BusinessEurope, la patronal europea, lanzó ayer una contundente diatriba contra los planes energéticos de Bruselas, que aspiran a triplicar antes de 2020 la producción de energías renovables y reducir en un 20% las emisiones de CO2. Los empresarios, según publicaba en su edición de ayer el diario Cinco Días, temen que esa iniciativa de Bruselas reduzca la competitividad de la industria europea y avisan: la apuesta por energías de origen solar o eólico podría disparar la factura de la electricidad.
Paradójicamente, la propia Comisión Europea también esgrime motivos económicos para promover la reducción de las emisiones de CO2 y otros gases contaminantes. Y es que, según el programa Clean Air for Europe de la Comisión Europea, los costes sanitarios asociados a la contaminación atmosférica en la UE 25 pueden suponer un incremento de más de 400.000 millones de euros cada año (previsiones para 2020 y sucesivos) si la Unión no reduce sus emisiones, algo que pasa necesariamente por el desarrollo de las renovables.
Sea como fuere, lo cierto es que los empresarios han propuesto esta semana que las energías renovables se sometan poco a poco a las leyes del mercado y que, mientras se alcanza esa fase de madurez, se armonicen a nivel comunitario los incentivos que reciben.
Además, la patronal también reclama a Barroso que la CE autorice el comercio de los llamados títulos de Garantía de Origen, un mecanismo que permitirá a los países con menos potencial en energía eólica o solar completar su objetivo de renovables comprando en otro Estado la electricidad procedente de esas fuentes. La patronal espera que la CE incluiya la creación de ese mercado cuando el próximo mes de enero asigne la cuota de renovables que debe lograr cada país como contribución al objetivo global del 20%.
Las demandas de BusinessEurope también se extienden al mercado de derechos de emisiones, cuya revisión se llevará a cabo también en enero. Seillière se mostró ayer "muy preocupado" por la idea de la CE de introducir la subasta de esos derechos. Los empresarios prefieren un reparto gratuito basado en criterios tecnológicos, para que resulten beneficiadas las empresas con sistemas de producción más limpios y modernos.