En este informe de Actualización de los Indicadores de pobreza energética, a diciembre de 2021, se explica y analiza la evolución en 2020 de la pobreza energética en España respecto de años anteriores, a través de los cuatro indicadores propuestos por el Observatorio Europeo de Pobreza Energética (EPOV) y adoptados en la Estrategia Nacional contra la Pobreza Energética 2019-2024 (ENPE).
El EPOV establece como manifestaciones de la pobreza energética la incapacidad de mantener una temperatura adecuada en el hogar, el retraso en el pago de las facturas, un gasto energético excesivamente bajo o un gasto en suministros energéticos que es desproporcionado sobre el nivel de ingresos. A partir de los valores de estos cuatro indicadores utilizados en este informe se establece el porcentaje del número de hogares o población que presentan alguna de estas
manifestaciones.
Una situación agravada por la Covid-19
Los resultados del análisis realizado reflejan el impacto negativo que la pandemia de la Covid-19 ha tenido en el ámbito de la pobreza energética, en particular, a través de los indicadores relativos a la temperatura del hogar y al retraso del pago de facturas.
Así, el confinamiento decretado en marzo de 2020 y, derivado de ello, la reducción en toda la actividad económica, ha afectado indiscutiblemente al colectivo de personas en situación de vulnerabilidad que sufren pobreza energética, al verse agravada su situación por la imposibilidad de buscar o mantener su trabajo.
La disminución de las rentas disponibles ha provocado que las necesidades energéticas hayan sido cubiertas a costa de un mayor esfuerzo por parte de las familias afectadas, que han necesitado destinar una mayor proporción de sus ingresos a la cobertura de sus consumos energéticos.
Los datos indican que en 2020, un 10,9% de la población consideraba que no podía mantener su vivienda a una temperatura adecuada durante el inverno y el 9,6% tuvo retrasos en el pago de las facturas de los suministros de su vivienda.
Por su parte, el indicador de gasto desproporcionado reproduce prácticamente el valor correspondiente al ejercicio 2019, con un ligero incremento de 0,1 puntos, situándose en un 16,8% de los hogares en 2020. Solo mejora el indicador de pobreza escondida de los hogares (HEP), que se definde como el porcentaje de hogares cuyo gasto energético es inferior a la mitad de la media nacional. Este indicador se sitúa en un 10,3%, continuando la senda decreciente iniciada en 2019.
Todos estos datos han sido calculados a partir de la información proporcionada por la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) y de la Encuesta de Presupuestos Familiares (EPF), elaboradas por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Nuevas medidas en 2022
Las diferentes medidas aprobadas hasta ahora para hacer frente a los efectos de la pandemia en lo que a pobreza energética se refiere incluyen la creación de nuevos colectivos de consumidores vulnerables perceptores del bono social, la prórroga del bono social para evitar las caducidades durante el confinamiento y los meses inmediatamente posteriores, y la prohibición del corte de suministro de gas y electricidad para los consumidores vulnerables. Pero desde el Miteco reconocen que el presente informe correspondientes al 2020 refleja la necesidad de seguir ahondando en el conjunto de medidas.
Con esta finalidad, para inicios de 2022, el Gobierno someterá a información pública dos proyectos de real decreto que incluirán medidas como la ampliación de la población susceptible de recibir el bono social y la renovación automática del mismo para los beneficiarios.
La publicación de las actualizaciones periódicas de los indicadores de pobreza energética está recogida en la Estrategia Nacional contra la Pobreza Energética y permite conocer su evolución y establecer nuevas medidas de actuación para reducir el número de hogares que se encuentran en esta situación. Su horizonte temporal abarca de 2019 a 2024.