo ha excluido explícitamente de la subasta que convocó en enero de 2016 (la de los 200 MW de biomasa eléctrica).
La bio térmica
La contribución al PIB español de la biomasa para generación térmica en el año 2016 fue de 87,49 millones de euros, como apuntamos antes. De esa cifra, 56,27 millones correspondieron al impacto directo y los restantes 31,21, al impacto inducido (en 2015, la aportación se quedó en 85 millones de euros).
La generación térmica a partir de biomasas –explica APPA- ha tenido que enfrentarse, también en el invierno de 2016, a los bajos precios que ha mantenido el gasóleo de calefacción. Y se ha enfrentado a esa competencia desde sus dos fortalezas, que son, según el Estudio Macroeconómico 2016, “la estabilidad y la competitividad de los precios de los biocombustibles sólidos en España y la fiabilidad y eficiencia de los equipos de calefacción”. La biomasa, así, va ganando poco a poco la batalla del calor. [Abajo, obras en la red de calor de biomasa del parque residencial de FASA en Valladolid].
Esa victoria sosegada se manifiesta con claridad en los sistemas de calefacción de distrito. Según el Censo 2016 de la Asociación de Empresas de Redes de Calor y Frío (Adhac), de las 225 redes de climatización de distrito renovables existentes en 2016 en España, 218 estaban alimentadas por biomasa, “lo cual pone de manifiesto –apunta APPA en su Estudio- la hegemonía de esta renovable en este tipo de redes altamente eficientes”.
Más aún: hace solo unos días, Adhac presentó su último Censo de Redes de Climatización, el de 2017. Pues bien, Adhac ha censado en esta ocasión 352 redes, y la victoria de la biomasa vuelve a ser sin paliativos. De las 352, queman biomasa 273 (solo biomasa o en combinación con otros combustibles); en segundo lugar, muy lejos, quedaría el gas natural, con 65 redes. Por cierto, Adhac ha censado 4 redes que emplean biogás y 5 que aprovechan la geotermia.
El horizonte de la biomasa térmica parece además razonablemente despejado. El 30 de noviembre de 2016 la Unión Europea dio a luz el denominado «Paquete de invierno: energía limpia para todos los europeos», un amplio paquete legislativo que incluye, entre otras cosas, nuevas propuestas normativas en el ámbito de las energías renovables, la eficiencia energética y el ecodiseño. Pues bien, según APPA, en ese paquete hay medidas cuya implementación podría favorecer el desarrollo del sector de la biomasa en España, eso sí, “siempre que sean debidamente traspuestas al marco normativo nacional”.
En 2016, el empleo asociado al sector de la biomasa térmica se mantuvo prácticamente estable con respecto al año anterior: 4.847 empleos (2.785 directos y 2.062, indirectos).