El informe de OS pone de manifiesto que la aportación de las energías renovables -sobre todo la eólica- a este resultado de reducción de emisiones es muy importante, por cuanto cubrieron el 40,8% de la generación de electricidad en 2016, muy por encima de lo que aportó la nuclear, el 22,9%. La eólica aportó el 19,3%, la hidráulica el 14,6%, la fotovoltaica el 3,1% y la termosolar el 2,1%.
También deja claro que el descenso de la quema de carbón para la generación eléctrica, en casi un 30,6%, fue el factor más determinantes para que España emitiera menos emisiones GEI a la atmósfera. En contrapartida, el consumo de petróleo creció un 3% y el de gas natural un 1,4%.
En concreto, en 2016 se emitieron 328,7 millones de toneladas de CO2 equivalentes, frente a las 339,5 millones de toneladas emitidas en 2015. Las emisiones del año de referencia, 1990, fueron de 285,9 millones de toneladas de CO2 equivalentes, lo que arroja un 14,95% de emisiones por encima de lo permitido.
Esto significa, según señala el Observatorio,”que España sigue siendo uno de los países industrializados donde más han aumentado las emisiones y sigue haciendo falta un importante esfuerzo para la etapa posterior al Protocolo de Kioto, sin acudir a los mecanismos de flexibilidad, que le permita adquirir en el exterior derechos de emisión, lo que hizo factible emitir durante los años 2008-2012 por encima del 15% en relación a 1990”.
El informe, a cuyo frente se encuentra ell economista José Santamarta, subraya, por otra parte, que es “difícil evaluar si al menos una parte de la reducción de emisiones producida en 2016 se ha debido al descenso del consumo de carbón o a los resultados de las escasas estrategias y políticas puestas en marcha en los últimos años por el Gobierno para los sectores difusos”.
Algunas de estas medidas, continua el OS, “consisten en recomendaciones o directrices genéricas cuya aplicación - que corresponde además a muchas Administraciones- es difícil de medir y porque, en otras más concretas, el Gobierno no establece los mecanismos adecuados para evaluar su ejecución”.
Además, en opinión del Observatorio, los programas de ayuda para incentivar la eficiencia y el ahorro energético no han tenido una dotación suficiente como para que la disminución de emisiones pueda apreciarse de manera significativa. En cuantos a la reducción de emisiones en el transporte, indica que se deben, sobre todo, al aumento de los precios de los combustibles y a la reducción de desplazamientos laborales y de mercancías los últimos años por efecto de la crisis.
El año desde el punto de vista de la energía
De acuerdo con Juan Avellaner, Ingeniero Industrial y otro de los expertos que ha participado en el estudio, el consumo de energía después de varios años de caída está repuntando con crecimientos intensos, +3% en 2016, indicador positivo de recuperación. Sin embargo, se desarrolla con una intensidad energética que señala un retorno no deseado hacia áreas económicas intensivas en energía. Además, el consumo eléctrico se mantiene prácticamente constante con una subida en 2016 del 0,6% (sin aplicar correcciones).
Avellaner también advirtió en la presentación del estudio que las energías renovables se han estancado en todos los sectores y usos, manteniendo en 2016 un porcentaje del 14,0% o del 16,0% (según la metodología) y, en todo caso, lejos del 20% vinculante en 2020 para la UE. “El intento de corrección se toma por el Gobierno con retraso y de forma abrupta, como demuestra la próxima subasta de potencia renovable sin un análisis coste-beneficio (empleo, industria, innovación) adecuado para una mayor inversión privada en el sector en los próximos años”, subrayó.
El experto incidió en otro aspecto de las renovables cada vez más reconocido: estas fuentes se han convertido en las amortiguadoras visibles de los precios de la electricidad. Por ejemplo, la producción eólica ademas de aportar beneficios muy importantes en reducción de emisiones, empleo, industria, exportación, etc., permitió en 2015 disminuir el coste anual de la energía (precio del KWh) en un 15,7%; esto es, las renovables no son las responsables de ningún tipo de déficit sino todo lo contrario, pues mejoran todos los indicadores.
Otros datos reflejados en el informe son que el cambio hacia el mix energético descarbonizado, base de la transición energética impulsada por los Paquetes de Clima y Energía de la UE, está provocando cambios estructurales además de nuevas formas de participación como el autoconsumo, la compra pública innovadora, las responsabilidades de las ciudades en energía-medioambiente o la asunción de la pobreza energética.
Respecto a este problema, el estudio indica que los precios en España tienen una marcada carga punitiva hacia los menos consumidores. Por ejemplo, en el tramo inferior de consumo,
Climatología del año
Yolanda Luna, de la AEMET, presentó, por su parte, un resumen climatológico del año, acompañado de un análisis de las tendencias, lo que permite hablar de una aproximación al fenómeno del Cambio Climático en España.
En promedio, 2016 fue un año cálido con una temperatura media de 15,8º C (0,7º C por encima del valor normal de referencia). Ha sido el sexto año más cálido desde 1965 y el quinto desde comienzos del s. XXI. También fue un año húmedo, en general. El promedio anual fue de 682 mm de precipitación, alrededor de un 5% por encima del valor normal.
Esta anomalía positiva se debe a que durante los cinco primeros meses la precipitación acumulada fue superior al 40% mientras que los siguientes fueron secos o muy secos (excepto noviembre, que fue ligeramente húmedo).
En cuanto a situaciones extremas, las más destacables fueron la de calor registrada a principios de septiembre, del 3 al 7. 36 observatorios alcanzaron valores máximos por encima de los registros históricos para septiembre, e incluso para todo el verano, con temperaturas que llegaron a superar los 45ºC en Córdoba.
La Organización Meteorológica Mundial, OMM, ha resaltado que el año 2016 ha sido el más caluroso de la Historia desde que se disponen de registros, alrededor de 1,1 °C por encima de la media de la era preindustrial. Se superaron las temperaturas excepcionalmente altas de 2015, de acuerdo con un análisis consolidado. La temperatura superó en unos 0,83°C la media de 14°C del período de referencia 1961-1990, establecido por la OMM, y en alrededor de 0,07 °C el récord anterior, alcanzado en 2015.