La Unión Europea importó 400.000 millones de metros cúbicos (400 bcm) de gas en 2020, 152 bcm, desde Rusia (el 38%). La mayoría de esas importaciones fueron vía gasoducto, si bien Rusia ha incrementado su negocio GNL (gas natural líquido transportado por buques metaneros) de manera considerable a lo largo de los últimos años. Pues bien, cuatro think tanks europeos -Bellona, Ember, E3G y Regulatory Assistance Project- han presentado hoy un análisis conjunto en el que sostienen que si al plan Fit for 55 (cuyo objetivo es reducir las emisiones 2030 de CO2 de la UE en un 55% con respecto a las registradas en 1990) le añadimos una serie de pluses (medidas adicionales en materia de eficiencia energética, de energías renovables, de electrificación, etcétera), la Unión Europea podría decirle adios al gas ruso en solo tres años, de aquí a 2025.
El equipo de investigadores de esas cuatro entidades no gubernamentales sostiene además que (1) la reducción de la dependencia del gas ruso no va a obligar a la Unión Europea a desarrollar nuevas infraestructuras para la importación de gas desde otros países (como terminales de gas natural licuado), y que (2) la seguridad del suministro no va a verse comprometida. Es suficiente -concretan- con 51 bcm de gas de origen alternativo importado a través de los activos existentes.
Según estos cuatro institutos de investigación, las metas eólica y solar que persigue Bruselas con su plan Fit for 55 (533 gigavatios de potencia en 2025, o sea, 229 gigas más que los que había en la Unión en 2020) pueden elevarse sin problemas en 158 gigas (hasta los 691 GW), lo que equivaldría a una reducción de la demanda de gas fósil de 31 bcm, el veinte por ciento de las importaciones rusas. Los expertos en todo caso instan a la Comisión a eliminar cuellos de botella administrativos para facilitar ese despliegue, que es técnica y económicamente posible.
Y tampoco hay problema con el carbón
El mix escenario descrito en el plan Fit for 55 asume una caída en la generación de electricidad con carbón en Europa entre 2020 y 2025 del 39% (-152 teravatios hora). Pues bien, a diferencia de otros análisis recientes, el equipo de investigadores de Ember, E3G, RAP y Bellona considera que la panoplia de soluciones limpias a implementar de manera urgente que propone en su informe no solo logrará reducir la dependencia del gas, sino que además no va a implicar ralentización alguna de la caída del carbón, todo lo cual beneficiará aún más la desconexión de Rusia, pues el país de Putin también es el mayor vendedor de carbón a la UE.
Desde el lado de la demanda
El análisis de los 4 think tanks identifica por otro lado un potencial significativo para actuaciones adicionales en el lado de la demanda. Las medidas relativas a la eficiencia energética pueden liberar otros 13 bcm de aquí a 2025, lo que además lógicamente se traduce en ahorros directos para el usuario final de gas. Más datos: las bombas de calor pueden reducir la demanda de gas otros 19 mil millones de metros cúbicos de gas (-19 bcm). Y, por fin, el despegue de la electrificación de la calefacción y de los procesos de generación de calor de baja y media temperatura (mediante la tecnología termosolar, por ejemplo) puede evitar otros 6,5 bcm de aquí a 2025. Los autores del estudio son críticos con la Comisión Europea: "está claro que estos potenciales están subestimados en el plan REPowerEU, como también está claro que son necesarias más medidas concretas para materializar esos ahorros, junto a una mayor ambición en el marco del plan Fit for 55".
Según los cuatro laboratorios de ideas, las medidas anteriores -insisten- permitirían a la UE lograr la necesaria disminución de la demanda de gas fósil sin frenar el declive de la generación de electricidad con carbón.
