Casi veinte de cada cien kilovatios –de los consumidos el mes pasado en España– fueron generados por parques eólicos (concretamente el 19,4%); el 17,1%, en presas hidroeléctricas; y el 15,2% salieron de huertas solares, plantas de biomasa, centrales minihidráulicas e instalaciones de cogeneración. En total, 51,9%. Los combustibles fósiles, por su parte, produjeron el 27,7% de los kilovatios que consumió España en febrero (gas: 21,0%; carbón 6,1%; fuel, 0,6%). La nuclear generó el 20,6% de la electricidad. La producción total fue de 23.446.915 MWh, mientras que la demanda se quedó en 21.557.960 MWh, por lo que, por enésimo mes consecutivo, España produjo más electricidad que la que consumió. El “sobrante” (2,2% de la generación eléctrica) fue a parar fundamentalmente a Marruecos y Portugal.
Son los datos que acaba de publicar el último Observatorio de la Electricidad de WWF, asociación conservacionista que, por otra parte, critica en este su 43º observatorio “el sinsentido de la aprobación del Decreto Ley sobre las ayudas al carbón autóctono, que llevará a los consumidores a pagar más para que se contamine más”. Y es que el decreto en cuestión (aprobado el pasado doce de febrero y eufemísticamente denominado Real Decreto de Procedimiento de Resolución de Restricciones por Garantía de Suministro) subvenciona la quema de carbón nacional en nueve centrales térmicas y va a costarle a España, según la Comisión Nacional de la Energía (CNE), 800 millones de euros anuales durante los próximos tres años.
La CNE no es, no obstante, el único organismo del gobierno que ha señalado inconvenientes en la norma ahora aprobada por Industria. La Comisión Nacional de la Competencia (CNC) también ha visto inconvenientes en ese decreto. Los vio y así lo explicitó en su informe de 4 de noviembre. En ese informe, la CNC ya señalaba “las ineficiencias y las restricciones a la competencia que introduce la instauración del procedimiento de resolución de restricciones por garantía de suministro”, por lo que “resulta pertinente reflexionar sobre si la medida se encuentra suficientemente justificada con arreglo a su necesidad y proporcionalidad”.
Con o sin el visto bueno
El caso es que, con o sin la aquiescencia de CNE y CNC, la medida ha sido aprobada y va a costar 800 millones de euros cada año durante los próximos tres ejercicios. Y ello, dice WWF, a pesar de “la mala calidad del carbón autóctono, el alto coste de su extracción y su escasa competitividad frente a otras tecnologías más limpias y baratas, como la eólica”. Todos esos factores unidos han propiciado, por ejemplo –concluye WWF– que la participación del carbón en la generación peninsular en 2009 haya disminuido en un 50% respecto a 2008.
Problema añadido son las emisiones de CO2, según la organización ecologista. Y es que la reducción del papel del carbón en el mix energético nacional –señala WWF– había “ayudado a reducir las emisiones de CO2 en un 21%”. Sin embargo –lamenta la oenegé–, “las ayudas del gobierno a la quema del carbón autóctono ponen en peligro estas mejoras. De hecho, las emisiones del sector eléctrico peninsular se incrementarán si se cumple el objetivo del decreto, que es cubrir un 15% de la demanda eléctrica quemando carbón nacional”.
Según estimaciones de WWF, para 2010 esto significa que, si se da entrada a 27.000 GWh de carbón nacional –a los que se añadirían los 25.000 GWh de carbón importado–, la generación con carbón ascendería en 2010 a 52.000 GWh, y las emisiones del sector eléctrico peninsular se incrementarían en un 16,5% (10 millones de toneladas de CO2 más que en 2009), lo cual “invertiría la senda de reducción en las emisiones que llevaba el sector eléctrico y que era el mayor contribuyente a la mejora de las emisiones totales españolas”.
Además de los 800 millones de euros anuales que costará la medida –señala la organización ecologista–, “también se podría incrementar el coste de la electricidad en un 20%, por lo que los ciudadanos acabarían pagando innecesariamente más por una electricidad más sucia”. Según los informes de la CNC y de la CNE, ese coste podría incrementarse, en efecto, entre un 5 y un 20%.
Por todo ello, y según Heikki Willstedt, experto en Energía de WWF, “no es el momento de volver al siglo XIX en materia energética. A esta alturas, subvencionar el carbón es un sinsentido no sólo ambiental, sino también económico. Hay que apostar por las tecnologías renovables y por su optimización como fuente de energía mediante las tecnologías informáticas y la mejora de los sistemas de almacenamiento. Es la única alternativa que permite aunar el desarrollo de la sociedad y la preservación del entorno”.
CO2 con denominación de origen
El Observatorio de la Electricidad de WWF, que cumple cuarenta y tres ediciones con esta, se ha constituido ya en un repaso-referencia de los principales indicadores eléctricos españoles, y pretende conformarse asimismo, además, en una herramienta de concienciación pública. Así, invita a todos los ciudadanos a calcular sus emisiones mensuales particulares de gases de efecto invernadero.
En esta ocasión, la media mensual de emisiones ha sido –como se apuntaba arriba– de 0,140 kilogramos de CO2 por kilovatio hora consumido, “el mejor dato mensual desde 1998”. Para calcular tus emisiones, propone la asociación conservacionista, “multiplica tu consumo eléctrico [los kWh que hayas pagado en la factura de ese mes] por esa cantidad [0,140]”. La cuantía resultante debe ser expresada en kilogramos de dióxido de carbono (CO2), o sea, los kilos de CO2 que ha generado tu consumo.
Los resultados, apunta la asociación conservacionista, “son válidos para cualquier consumidor del sistema peninsular, independientemente de la compañía con quien tenga contratado su suministro eléctrico, ya que todas las compañías suministradoras compran en el mercado eléctrico mayorista (pool) la casi totalidad de la electricidad que luego suministran a sus clientes, por lo que la mezcla de fuentes de origen es la misma para todos".
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