La producción de petróleo y gas pudo haber contribuido en cuatro de los cinco terremotos más demoledores ocurridos en Los Ángeles a principios del siglo XX, según un estudio dado a conocer en el Bulletin of the Seismological Society of America (BSSA), del que informan Phys Org y la revista electrónica Tendencias21.
Según esta investigación, los terremotos de Inglewood en 1920, el de Whittier en 1929, el de Santa Mónica en 1930 y el de Long Beach en 1933, pudieron desencadenarse por actividades relacionadas con la extracción de petróleo. El más potente de todos, el de Long Beach, de 6,4 grados en la escala de Richter, mató a 120 personas y causó daños valorados en 50 millones de dólares de la época.
Las prospecciones para buscar gas y petróleo comenzaron en esas zonas a partir de 1892 –es decir, antes de los terremotos–, llegando a representar casi el 20% de la producción total mundial en 1933. Lo que el estudio ha descubierto es que las condiciones en las que se produjeron los terremotos podrían haber sido generadas por dicha actividad. Otras investigaciones han concluido que no hay evidencia significativa de terremotos inducidos en la zona después de 1935, cuando decayó la producción petrolífera en la región.
Este estudio, realizado por los investigadores e US Geological Survey Susan Hough y Morgan Page, es uno de los primeros en buscar pruebas de terremotos causados por la actividad industrial en la región de Los Ángeles antes de 1935. No obstante, los investigadores puntualizan que las técnicas de producción de petróleo y gas eran en aquellos años muy diferentes de las actuales, por lo que actualmente estas prospecciones no implican, necesariamente, una alta probabilidad de terremotos inducidos.
Añaden, eso sí, que su trabajo confirma que la producción de petróleo y gas puede generar terremotos de gran magnitud y que los datos obtenidos de lo que pasó en Los Ángeles deberían relacionarse con los actuales temblores en Oklahoma y Texas, causados aparentemente por la fracturación hidráulica para extraer hidrocarburos.
Sus hallazgos también podrían cambiar la forma en que los sismólogos calculan la tasa de actividad sísmica natural en la cuenca de Los Ángeles.
Claves del trabajo
Para la realización del estudio, los investigadores elaboraron una lista de todos los eventos sísmicos registrados en la cuenca de Los Ángeles en aquellos años, con todos los datos adicionales como su intensidad, daños materiales, duración, etc.
Todos estos datos fueron comparados con los que ofrecía la industria del petróleo en ese momento y fue así como descubrieron claras relaciones entre los terremotos y las prospecciones y extracciones de la época. Tanto la localización de los pozos (por ejemplo si estaban cerca de una falla) como su profundidad, fueron determinantes para desencadenar un terremoto, según los investigadores.