Aquella historia (la de las misteriosas plantas solares que producían kilovatios por la noche cometiendo de ese modo un fraude contra todos los españoles) quedó en nada, tal y como probara meses después, tras la pertinente investigación, la Comisión Nacional de la Energía, pero el daño estaba hecho y, aún hoy, no es infrecuente escuchar en alguna de las tertulias de la caverna mediática a algún "experto" echando mano de las centrales solares que funcionaban por la noche. El maremoto sucedido en Japón vuelve a colocar a cada cual en su sitio y diarios como El Mundo vuelven a quedar retratados desde la primera página: Japón para el "tsunami" nuclear (portada del día 13 de marzo de 2011). Otros, como ABC o La Razón, abrían ayer con titulares menos "comprometidos": Alarma nuclear en Japón (La Razón) o Un país fantasma. Se agrava la situación en la central de Fukushima (ABC). Entre tanto, La Vanguardia, moderada ella, apostaba por un aséptico Amenaza nuclear, mientras El País titulaba Accidente nuclear tras el tsunami.
El extremo cuidado de los japoneses
"Los japoneses tienen fama de explotar sus centrales con un cuidado extremo", apuntaba el sábado, a las dos de la tarde, el Catedrático de Tecnología Nuclear Agustín Alonso en el Canal 24 Horas de Televisión Española. "Los japoneses son muy adelantados en tecnología nuclear y muy cuidadosos", insistía Alonso, mientras explicaba con detalle que, para que una central nuclear esté segura tiene que cumplir tres condiciones básicas. La primera de ellas –decía– es que "el reactor esté parado. Y el reactor, las siete unidades afectadas, está sólidamente parado". La segunda condición señalada por Alonso "es que el combustible esté refrigerado" y esta se ha cumplido "de forma precaria, pero segura", añadía Alonso entonces.
Riesgo nuclear e inoperancia diésel
La precariedad a la que se refería Alonso se ha derivado de una cadena de catástrofes "imprevistas", errores u omisiones. A saber: el terremoto ha destruido las líneas eléctricas que abastecían a la central nuclear (estamos hablando siempre de Fukushima). Para esos casos (falla el suministro), las centrales tienen equipos diésel autónomos de emergencia que generan esa electricidad (las plantas nucleares necesitan esa energía para mover las bombas de los circuitos de refrigeración). ¿Qué ha ocurrido? Pues, según señalara a las dos de la tarde el catedrático Alonso, que "los generadores diésel de emergencia que están fijos, y que son múltiples, y que son muy seguros, pues empezaron a funcionar, pero... no se sabe por qué... no funcionaron durante todo el tiempo preciso, sino que, al cabo de una o dos horas, dejaron de funcionar, y la central se quedó sin energía eléctrica externa ni interna".
Precariedad a la japonesa
Dado lo dado –señala Alonso–, "fue necesario traer al emplazamiento, de forma urgente, toda una serie de generadores de energía portátiles que se conectaron al sistema y que han conseguido mantener el núcleo refrigerado, pero no normalmente, sino, por así decirlo, un poco precariamente, porque no se podía extraer el calor al exterior, sino que el agua que se introducía dentro de la vasija, donde está el núcleo del reactor, hervía, se producía vapor, y así se refrigeraba". Por lo tanto –concluye el catedrático–, "podríamos decir que la segunda condición, la de mantener el reactor refrigerado, se cumplió de forma precaria, pero segura también".
Una nube ligerísimamente radiactiva
¿Problema? Pues que el vapor que salía de la vasija se iba a la piscina que está en el fondo del recinto de contención, allí entraba en contacto con el agua fría, el agua se iba calentando, subía su temperatura hasta llegar al punto de evaporación y el vapor del agua de la piscina aumentaba la presión sobre el recinto de contención. ¿Tercera condición básica para que una central nuclear sea segura, según Alonso? Tener el recinto de contención cerrado. ¿Problema? Como cada vez era más el vapor, cada vez era mayor la presión sobre las paredes del recinto de contención. ¿Solución?
Venteos de la mezcla de aire y vapor que está en el interior del recinto de contención. "Tenemos que visualizar una gran vasija con una piscina en el fondo y el resto es, al principio, aire, y, después, ese aire se va cargando de vapor. Entonces evacuamos el vapor, pero como el agua que se ha inyectado ha pasado por el núcleo del reactor no se puede descartar la posibilidad de que arrastre algún producto radiactivo, fundamentalmente gaseoso. Y naturalmente al salir la mezcla de aire y vapor se puede formar una nube que podríamos llamar ligerísimamente radiactiva".
La explosión que está siendo analizada
Todo eso ya era público y notorio a las dos de la tarde del sábado. A las 14.46 horas (hora española), el Consejo de Seguridad Nuclear de España difunde una nota de prensa en la que señala que, "según los últimos datos proporcionados por el Centro de Incidencias y Emergencias del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), la empresa propietaria ha notificado esta mañana que se había registrado una explosión en la unidad 1 de la citada central [Fukushima-Daiichi], cuyo origen y consecuencias se estaban analizando, y había afectado a algunos trabajadores". Como medida preventiva y de acuerdo a los planes de emergencia —añadía la nota–, la evacuación escalonada de personas se ha ampliado de 3 a 10 kilómetros y posteriormente a 20 kilómetros en los alrededores de Fukushima.
A las siete y media de la tarde, Greenpeace difunde una nota en la que señala que “Fukushima continúa bajo grave peligro de fusión del núcleo. Esto potencialmente podría crear una nube radiactiva de yodo, que propagaría altos niveles de radiación al medio ambiente y a la población en un radio de decenas de kilómetros de distancia”.
