La subasta de octubre del año 2021 se saldó con un precio medio ponderado de 31,65 euros el megavatio hora (€/MWh) para la tecnología fotovoltaica y de 30,18 €/MWh para la eólica, pero este año hay una guerra en Ucrania, y una crisis energética de dimensiones colosales, y, así las cosas, el escenario pinta completamente distinto. "Los capex son más altos. Los tipos de interés son más altos. Hay problemas de cadena de suministro de equipos". Lo ha dicho Juan José Sánchez, el director ejecutivo de la compañía eléctrica verticalmente integrada Capital Energy, durante el coloquio inaugural del Congreso Nacional de Energías Renovables, el gran congreso anual del sector, que ha tenido lugar esta semana en Madrid. "El precio de reserva no reflejaba esa realidad actual del sistema. Si hubiese sido más elevado ese precio... hubiese sido un buen deal para los consumidores y promotores".
El Gobierno quizá ha pensado más en los consumidores, y menos en los inversores, ha venido a decir el director ejecutivo de Acciona Energía, Rafael Mateo. En el norte -ha añadido-, las actuaciones son "largoplacistas: fomentan la inversión en energías renovables; mientras que en el sur prima la asequibilidad. Piensan más en los consumidores, menos en los inversores. Y las medidas son cortoplacistas".
El asunto es que el Gobierno ha debido poner un precio de corte muy bajo, en el entorno de los 50 euros por megavatio hora, lo cual es positivo para los consumidores, que ahora están pagando en el mercado mayorista precios de 200 euros, pero no es tan atractivo para los inversores, que miran al mercado mayorista, ven los precios que ven, miran a continuación a los precios futuros de la electricidad, ven los números que ven (94 € en 2025; 55 € en 2030), y los 50 euros (menos de 50 euros) se les quedan muy pequeños.
¿Por qué voy a ir a una subasta que me exige no sé cuántos requisitos (hitos administrativos, plazos...) que me va a asegurar un precio, sí, pero muy bajo, si puedo promover potencia de otro modo y meterme en un mercado libre en el que se cobra mucho más?
Se supone que el Gobierno ha mirado a los futuros (los precios futuros de la electricidad) y ha detectado que en ese futuro el precio de la electricidad no va estar tan por las nubes como ahora, y por eso ha puesto un precio de corte tan bajo. Pero da la sensación de que se le ha ido un poco la mano a la hora de bajar el precio.
"Probablemente estemos una buena temporada de precios altos", ha dicho Mateo, de Acciona.
La administradora de la subasta, OMIE, el operador del mercado ibérico de electricidad, ha reconocido en el Congreso de APPA, por boca de su presidenta, Carmen Becerril, que en la subasta "había oferta suficiente, oferta como para cubrir lo subastado". O sea, que a la subasta han acudido promotores por valor de más de 3.300 megavatios.
En otro evento esta semana, el presidente de la Asociación Empresarial Eólica, Juan Diego Díaz Vega, concretaba más: entre 3.600 y 4.000 megavatios de potencia habrían acudido a la subasta, promotores que seguramente preferían la seguridad de un precio adjudicado durante 12 años a la incertidumbre de un mercado loco de pandemias, confinamientos, guerras y vaya usted a saber
La conclusión es que hay apetito inversor, como ha dicho también esta semana la secretaria de Estado de Energía, Sara Aagesen, pero que el precio de corte (en el entorno de los 50 euros, cifra no oficial) no ha sido lo suficientemente atractivo como para que los inversores hayan querido adjudicarse una potencia que si va a mercado libre puede cobrar más. O mucho más.
Sobre el éxito o el fracaso de esta subasta se han pronunciado casi todos los actores del sector en el mismo sentido. La subasta -ha dicho la presidenta de OMIE, Carmen Becerril- es "un mecanismo para impulsar la inversión y facilitar la financiación, uno más".
"¿El mecanismo? Impecable", ha dicho contundente Mateo. "El que vende el cuadro aspira a un precio. El que quiere comprarlo aspira a otro. Y si hay acuerdo y hay encuentro pues el cuadro cambia de manos. Y si no, pues se retira el cuadro y hay otra subasta".
El director ejecutivo de Reolum, Yann Dumont, ha matizado: "puede ser que un mecanismo que en sí que funciona bien, no se haya adaptado a una situación complicada, especialmente agravada por la inflación".
Ha coincidido con él Carlos Moro, director comercial de Vector Renewables: "las subastas suponen un mecanismo que ayuda, quien no quiera participar que no participe, pero hay que hacerlas atractivas".
Y deben ser más exigentes, según el director ejecutivo de Acciona Energía: "lo que le ha faltado a esta subasta es un criterio de exigencia seria, de solvencia técnica, de solvencia económica. Y de permanencia de los adjudicatarios. El exceso de democratización en la participación en las subastas es loable, pero ha hecho posible que en ocasiones se adjudiquen proyectos a compañías que sabemos que no van a ejecutar, lo cual no es serio. Nosotros participamos en muchos concursos, públicos y privados, en los que se exige al participante en la subasta criterios muy serios, estrictos, de solvencia técnica (de backup técnico, de historial) y económica, no solo un aval. Y permanencia en la posición durante un período suficiente. En eso tenemos que seguir insistiendo mucho. En esos criterios muy serios de participación y permanencia. No es muy serio comprar un insumo principal, como se está comprando en la subasta, que es suministro eléctrico para los próximos 12 años a una compañía que sabemos que no va a ser la compañía que va a suministrar ese producto durante los próximos 12 años".