Una información de la agencia Reuters que comenta dicho informe, precisa que la "propagación incontrolada de COVID-19" en sectores como el transporte, la energía y la industria, han provocado una caída de emisiones mayor aún que la recesión de 2009, cuando las emisiones se redujeron un 6,3 %.
El sector del transporte tuvo una caída de emisiones del 14,7 % respecto a los niveles de 2019 a medida que disminuyeron los viajes, especialmente al comienzo de la pandemia en marzo pasado, según el informe.
Por su parte, las emisiones de las centrales eléctricas cayeron un 10,3 % por debajo de los niveles de 2019, algo en lo que han incidido tanto los cierres de operación de las centrales a carbón como una disminución general en la demanda de electricidad.
Si bien los datos parecen promisorios al tenerse en cuenta los compromisos tomados por Estados Unidos en virtud del acuerdo climático de Copenhague de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero un 17 % por debajo de los niveles de 2005 para 2020 -ya que las emisiones de hecho caerán un 21,5 %-, los autores del informe advierten de que la caída no da garantías del cumplimiento del compromiso tomado en el acuerdo climático de París; esto es, reducir las emisiones un 28 % por debajo de los niveles de 2005 para 2025.
La nueva situación que podrá traer la extendida aplicación de las vacunas, y el consiguiente repunte económico, permiten ofrecer dudas de que se mantenga la actual situación y las emisiones aumenten nuevamente.