El núcleo, parcialmente descubierto
A las cero horas del domingo, día trece, el CSN vuelve a emitir una nota de prensa que dice, literalmente, que "según los últimos datos proporcionados por el Centro de Incidencias y Emergencias del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), el reactor de la unidad 1 de la central nuclear de Fukushima Daiichi continúa parado y sus sistemas de refrigeración sin suministro eléctrico. El nivel de agua en el reactor ha descendido y el núcleo del mismo está parcialmente descubierto". Con respecto a los otros dos reactores de esta central –añade la nota–, la última información suministrada por el OIEA confirma la existencia de problemas de refrigeración, si bien, por el momento, el núcleo se mantiene cubierto en ambos: "el gobierno japonés ha procedido a evacuar a unas 140.000 personas en un radio de 20 kilómetros de esta central y está considerando la adopción de medidas adicionales de protección a la población". Por otra parte, concluye la nota del CSN, "la central nuclear de Fukushima Daini, próxima a la anterior y con 4 unidades (todas ellas en situación de parada tras el terremoto), también presenta problemas de refrigeración y, en consecuencia, se ha declarado la situación de emergencia, evacuando a unas 30.000 personas en un radio de 10 kilómetros".
170.000 evacuados
Poco después de mediodía del día trece, el CSN vuelve a informar: "con respecto al reactor número 3, la última información suministrada por el OIEA confirma la existencia de problemas por la falta de refrigeración del reactor y el titular ha procedido a realizar una estrategia similar a la de la unidad 1, incluyendo emisiones controladas de radiactividad al exterior para reducir la presión en el recinto de contención y la inyección de agua del mar y boro al mismo. Por lo que respecta a la unidad número 2, la última información indica que sigue sin suministro eléctrico y su reactor se mantiene actualmente parado y con el núcleo refrigerado y cubierto de agua. Según lo establecido en los Planes de Emergencia, el gobierno japonés ha evacuado a 170.000 personas en un radio de 20 kilómetros de esta central y está considerando la adopción de medidas adicionales de protección a la población". Por otra parte, concluye la nota, "la central nuclear de Fukushima Daini, próxima a la anterior y con 4 unidades (todas ellas en situación de parada tras el terremoto), parece haber recuperado el suministro de energía eléctrica, lo que permitiría mantener la refrigeración de los reactores".
Tokai y Onagawa
A las 15.30 horas del domingo, el Foro Nuclear (la patronal del sector en España) difunde una nota de prensa en la que repasa, uno a uno, “todos los reactores cercanos al seísmo”. De la central nuclear de Tokai, se limita a decir que “su unidad paró de forma automática”. De la central nuclear de Onagawa, se limita a decir que “las unidades 1, 2 y 3 pararon de forma automática”. A esas horas, medios de todo el mundo comienzan a informar de que en ambas hay problemas, de mayor o menor gravedad, relacionados también con fallos de enfriamiento (si no hay suficiente enfriamiento y el núcleo del reactor acaba fundiéndose, más vale evitar fugas descontroladas).
Al parecer…
Según la nota difundida por el Foro a las 15.30 horas del domingo, “durante el proceso de venteo de la unidad 1 se detectó una explosión de hidrógeno, que según Tokyo Electric Power, al parecer, no ha afectado a la integridad de la contención”. En la misma nota se dice que, “en esta explosión cuatro trabajadores resultaron heridos y tres más lo están por efectos del terremoto. Además, un trabajador ha recibido una radiación más alta de los niveles normales (100 mSv), según la guía de la OIEA”. La nota del Foro añade, además, que “el Gobierno japonés activó como medida preventiva la evacuación de la población en un radio de 20 kilómetros alrededor de la central nuclear. Los indicadores exteriores de radiactividad indicaban un incremento por encima de lo normal, según la eléctrica japonesa Tokyo Electric Power (Tepco)”.
Una cantidad muy superior
El domingo, a las seis y media de la tarde, Greenpeace emite un comunicado en el que señala que "es importante destacar que la unidad 3 [de la central de Fukushima-Daiichi] usa un combustible formado por óxidos mixtos de uranio y plutonio (llamado MOX) que genera cantidades muy superiores de calor incluso después de que el reactor esté apagado, por lo que tiene mayores requerimientos de refrigeración que los de combustible de uranio convencional. En el caso en que se fundiera o se dañara el combustible MOX en este reactor, se liberaría una cantidad muy superior de gases radioactivos respecto a lo que generaría una misma cantidad de combustible normal de uranio en el reactor de la unidad 1". La organización ecologista solicita en ese comunicado "transparencia al gobierno japonés ante la situación sin control en sus centrales nucleares". Según Jan Beranek, de Greenpeace International, "la situación es muy preocupante, y todo indica que todavía estamos lejos de poder solucionar esta crisis".
No se trata de desatar el pánico, ni mucho menos, pero tampoco parece lógico minimizar los riesgos que conlleva jugar con fuego. Y es eso lo que parecen haber intentado las autoridades nucleares y los medios de comunicación empotrados durante las primeras horas del accidente. Las hemerotecas (como el algodón) no engañan, y en ellas quedará un titular histórico: Japón para el "tsunami" nuclear (El Mundo, 13 de marzo de 2011). Muchas son las reflexiones que cabe hacer a la luz de lo sucedido. Y las iremos haciendo. Para empezar, quizá la primera sea la siguiente: si la muy experimentada industria nuclear japonesa, paradigma de seguridad (según apuntaba al principio el Catedrático de Tecnología Nuclear Agustín Alonso), no ha sido capaz de evaluar adecuadamente el riesgo sísmico o el tamaño de un equipo diésel... ¿merece la pena correr el riesgo? Según algunos destacados dirigentes del PSOE y según el Partido Popular, parece ser que sí.
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