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La entrega de los Premios Adenex se convierte en una reivindicación del desarrollo sostenible

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Otro modelo energético, mayores esfuerzos en la defensa de la naturaleza, un llamamiento al compromiso y la participación ciudadana y críticas a la ceguera demasiado habitual de los políticos. Los principios del desarrollo sostenible llenaron el escenario del Teatro Gabriel y Galán de Trujillo (Cáceres) en la entrega de los Premios Adenex al biólogo Manuel Fernández Cruz, a la Plataforma Nunca Máis y a la revista Energías Renovables. A la entrada del acto, el pasado sábado, Luis Manuel Juiz, representante de la plataforma Nunca Máis, hablaba de la coherencia de los tres premiados, a la luz de lo sucedido con el desastre del Prestige, "que puso de manifiesto la insostenibilidad de un modelo energético basado en los combustibles fósiles y acabó con miles de aves. Y aquí hay una revista dedicada a las energías renovables y un biólogo experto en aves".

Antes que nada, el Prestige sirvió para reivindicar la fuerza de la sociedad civil y de la participación ciudadana, un asunto que adquirió especial protagonismo durante la entrega de los premios Adenex 2003, y que puso de relevancia con su discurso (puede leerse debajo íntegramente) José María González Mazón, presidente de esta histórica organización ecologista que celebró el pasado año su 25 aniversario.

Manuel Fernández Cruz aprovechó la presencia del presidente de la Asamblea de Extremadura, Federico Suárez, y del consejero de Agricultura, José Luis Quintana, para avisar que, en la defensa de la naturaleza "estamos perdiendo la carrera por falta de compromiso, especialmente de los dirigentes". También Luis Manuel Juiz criticó "la desidia, la incompetencia y la mentira de los gobernantes" en el caso del Prestige.

Los que hacemos esta revista cada día también quisimos dejar constancia de la "ilusión que nos ha hecho recibir un premio de una organización ecologista con la trayectoria de Adenex, porque, si bien los ecologistas han sido siempre un baluarte para las energías renovables, ahora su implantación, sobre todo la eólica, ha despertado innumerables críticas que conviene analizar para que las cosas se hagan bien y los impactos y beneficios se sopesen adecuadamente".

Más información:
www.adenex.es
La revista Energías Renovables, premio Adenex 2003

Quiénes somos y adónde vamos

José María González Mazón

Es evidente que después de 25 años muchas cosas han cambiado, muchos planteamientos, tanto individuales como colectivos han tenido lugar en el conjunto de la organización social extremeña. La intervención de Adenex ha pasado por momentos de conflicto y otros de cooperación.

Momentos de conflicto: para conseguir solucionar los problemas relacionados con el medio ambiente en Extremadura , no solo no hemos conseguido tener una Consejería de Medio Ambiente específica al respecto, sino que desde Economía y Fomento continúan viendo nuestros planteamientos como excesivamente costosos y de poco rendimiento.
Además, dentro de los objetivos hacia una sociedad extremeña más participativa, se sigue negando la incorporación de estrategias que lo hagan real, tanto a nivel regional como local. Se denominen gobernanza, agenda 21 o presupuestos participativos.

Momentos de cooperación: también hemos tenido tiempo para satisfacciones internas, y logros colectivos. El principal de ellos ha sido el de ver cómo hoy nuestras críticas y objeciones a un determinado modelo de desarrollo regional se han extendido entre los jóvenes y han comenzado a influenciar tanto a profesionales como a grupos, tanto a colectivos como a iniciativas empresariales extremeñas, y alguna administración pública.
Aunque el panorama internacional es violento, violentamente pasivo hasta la apatía, aunque nos quieran hacer ver que las repuestas tienen que ser tan sangrantes como las recibidas y que nuevas erradicaciones del mal son posibles, también experimentamos que somos sinceramente hospitalarios y abiertos a la solidaridad y a nuevas formas de encuentro, como lo ha demostrado el caso del “Prestige” en Galicia o el programa “Planta el fuego” aquí, en Extremadura.

Deciros que nacimos como un grupo de amigos y amigas en la incipiente democracia española, no para renovar nuevas formas de militantismo político, ni para ser un grupo de disciplina férrea y dogmas establecidos. Nacimos porque deseábamos inventar nuevas formas de compromiso económico, natural y social, y la ecología y la ética nos aportaron las mejores pistas. Aquellas por donde transitar entre individuos cooperando voluntariamente, aquellas que se hacen camino al andar comprendiendo a la vez los cambios naturales inherentes a todo ser vivo.

Y hoy seguimos , trabajando en grupo, única manera que entendemos de hacer crítica, y de llegar a tener capacidad de cooperación y de reinvención de lo cotidiano. Grupos extensos e intensos, es decir siempre abiertos y acogedores de todo entorno que implique nuevos modos de convivencia, siempre en busca de nuevos aliados que enriquezcan nuestra sensibilidad. Es muy difícil encontrar a un socio, a una socia de Adenex, que no esté, o haya estado, en la intersección de todo un conjunto de otros componentes, de otros grupos , ya sea en su pueblo o ciudad, en el trabajo o en el centro escolar, en el ámbito profesional o en la actividad agraria.
Empezamos denunciando en Extremadura, siempre dentro del movimiento ecologista peninsular e internacional, la idea de progreso y desarrollo como infinito, planteando límites al desarrollo, preparándonos para resistir la presión de las fuerzas que querían rebasarlos, enfrentándonos a que nos tacharan de negativos.
Y de esta manera entendimos, y seguimos afirmándolo, que hacemos “movimiento”. Un movimiento social de múltiples facetas que nos permite siempre romper con la identificación en una sola dirección. No tenemos ninguna garantía de perennidad, lo único que nos preocupa es el movimiento aquí y ahora.

