Un pacto trinacional para restaurar el Bosque Atlántico en Sudamérica y un plan para restaurar el Corredor Seco centroamericano han recibido un reconocimiento especial de la ONU por su labor de reparación de la naturaleza y freno al cambio climático. Los proyectos forman parte de las diez iniciativas innovadoras de diversas regiones del mundo que han sido premiadas durante la Conferencia de Biodiversidad de las Naciones Unidas (COP15, 7-19 de diciembre), que se celebra en Montreal, Canadá.
El objetivo común de las diez iniciativas, declaradas Iniciativas Emblemáticas de la Restauración Mundial, es rehabilitar más de 68 millones de hectáreas de zonas degradadas, un territorio más grande que el de Myanmar, Francia o Somalia, además de crear 15 millones de empleos. Gracias a este reconocimiento, estarán en condiciones de recibir apoyo, asesoría o financiamiento.
Los galardones se enmarcan en el Decenio de las Naciones Unidas para la Restauración de los Ecosistemas, un movimiento mundial coordinado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) que
Bosque Atlántico
El Pacto Trinacional del Bosque Atlántico, la primera de las dos iniciativas latinoamericanas premiadas, se refiere a la rehabilitación de ese ecosistema, que cubría una franja considerable de Argentina, Brasil y Paraguay y que se ha reducido a fragmentos tras siglos de tala, expansión agrícola y construcción de ciudades.
Por esta razón y desde hace décadas, cientos de organizaciones trabajan en la protección y restauración de los bosques en los tres países. Sus programas se centran en crear corredores de vida silvestre para especies en peligro de extinción como el jaguar y el tití león dorado, asegurar el suministro de agua para las personas y la naturaleza, contrarrestar las repercusiones del cambio climático y desarrollar resiliencia a ellos, y crear miles de empleos.
Hasta hoy, se han restaurado 700.000 hectáreas del millón establecido como meta para 2030 y con miras al segundo objetivo de 2050, que fijó un total de 15 millones de hectáreas.
Corredor Seco
La iniciativa del Corredor Seco, que se está desarrollando en Centroamérica, tiene como punto de partida la alta vulnerabilidad al cambio climático de los ecosistemas y las poblaciones humanas que lo habitan, sobre todo debido por su exposición a las precipitaciones impredecibles y a las olas de calor. Así, 2019 marcó el quinto año de sequía, que colocó a 1,2 millones de personas en situación de necesidad de ayuda alimentaria.
El proyecto consiste en aprovechar los métodos agrícolas tradicionales para construir la productividad de los paisajes, incluida su biodiversidad. Según este modelo, los sistemas agroforestales que integran la cobertura arbórea con cultivos como el café, el cacao y el cardamomo incrementan la fertilidad del suelo y la disponibilidad de agua, además de sustentar gran parte de la biodiversidad del bosque tropical original.
El objetivo de la iniciativa es sumar 100.000 hectáreas en proceso de restauración y crear 5000 empleos permanentes par a 2030. Los países que abarca el programa son Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá.
Las otras ocho iniciativas premiadas son: la restauración marina en Abu Dhabi; la gran muralla verde en Burkina Faso y el Níger; la regeneración del río Ganges en India; la restauración de las montañas en Rwanda y Uganda; la restauración de sistemas únicos en las Comoras, Santa Lucía y Vanuatu; la iniciativa de conservación de Altyn Dala en Kazajstán; la construcción de estructuras naturales para proteger los manglares en Java, Indonesia; y la iniciativa Shan-Shui, que combina 75 proyectos en China.