Las desaladoras implican mayor consumo de energía a largo plazo que el trasvase del Ebro, según un estudio

Según el estudio, la propuesta del nuevo Gobierno basada en la desalación y en la gestión de la demanda tiene menores consumos a corto plazo, pero mayores a largo plazo por un alto consumo eléctrico en el proceso de desalación y su menor vida útil.

La demanda eléctrica que implica cualquiera de los dos proyectos podría abastecerse mediante una planta de ciclo combinado, de 630 MW, que emitiría un 0,3% de las emisiones totales de CO2 de nuestro país. Pero, según Gonzalo Sáenz de Miera, esa nueva necesidad de energía "también podría cubrirse con fuentes renovables, incrementando los objetivos políticos de su desarrollo, por ejemplo con1.500 MW adicionales de eólica, 430 de biomasa o 1.150 de energía solar termoeléctrica".

El incremento de estos objetivos es técnicamente viable pero tiene su coste, ya que estas energías están en el régimen especial. Lo lógico sería, según el autor, "que los usuarios del servicio, por disponer de un agua generada con energía limpia, paguen el sobre coste adicional, unos 100 millones de euros anuales, lo que equivale a 0,095 euros por m3".

Sáenz de Miera reconoce que "es cierto que la desalación tienen una elevada intensidad energética, ya que para desalar y poner en destino un m3 de agua se requieren entre 4 y 6 kWh de electricidad. Pero lo interesante es estimar y comparar el consumo eléctrico total de las dos opciones teniendo en cuenta el consumo en la construcción de las infraestructuras y en la operación y mantenimiento de las instalaciones, así como la vida útil de las instalaciones.

El consumo eléctrico anual de la opción de la desalación, que incluye también gestión de la demanda, es de 3.460 GWh, considerando una vida útil de 20 años. Lo que supone un 35% más que la opción del trasvase, cuyo consumo eléctrico anual se ha calculado en 2.520 GWh, considerando una vida útil del trasvase de 50 años.

La ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, siempre ha insistido en la idea de cubrir con fuentes renovables una parte importante del aumento de la demanda energética que conllevan las desaladoras.

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