Por primera vez, la demanda mundial de cada uno de los combustibles fósiles muestra un pico o meseta en todos los escenarios del World Energy Outlook 202. La AIE afirma que los combustibles fósiles han contribuido, además, al aumento de la inflación y la inseguridad alimentaria en todo el mundo. Por el contrario, las energías eólica y solar, junto con la eficiencia energética, están reduciendo los costes.
La conclusión del organismo internacional es que una mayor inversión en energías limpias habría ayudado a moderar el impacto de la crisis, ya que estas tecnologías –en especial la eólica y la solar–, junto con la eficiencia energética, representan la mejor forma de salir de ella. En todo el mundo: el informe afirma que en la mayoría de las regiones del globo, una mayor proporción de energías renovables conduce a precios más bajos.
Así, la AIE pide multiplicar las inversiones en energías limpias y señala que para alcanzar el escenario Net Zero en 2050, éstas deben triplicarse con creces, pasando de los 1,3 billones de dólares actuales a unos 4 billones en 2030.
El gas pierde sus credenciales
Otra importante conclusión del WEO es que el gas ya no se considera un combustible de transición y se reduce su papel en todos los escenarios analizados. La AIE afirma que la era de rápido crecimiento de la demanda de gas natural llegará pronto a su fin y el apoyo que recibe en las economías en desarrollo se ha ralentizado, sobre todo en el sur y el sureste de Asia, lo que hace mella en las credenciales del gas como combustible de transición.
La Agencia explica que la demanda de gas se ve amortiguada por los precios más altos a corto plazo; el despliegue más rápido de las bombas de calor y otras medidas de eficiencia, así como el mayor despliegue de las energías renovables y la adopción más rápida de otras opciones de flexibilidad en el sector eléctrico.
Laurence Tubiana, CEO de la European Climate Foundation, afirma: "De cara a la COP27, la AIE, con toda su experiencia y autoridad, lo tiene claro: las inversiones en energías limpias deben triplicarse de aquí a 2030, y el gas es un callejón sin salida. La actual crisis energética europea demuestra claramente los peligros del gas: precio elevado, volatilidad, dependencia geopolítica. Tenemos que acelerar la transición para abandonar nuestra adicción a los combustibles fósiles".
Los nuevos proyectos de combustibles fósiles no resolverán la crisis energética
Si bien la AIE sugiere que la escasez inmediata de producción de combustibles fósiles de Rusia tendrá que ser sustituida por la producción existente en otros lugares, los sustitutos más adecuados a corto plazo son los proyectos existentes, con plazos cortos, que llevan el petróleo y el gas al mercado rápidamente, así como la captura de parte de los 260 bcm de gas que se desperdicia cada año a través de la quema y las fugas de metano.
Las aprobaciones de nuevos yacimientos de petróleo y gas convencionales que se realicen en la actualidad no ayudarán a satisfacer estas necesidades inmediatas, asegura la Agencia Internacional de Energía. Además, se espera que el aumento del uso del carbón sea temporal y sea sustituido por las energías renovables a medida que la crisis vaya remitiendo.
“Sabemos que estamos cerca del pico del carbón y del pico del petróleo, pero este año es la primera vez que está claro que nos acercamos también al pico del gas”, dice
Dave Jones, Global Programme Lead de Ember. Pero, advierte, eso es sólo el primer paso: “Necesitamos grandes recortes de emisiones, no una meseta. La AIE muestra que las políticas lograrán un recorte del 1% del CO2 para 2030, cuando se necesita un recorte del 38%. La crisis energética ha restado importancia a la crisis climática, pero afortunadamente la respuesta es la misma para ambas: un gigantesco aumento de la inversión en energías limpias. Esperemos que ese doble incentivo anime a los gobiernos a ser más audaces. La escala de la transición energética es enorme y los gobiernos deben estar a la altura del desafío".