Esta iniciativa se implementó en cinco países – España, Francia, Italia, Malta y el Reino Unido–durante cuatro años (2015-2018), con el objetivo de analizar el impacto del uso de contadores inteligentes de energía doméstica en la reducción de la pobreza y la vulnerabilidad energética, además de fomentar buenos hábitos de uso de la energía entre personas en situación de vulnerabilidad.
El caso de Barcelona
En Barcelona, el Instituto Municipal de Servicios Sociales (IMSS) incluyó el estudio dentro del programa de lucha contra la pobreza energética desplegado a inicios del 2016, lo cual hizo posible la formación de 100 personas en situación de paro de larga duración, que ofrecieron apoyo presencial y personalizado a 1.820 hogares de la ciudad en dos ámbitos específicos: asesoramiento tarifario en las facturas de los suministros (recomendaciones de cambios para optimizar la factura, reducir su importe y detalles sobre los cambios y trámites relacionados); e información sobre hábitos energéticos eficientes y acciones cotidianas para reducir el uso innecesario de energía en el hogar.
Perfiles de consumo e impacto
A partir del asesoramiento sobre hábitos de consumo y la monitorización energética,Ecoserveis observó una tendencia a la reducción del consumo energético. En ciertos casos el ahorro de energía alcanzado no parece significativo, porque algunos hogares ya utilizaban los recursos energéticos per debajo del mínimo necesario para vivir en condiciones de confort.
El gráfico siguiente muestra la media de los consumos de los hogares participantes en SMART-UP al inicio y al final del proyecto (en azul el consumo de 2016 y en negro el de 2017). Las líneas horizontales representan la media de todas las casas. En 2016 la media se ubicaba sobre los 2.424 kWh, mientras que en 2017 es de 2.147 kWh, lo cual denota que un número importante de hogares han reducido su gasto energético.
El consumo anual per cápita disminuye cuando el número de personas en el hogar se incrementa. Compartir los electrodomésticos principales, como la cocina, la nevera o la lavadora, supone un uso más eficiente de la energía y hace que el consumo individual sea menor. Los bloques grises de la siguiente gráfica representen los valores donde se concentran la mayoría de datos. Las líneas verdes representan los casos anómalos, y las azules les medianas. Al aumentar el número de personas en el hogar -a medida que nos desplazamos a la derecha- se observa una tendencia a la baja en el consumo energético.
La barrera más grande para la optimización del consumo energético doméstico fue la tramitación de los cambios en los contratos de electricidad por parte de las personas usuarias una vez completado el asesoramiento tarifario. Es más fácil modificar los hábitos cotidianos que llevar a cabo acciones burocráticas usualmente agotadoras.
Ecoserveis señala que este hecho es relevante porque, aunque ciertamente la reducción de consumos innecesarios tiene un impacto positivo, la optimización tarifaria es un aspecto igualmente esencial para reducir el gasto económico de las personas en situación de vulnerabilidad.
En 60 de los hogares participantes en la prueba piloto, seleccionados entre otros criterios per tener únicamente suministros eléctricos, se instaló un monitor inteligente que permitió recoger datos detallados sobre el uso eléctrico.
Gracias a la información recogida se pudo concluir que los hogares monitorizados emplean menos electricidad que una vivienda estándar en Catalunya. La hipótesis principal es que por su situación de vulnerabilidad energética utilizan menos electricidad, sacrificando confort térmico en el hogar.
Aprendizaje
Al inicio del proyecto se identificó un desconocimiento general entre las personas participantes sobre el uso y funcionamiento de los contadores digitales. En concreto, el 92 % no había mirado nunca o casi nunca el contador digital. Después de las visitas de los asesores energéticos, el 60% declaró haber mejorado su comprensión sobre el funcionamiento de la electricidad y la facturación de la energía, y 80% implementó acciones para reducir su gasto energético.
“Restringir el uso de la energía no es lo mismo que hacer un uso más eficiente: se debe poder reducir el gasto sin sacrificar el consumo energético ni generar afectaciones a la salud. Por eso es importante que las personas usuarias estén bien informadas y sepan cómo llevar a cabo las acciones a su alcance para optimizar el uso de la energía en el hogar”, explica Aniol Esquerra, coordinador del proyecto SMART-UP en España.
Los contadores digitales
La UE quiere reemplazar el 80% de los medidores eléctricos con aparatos inteligentes en 2020. El despliegue en el territorio español se ha completado en gran medida y las empresas distribuidoras están obligadas por ley a tenerlo listo a finales de este año. Sin embargo, con los contadores ubicados en sótanos de edificios e inaccesibles para muchos particulares, y sin pantallas “amigables” o manual de instrucciones disponibles, se limita mucho la oportunidad de que los consumidores individuales accedan y asuman un cambio positivo de hábitos energéticos a partir de esa información.