Para conseguir estas metas, el nombrar, decir, tomar la palabra, forzar son los pasos que nuestras acciones toman. Sabemos que no son decisivos, pero de repente otros también lo hacen, hemos transversalizado los deseos hacia la creación y no hacia la violencia, hacia la heterogeneidad y no hacia la resignación .Lo que vamos buscando es ser puntos de bifurcación y no de consenso. Cuando nos piden que seamos portavoces de voces silenciosas, es verdad que no podemos hacerlo por ellos y en su lugar; ni tampoco podemos decir cómo se podría hacer, entonces es su palabra la que repetimos.

Pretendemos desmontar los mitos que todavía pesan sobre nuestra manera de relacionarnos. En intervenciones concretas. Hemos querido estar siempre en todos los sectores, eso sí, no en todos al mismo tiempo, nuestras fuerzas no dan para más. Por etapas, estamos tanto en la defensa de la producción extensiva como en la limitación de las tierras de regadío. En contra de más producción energética y a favor de un consumo responsable. En defensa de las aves y de la agricultura ecológica. En contra del tren-ave y a favor del transporte público para todos, en la construcción de edificaciones solares , en el progreso hacia una investigación con rostro humano y el respeto del patrimonio histórico y cultural .

En demandas concretas. Por eso nos hemos preguntado qué tecnologías son las que pueden evitar una mayor contaminación de la tierra, qué instituciones serán necesarias para crear una nueva participación social, qué relaciones sociales para favorecer una nueva sensibilidad ecológica, qué subjetividades para convertir la práctica humana en alegre y creativa, y qué tareas son las respetuosas con el paisaje y el medio rural donde queremos seguir viviendo.

¿Y qué respuestas da la Administración regional, qué estrategias de desarrollo sostenible se plantean en Extremadura? Pues el crecimiento sin fin: más desarrollo y más progreso, apoyándonos en las grandes tecnologías contaminantes actuales. En el desarrollo humano del “cada vez más”. Más y más velocidad, más y más consumo, más y más producción energética como solución a la guerra del atraso secular en una carrera imaginaria donde cualquier cosa es buena y aceptable con tal que el movimiento se dirija hacia una abscisa de valor creciente. Esto se concreta en políticas medioambientales que siguen considerando al medio ambiente como mero almacén de recursos, o materias primas.

En nuestra región para ser productivos, como única vía de desarrollo, nos seguimos apoyando en tecnologías que destruyen cuando continúan con las centrales nucleares, que destruyen cubiertas arbóreas en áreas vulnerables a la erosión, que quimifican nuestro entorno con más residuos industriales, pesticidas y aditivos alimenticios, que explotan los ríos en simples canalizaciones de agua , que excavan minas a cielo abierto, etc... Pero no reparamos que también disponemos de tecnologías que construyen instrumentos de energía solar y eólica a pequeña escala, de medios eficaces de transporte y edificaciones de bajo consumo energético, de pequeñas centrales de biomasa, de productos inocuos para el suelo y una alimentación saludable, de una química ecológica que sintetiza nuevos minerales, de una física social con rostro humano, de un urbanismo participativo que redefina un nuevo equilibrio entre la ciudad, el pueblo y el campo. Todo está por hacer....

Después de 25 años, decimos en voz alta que, en Extremadura, seguimos sin metas que nos orienten hacia una sociedad más sensible, más cooperativa, más innovadora, más participativa y defensora de la capacidad humana para crear valores nuevos. Aquí y ahora seguimos denunciando que el desarrollo de una región, de un pueblo, de una ciudad no es infinito, ni debe quedar indefinido, aunque esta idea sea aún compartida por algunos políticos, científicos y tecnócratas. La crisis de desarrollo, los desequilibrios ecológicos, es evidentemente la crisis de esos planteamientos y de las correspondientes significaciones imaginarias.

Seguimos denunciando que una nueva central térmica se construya sin cerrar las nucleares ni desarrollar programas de eficiencia energética y solar; que se abra la mina de Monesterio y no se apoye la investigación alternativa de minerales; que la cementera de Alconera la necesitemos para quemar residuos tóxicos; que más hormigón proporcione agua a las ciudades; que Alqueva sea el progreso para el Alentejo, que apoyemos al coche en detrimento de los transportes públicos para todos, y la ciudad difusa en lugar de la vida en pueblos.

Por lo tanto desde ADENEX, trabajando en grupo y buscando alianzas, a sabiendas que no estamos aislados ni a nivel europeo ni internacional defendiendo el voluntariado, seguimos comprometidos. Porque no queremos asistir pasivamente a las rutinas de la vida cotidiana, ni aceptar una realidad, por mediática que sea, donde nada tiene consecuencias, ni creer en la omnipotencia de todo cálculo económico, ni seguir condenados a consumir cada día más, ni facilitar una tecnología que remedie lo contaminado después de expoliar el territorio, ni aceptar que el medio ambiente tiene un precio, como si supiéramos, por ejemplo, el valor monetario del cambio climático que se nos avecina.

José María González Mazón es presidente de la Asociación para la Defensa de la Naturaleza y los Recursos de Extremadura (ADENEX).
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