En el marco de una colaboración peruano-francesa, ejemplo a imitar por nuestro país, he participado en una Conferencia organizada por CAF, Banco de Desarrollo de América Latina, y la embajada francesa, que se desarrolló durante dos días en la sede de la Comunidad Andina en Lima y a la que asistieron 250 personas de diez países latinoamericanos, entre los que se encontraban responsables de las políticas energéticas de varios de ellos.
La CAF tiene 18 países accionistas, entre los que se encuentra España, y ha alcanzado en los últimos años una participación equivalente a la del Banco Interamericano de Desarrollo y a la del Banco Mundial en la financiación de infraestructuras y proyectos de desarrollo en toda la región latinoamericana.
Francia –al igual que Alemania, también muy presente en la región– quiere participar activamente en sectores estratégicos en ese continente, como lo es sin duda el de las energías renovables, y ofreció un programa completo que cubría las energías Solar, Eólica, Biomasa, Geotermia, Marina junto con el Ahorro y la Eficiencia Energética, con ponentes franceses de empresas, centros de desarrollo o de su propia Administración. No es la primera vez que percibo, lamentablemente, la falta de atención, en comparación con otros países europeos, con que nuestro Gobierno deja pasar las oportunidades de estar presente, apoyando actuaciones de promoción, en mercados en donde tenemos grandes ventajas competitivas.
Al no disponer de referencias en el sector de las centrales termosolares, los responsables del gobierno francés en este evento se dirigieron a ESTELA y a Protermosolar invitándonos a cubrir dicho campo, lo cual aceptamos con agrado.
Una gran oportunidad para todos
Cuando los españoles llegamos al Perú nos deslumbró la abundancia de un metal precioso, el oro, que para los incas no tenía valor monetario alguno y que por la facilidad con la que podía trabajarse era el material principal de sus ornamentos e instrumentos ceremoniales. El oro, en cambio, si tenía un valor monetario de referencia en la Europa del siglo XVI y ello motivó, por aquel entonces, los comportamientos claramente censurables que nos ha dejado la Historia..
En estos momentos, cual si de una premonición se tratase sobre el nuevo “El Dorado”, el “sol” tiene un valor monetario claro en El Perú: es precisamente su moneda oficial y España tiene la oportunidad histórica de ayudarles a ponerlo en valor con fórmulas de colaboración equilibradas para ambas partes y que contribuyan a incrementar el desarrollo industrial y la riqueza de ese gran país, así como del resto de América Latina.
En esta conferencia, “Las Energías Renovables hoy. Perspectivas de colaboración entre América Latina y Europa” se pusieron claramente de manifiesto los dos tipos de necesidades energéticas actuales del Perú, que en gran medida son aplicables a todos los países latinoamericanos.
Por una parte la imperiosa necesidad de llevar energía eléctrica a los núcleos rurales para mejorar su nivel de vida y permitir a los habitantes nuevas vías de desarrollo y, por otra, la de cubrir los incrementos de demanda de los núcleos urbanos e industriales de un país que está creciendo al 5% y que necesitará multiplicar por dos o por tres su potencia instalada para abastecer la creciente demanda en los próximos 20 años.
Para las necesidades de desarrollo rural, la energía fotovoltaica, con algún apoyo en ciertos casos de pequeños aerogeneradores, se presenta como la solución idónea.
Sin embargo, para alimentar el sistema eléctrico del Perú hacen falta soluciones gestionables, ya que las tecnologías renovables de generación fluyente necesitarían un respaldo de tecnologías convencionales que incrementaría el volumen de inversiones necesarias.
El Perú dispone de un gran potencial todavía no explotado de energía hidráulica pero los impactos ambientales de las eventuales nuevas grandes presas y su distancia a los centros de consumo hacen que esta sea solamente una solución parcial. Por otra parte el parque generador del Perú tiene una gran componente de producción a partir de gas natural (autóctono) pero con centrales de ciclos simples, abiertos, que funcionan con un bajo rendimiento y que en unos años habrá que sustituir.
El papel de la termosolar
Por todo ello las centrales termosolares, comenzando su implantación en las zonas mineras industrializadas del sur del país, se presentan como la solución idónea para las necesidades a medio plazo ya que aportarían potencia firme -con almacenamiento e hibridación- así como gestionabilidad y estabilidad a su sistema eléctrico..
Sin las limitaciones de tamaño que tenemos en España, diseñando centrales con conceptos de mayor rendimiento que los correspondientes a la casi totalidad de proyectos de nuestro Registro, disponiendo de niveles de radiación directa un 25% superiores a los de nuestro país y con costes más reducidos para los trabajos locales, que representarían un buen porcentaje de las inversiones, las centrales termosolares necesitarían apoyos muy reducidos y limitados tan sólo a los primeros años de operación, los cuales se devolverían con creces a la sociedad peruana dados los positivos impactos macroeconómicos que generarían.
Perú es sólo un ejemplo para toda América Latina ya que aunque también hay otras zonas excepcionales en Chile y México, la mayor parte de Suramérica tiene valores de radiación superiores o equivalentes al sur de España.
Con estas oportunidades, cómo puede dudar ni un momento nuestro Gobierno de seguir apoyando la tecnología termosolar, que fue marginada hasta hace relativamente poco tiempo del marco de apoyo del Régimen Especial y a la que temen las compañías eléctricas responsables de la burbuja del gas en nuestro país.
Más información:
www.protermosolar.com