La cifra se desglosa como sigue: 4,91 trillones de yenes (35.451 millones de euros) en compensar a los residentes afectados; 2,48 trillones (17.906 M€) para los trabajos de descontaminación; 2,17 trillones (15.668 M€) para desguazar la central Fukushima N º 1; y 1,06 trillones (7.653 M€) para almacenar temporalmente los suelos radiactivos y otros residuos generados por los trabajos de descontaminación, según informa la prensa japonesa, que se hace eco ampliamente del trabajo de los profesores universitarios.
Kenichi Oshima, profesor de Economía Ambiental de la Universidad Ritsumeikan de Kyoto, y Masafumi Yokemoto, profesor de Política Aambiental en la Universidad de la ciudad de Osaka, han estimado los costes en función de los materiales y los datos publicados por el Operador del gobierno y de la planta Tokyo Electric Power.
El doble de lo previsto
En diciembre de 2011, el gobierno nipón estimó que el coste se situaría en, al menos, 5,8 trillones de yenes (cerca de 42.000 M€), pero Oshima y Yokemoto han incluido en su estudio gastos que el gobierno de entonces dijo que eran difíciles de calcular.
El costo real podría ser incluso aún mayor. Otra estimación independiente sitúa el costo de los trabajos de descontaminación en cinco trillones de yenes (36.000 M€), más del doble de lo calculado en el estudio universitario.
Tepco está pagando indemnizaciones a los afectados por el accidente utilizando el dinero aportado por Nuclear Damage Compensation (Indemnización para Daños Nucleares) y la Decommissioning Facilitacion Corp. (que gestiona el desmantelamiento de la central). Fondos que cuentan con el respaldo gubernamental y que han elevado el límite de su pago de 5 trillones (36.000 M€) a 9 trillones (65.000 M€).
La compañía espera recuperar ese dinero en el futuro, lo que significa que los consumidores de electricidad eventualmente tendrán que asumir el coste. En este sentido, el profesor Oshima ha recordado que "los costos del accidente están diseñados para ser asumidos por el pueblo japonés a través de impuestos y facturas de servicios públicos".
Como él, otros expertos han puesto el acento en las ambiguas responsabilidades del Estado y de la eléctrica, que no va a la quiebra a pesar de haber sufrido la peor crisis nuclear habida desde el accidente de Chernobyl en 1986, gracias al dinero de los contribuyentes y el aumento de las tarifas eléctricas. Una situación que, en opinión de Oshima, impide a los operadores de las plantas nucleares reconocer los verdaderos riesgos comerciales de la generación con energía nuclear.
El gobierno del primer ministro Shinzo Abe está presionando para reactivar la industria nuclear del país y es posible que se autorice a la planta de Sendai de Kyushu Electric Power, en Kyushu, a volver a operar en un futuro próximo.