El Grupo Oxford de Finanzas Sostenibles (Oxford Sustainable Finance Group) es un centro multidisciplinar de investigación y formación en materia de finanzas sostenibles que forma parte de la Escuela Smith de Empresa y Medio Ambiente de la Universidad de Oxford, y acaba de publicar un estudio en el que asegura que, en solo cinco años (2023-2028), la Unión Europea puede eliminar por completo al gas ruso de su horizonte energético, sustituyéndolo (la generación de energía eléctrica y térmica) "por energías renovables y bombas de calor". Ello conllevará -según el equipo de investigadores de Oxford- beneficios no solo en lo que se refiere a la lucha contra el cambio climático y en materia de seguridad de suministro (al romper la dependencia energética de Rusia), sino también en cuanto al gasto económico. Porque, según el Grupo de Finanzas Sostenibles de la Universidad de Oxford, "una significativa fracción de la inversión requerida puede ser costeada mediante los ahorros resultado de la merma en la compra de gas". Rusia suministraba a la Unión Europea antes de la guerra casi el 50% del gas que la UE demandaba.
El estudio, que firman los doctores Jacob Schumacher, Gireesh Shrimali y Ben Caldecott y el investigador Thomas Bunting, sostiene que la inversión adicional requerida para reemplazar el gas ruso en este quinquenio ascendería a 512.000 millones de euros, lo que supone un incremento de alrededor del 70% sobre el escenario tendencial (business-as-usual scenario). Los autores estiman que la sustitución de gas por tecnologías limpias devengaría ahorros por valor de 238.000 millones de euros durante los próximos treinta años, casi el 50% de la inversión adicional arriba señalada. El análisis de la Universidad Oxford se ha enfocado en la velocidad y el coste de la carrera de la sustitución del gas ruso. Y se ha basado en "estimaciones publicadas" sobre las barreras a las que se puede enfrentar esta transición, el coste del capital y los precios del gas natural. "Los requerimientos de inversiones adicionales, así como los ahorros en combustible han sido calculados en términos de valor neto actual a 2023".
Y la conclusión del Grupo Oxford de Finanzas Sostenibles es que es absolutamente posible sustituir el gas ruso por soluciones verdes de aquí a 2028: "It is entirely possible to replace Russian natural gas with green technologies by 2028". Eso sí, para ello hará falta voluntad política: esto requiere -advierten los autores- un entorno político propicio, lo que incluye -concretan- (1) procedimientos más ágiles de autorización de instalación de nueva potencia renovable y reforzamiento de las redes, (2) la diversificación y consolidación de cadenas de suministro, que deben asegurar el abastecimiento de componentes para el desarrollo de las renovables, (3) una clara apuesta por la climatización en clave ren de todas las instalaciones, (4) el establecimiento de un ecosistema de subvenciones y financiación, y (5) la formación de fuerza de trabajo suficiente y adecuadamente preparada (con las habilidades y competencias pertinentes) para abordar ese rápido despliegue renovable.
La inversión adicional (sobre la que resultaría de no acelerar la tendencia actual) sería del 70%. Según los doctores Schumacher, Shrimali y Caldecott y el investigador Thomas Bunting, el gasto total de capital en la Carrera de la Sustitución (Race to Replace), asumiendo la completa eliminación del gas natural ruso en 2028, asciende a 811.000 millones de euros, divididos en dos grandes partidas: 706.000 millones de euros en energías renovables y 105.000 millones de euros en bombas de calor (la inversión previsible dado el escenario actual rondaría, según Oxford, los 299.000 millones de euros). En función de determinadas previsiones (relativas a los gastos de capital), el incremento de inversión podría quedar en los 426.000 millones de euros.
La sustitución del gas natural ruso vía diferentes medidas -renovación de equipos, ganancias por mayor eficiencia de las bombas de calor y uso de electricidad renovable- resultará, según los autores, en ahorros por valor de 254.000 millones de euros, casi el 50% del incremento estimado (512.000 M€).
Oxford Sustainable Finance Group
«Nuestra conclusión clave es que los legisladores, mediante leyes y la implementación de políticas ambiciosas plausibles pueden reemplazar el gas ruso de los usos térmicos y eléctricos en los próximos cinco años, y simultáneamente alcanzar la doble meta de la seguridad energética y la mitigación del cambio climático de manera acelerada»
El gas natural ruso supuso en 2021 prácticamente el 50% de todo el consumo de gas de la UE. Los ahorros económicos derivados de prescindir del gas natural ruso (esos 238.000 millones de euros durante los próximos treinta años que estiman los autores) podrían no obstante elevarse hasta el 92% en función de estimaciones razonables de precios futuros de gas. Es decir, que no es descabellado -vienen a apuntar- que esos ahorros se disparen mucho más allá del 50% estimado.
Bombas de calor
El estudio se centra en las bombas de calor de aire, que representan el 85% del parque actual de bombas de calor, según la Agencia Internacional de la Energía. Las bombas de calor -recuerdan los autores- son más eficientes (presentan un coeficiente de desempeño del 2,5) que sus competidores fósiles (por cada vatio de electricidad usado, una bomba de calor produce 2,5 vatios de energía térmica, mientras que la caldera de gas natural presenta un coeficiente del 0,9). El Grupo de Oxford asume que todas las bombas de calor operarán con electricidad de origen renovable y que serán la opción tecnológica elegida por los legisladores en Bruselas como opción óptima de descarbonización de la climatización en Europa. Para reemplazar el gas ruso en la calefacción, la Unión Europea necesita 535 teravatios hora de energía.
Renovación
Según el informe (que trabaja con dos escenarios: alto y bajo), para alcanzar un 2028 a cero gas ruso lo idóneo (escenario alto) sería que la tasa de renovación/rehabilitación del parque inmobiliario de la Unión Europea crezca del actual 1% anual a un 3% a partir de 2024 y mantenido hasta 2028. Ello resultará en la renovación de unos cuarenta millones de edificios y en una reducción de la demanda de calor de unos 73 teravatios hora. Estos ahorros constituyen casi un 60% del ahorro de gas natural que se ha producido desde que estallara al guerra gracias a las medidas adoptadas de reducción de la demanda.
El escenario alto asume un incremento de entre el 15 y el 20% del mercado de bomba de calor en la Unión Europea, que es en realidad continuación de lo que ha sucedido en la UE en el bienio 2021-2022. Así, las bombas de calor -sostienen los autores- podrían sustituir al gas natural ruso en uso de calefacción tan pronto como en el año 2027, un año antes incluso que a la electricidad.
Este escenario (alto) prevé una significativa expansión de la generación renovable (unos 650 teravatios más) y un aumento también significativo de la potencia renovable: 1.303 gigavatios, cantidad próxima a la prevista por el Pacto Verde Europeo para 2035.
Los autores del documento también sugieren políticas específicas de apoyo a los inversores, por ejemplo mediante la mejora de las subastas de energía solar y eólica y la resolución de los problemas de autorización, el despliegue acelerado de paneles solares en los tejados y el aumento de las ayudas al aislamiento de edificios y a la instalación de bombas de calor.
Antes de la invasión de Ucrania por parte de Rusia, más de la mitad del gas europeo procedía de Rusia. A finales de 2022, la cuota se había reducido al 12,9%, según datos oficiales de la UE. Este informe toma como referencia las cifras de importación de gas ruso de antes de la guerra.