Sarah Brown, analista principal de energía y clima, Ember: "las energías renovables de producción propia ofrecen una vía de escape a la adicción de Europa al gas fósil ruso. La UE puede desprenderse de las importaciones de gas ruso para 2025, más rápido que el objetivo recientemente anunciado por REPowerEU para 2027. Puede lograrlo sin detener el declive de la energía del carbón, ni sustituir una dependencia de los combustibles fósiles por otra, mediante la rápida aplicación de soluciones de energía limpia. Debe haber una acción inmediata y un enorme compromiso de toda la UE para alcanzar tanto los objetivos actuales de Fit for 55 renovables como la necesaria aceleración del despliegue eólico y solar"
Jan Rosenow, Director del Programa Europeo, RAP: "el mayor uso del gas en Europa es la calefacción de los edificios. El aislamiento y la sustitución de las calderas de gas por bombas de calor son fundamentales para reducir la demanda de gas en los edificios. Para ello será necesario establecer objetivos de ahorro energético más estrictos y normas mínimas de rendimiento energético más ambiciosas para los edificios. Hay que dejar de financiar las calderas de gas con subvenciones públicas y reorientar esos fondos hacia tecnologías de calefacción limpias, como las bombas de calor. Hay que poner fin rápidamente a la instalación de calderas de gas en los edificios nuevos"
Raphael Hanoteaux, Asesor Principal de Políticas de Transición del Gas, E3G: "invertir en energías limpias y reducir la demanda energética es una estrategia de bajo riesgo y alta recompensa para la UE. A su vez, las nuevas infraestructuras de importación de gas no son necesarias ni pueden resolver los problemas existentes. Por el contrario, crea pasivos y costes para el futuro mientras atiende a un mercado en rápido declive"
Marta Lovisolo, asesora de políticas sobre sistemas de energía renovable en Bellona: "la receta para que la UE supere las crisis energéticas actuales es volver a comprometerse con el Green Deal. Invirtiendo masivamente en el despliegue de renovables y en el uso eficiente de la electricidad, la UE puede hacer frente a las amenazas climáticas y de seguridad al mismo tiempo. Convertir a la UE en un mercado para el GNL procedente de lugares como EE.UU. y Canadá no hará más que posponer y empeorar los problemas actuales, tanto de dependencia de los fósiles como de los objetivos climáticos. Doblar la apuesta por las renovables puede ser una solución estable y a largo plazo"
El informe de Ember, E3G, RAP y Bellona hace tres recomendaciones generales
1. Política. Priorizar las inversiones en eficiencia y seguridad energética e incrementar la ambición y acelerar la ejecución de las políticas de energías renovables y eficiencia recogidas en el paquete Fit for 55 (Objetivo 55). Identificar la reducción potencial latente que puede ser alcanzada en línea con los objetivos climáticos, en particular en lo que se refiere al uso final del gas en la industria, las ineficiencias del uso del gas (pérdidas en la transformación, emisiones fugitivas de metano) y a través de la electrificación de los usos finales.
2. Apoyo. Apoyar el desarrollo de las energías renovables y la electrificación mediante programas de inversión, medidas de impulso desde la administración y la mejora del mercado desde el lado de la flexibilidad de la demanda, así como mediante los contratos de largo plazo. Identificar con claridad las fuentes de recursos financieros disponibles para el despliegue de las energías renovables en el marco del plan REPowerEU. Asegurarse de que los fondos de recuperación asignados al desarrollo de las energías renovables son efectivamente empleados en ese propósito.
3. Capacidad. Poner en marcha capacidades que permitan monitorizar y responder ante los riesgos que corre la cadena de suministro de las soluciones bajas en carbono y la previsiblemente creciente demanda de mano de obra cualificada. Poner en marcha las capacidades de la Comisión Europea que sean necesarias para abordar una aproximación holística a la economía con el fin de conducir y monitorizar los progresos que se vayan produciendo. Garantizar la equidad de la respuesta energética.
En el Consejo Europeo de los días 24 y 25 de marzo, los Estados miembros de la UE debatirán la respuesta europea a la invasión rusa de Ucrania, incluidas sus repercusiones en el sector energético de la UE. Esto sigue a la propuesta del plan REPowerEU de la Comisión Europea para reducir el consumo de gas ruso, que se sustanciará en las próximas semanas.
La Comisión Europea anunció recientemente que podría poner fin a las importaciones de gas ruso para 2027 (los detalles sobre cómo se darán a conocer en mayo). El análisis hoy presentado por estos cuatro institutos de investigación muestra que esto puede lograrse para 2025 y con menos gas fósil de origen alternativo (51 bcm frente a 60 bcm).