“Pobreza energética en España. Análisis de tendencias” es el segundo informe que ACA elabora sobre este drama que, lejos de disminuir, va en aumento, como ponen de manifiesto las cifras comparativas entre el primer estudio, presentado hace dos años, y este de 2014.
Según los datos recogidos en este último trabajo, correspondientes 2012 (las últimas disponible), el número de hogares que gastan más de un 10% de sus ingresos en el pago de las facturas de energía doméstica ha aumentado un 34%, y el número de personas que se declaran incapaces de mantener la vivienda a una temperatura adecuada un 50%, afectando esta situación al 9% de los hogares españoles; es decir, a unos cuatro millones de personas.
Todo ello ha llevado a España a convertirse en el cuarto país de la UE más afectado por este drama, que sufren 54 millones de personas en toda la Unión. El estudio pone de relieve, asimismo, que desde el inicio de la crisis la situación ha ido en aumento, y que el desempleo es un factor determinante para la pobreza energética. En concreto, en 2012, uno de cada tres hogares en paro –aproximadamente 1,2 millones de personas– destinaba más del 10% de sus ingresos a hacer frente a los gastos domésticos de energía. En cinco años, el porcentaje ha crecido nada menos que un 142%.
Ahora bien, no solo quien está en paro se ve afectado. En 2012, 3,4 millones de personas que vivían en hogares con la persona de referencia ocupada tenían que hacer un gasto desproporcionado para pagar las facturas de energía. Es decir, un 11% del total de los hogares frente al 3% registrado cinco años antes. Y en hogares de jubilados, la pobreza energética ha subido en ese mismo periodo del 13% al 21%.
Castilla La Mancha, la comunidad más afectada
Los indicadores usados en el estudio evidencian que en España se dan dos tipos de pobreza energética: una asociada a regiones frías, con inviernos más largos y severos, y otra en regiones más templadas, pero en las que los hogares se declaran igualmente incapaces de mantener el confort adecuado. En ambos casos hay, no obstante, un denominador común: las personas afectadas por pobreza energética viven en casas mal aisladas, sin la adecuada envolvente térmica o con un sistema de calefacción ineficiente.
Sergio Tirado, director académico del estudio y vicepresidente de ACA, ha puesto de relieve que las regiones más afectadas son Castilla La Mancha, Andalucía, Extremadura, Murcia y Cataluña, mientras que en el extremo contrario se sitúan Asturias, País Vasco o Madrid, bastante menos vulnerables al problema.
También hay diferencias entre vivir en el campo o la ciudad. Así, a pesar de que las zonas urbanas aglutinan mucha más población (22 millones de habitantes), son las zonas rurales (11 millones) las que tienen un mayor número de habitantes obligados a realizar gastos desproporcionados en el pago de las facturas energéticas. En concreto, 3 millones, frente a 2, 5 millones de quienes viven en ciudades.
La consecuencia más dramática
Otros datos relevantes del estudio son la pérdida de calidad de vida que implica la pobreza energética y cómo afecta a la salud de las personas, hasta el punto de que puede estar ocasionando el 30% de las muertes adicionales de invierno, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud.
En España hubo 24.000 fallecidos adicionales en el invierno de 2012. ACA estima que más de 7.000 de esas muertes prematuras estarían asociadas a la pobreza energética, cifra considerablemente superior a las 1.129 víctimas mortales que ese mismo año causaron los accidentes de tráfico.
Respuestas
La principal recomendación recogida en el estudio es definir una estrategia nacional que prevenga y mitigue la pobreza energética. Según expusieron Sergio Tirado y José Luis López, miembro también de ACA y participante en el estudio, en el desarrollo de esta estrategia deben participar tanto las diferentes administraciones como partidos políticos, empresas energéticas, organizaciones sociales, sector de la edificación, etc.
Hace falta, asimismo, redefinir qué se entiende por consumidor vulnerable ya que, según señalaron, “la medida de más largo recorrido para solucionar la pobreza energética es el bono social puesto que proporciona un ahorro en torno a un 25% en la factura energética”. Todo aquello que faforezca la mejora de la eficiencia energética en los edificios, tanto a corto como a medio y largo plazo, es igualmente, claves.
Jorge Morales de Labra, experto en mercado eléctrico y uno de los participantes en la mesa redonda con que concluyó la presentación del informe, planteó otra alternativa: utilizar al máximo las renovables. “España está batiendo récords de generación con tecnologías que tienen un coste fijo, como la eólica, la primera fuente de generación en 2013”, señaló. “La segunda buena noticia –continuó– es que los precios de las renovables son cada vez más bajos”. Y aportó datos: generar un MWh con convencionales cuesta 90€, el generado con renovables, 70€.
Por tanto, de acuerdo con Morales de Labra, bajar el precio de la luz es posible, “pero es absolutamente imprescindible un cambio radical de la actual política energética, priorizando los intereses de los ciudadanos y no los de las eléctricas.”
En la mesa redonda también participaron Fermín Oslé, consejero delegado de la Empresa Municipal de Vivienda y Suelo de Madrid; Alberto Coloma, gerente de la fundación La Casa que Ahorra; Albert Cuchí, de la cátedra Unesco en Sostenibilida (Universidad Politécnica de Catalunya) y José Manuel López Rodrigo, director del Centro de Estudios Tomillo. Moderó Eduardo Perero, de la Asociación de Ciencias Ambientales.
El estudio fue presentado en Caixa Forum, con la colaboración de la Obra Social La Caixa, la fundación La Casa que Ahorra, Gest-Solidaridad y la Fundación CONAMA.