De no existir un cambio sustancial en la tendencia actual, y con base a los planes de expansión de cada país, el sector eléctrico de la región finalizaría la década con una brecha de emisiones de 273 megatoneladas de CO2 equivalente (MtCO 2 e) todavía por reducir, según el análisis del BID.
Los resultados del análisis del BID indican que la demanda de electricidad en América Latina y el Caribe recuperará los niveles observados previos a la pandemia entre los años 2022 a 2024, con un crecimiento de alrededor de un 3,9% en promedio anual para el resto de la década, en comparación con el 2,3% de incremento anual registrado en el periodo 2010-2019.
Las energías solar y eólica crecerán un 10,4% y un 9,1% respectivamente y contribuirán de manera importante a la generación de electricidad limpia, pero su aportación seguirá siendo inferior a la necesaria, de acuerdo con el estudio, que también señala la necesidad de realizar inversiones en infraestructura de transmisión. En cuanto al carbón, el BID estima que será la fuente que más se reduzca, con una disminución del 5.4 %.
La inversión necesaria para afrontar la transición energética, una vez analizados los últimos planes actualizados de expansión de los países de la región, asciende, aproximadamente, a 226 mil millones de dólares, si bien, de acuerdo con el BID, esta cantidad puede variar en los siguientes años debido a la tendencia que sigan los precios de las distintas tecnologías, sobre todo, las renovables no convencionales
Más eficiencia, más electromovilidad
El documento del organismo internacional hace también referencia a eficiencia energética y la electromovilidad, señalando que ambas son claves para reducir las emisiones. Un incremento de la eficiencia energética generaría, además, un ahorro en las necesidades de inversión del sistema eléctrico y permitiría reducir en en un 20 % en el año 2030 las emisiones con respecto a las estimaciones originales; es decir, la brecha de emisiones pasaría a 218,9 MtCO2e
La expansión de la electromovilidad en la región aumentaría las necesidades de inversión en el sistema eléctrico, pero ell reemplazo de vehículos de combustión interna supondría disminuir hasta 170 MtCO2e las emisiones en el año 2030. La proyecciones del BID son que, en el caso más optimista, la flota de vehículos eléctricos en Latam y el Caribe rondará los 53 millones en 2030.
Los mejor y peor situados
La ruta energética de América Latina y el Caribe hace también una repaso a la situación de cada país, y señala que son pocos los que están llevando acabo actualmente un gran esfuerzo para eliminar las fuentes contaminantes de su matriz energética.
Destaca en este esfuerzo Chile, país que tiene la mayor proyección de disminución de intensidad de emisiones del sector eléctrico. En 2030, la matriz eléctrica chilena generará un GWh, pero con un 82 % menos de emisiones comparado con 2020. También destacan los casos de Argentina, Bolivia, Guatemala, México y Nicaragua. En estos casos hay una reducción sustancial en la intensidad de emisiones de sus matrices de generación eléctrica en 2030.
En Honduras ocurrirá lo contrario y las emisiones aumentarán. En los países del Caribe se mantendrán constantes, ya que, según el estudio, las matrices de generación de esrtas economías no experimentarán cambios sustanciales a lo largo del periodo de análisis. En parte debido a que en la mayoría de los casos no hay planes de expansión públicos que indiquen lo contrario.