El informe cuatrienal del Grupo de Evaluación Científica del Protocolo de Montreal relativo a las sustancias que agotan la capa de ozono confirma que la eliminación progresiva de casi todas las sustancias prohibidas que la dañaban consiguió proteger a este escudo protector del planeta, lo cual permitió una notable recuperación en la estratosfera superior y una disminución de la exposición humana a los perjudiciales rayos ultravioleta del sol.
De mantenerse las políticas actuales, se espera que la capa de ozono recupere los valores de 1980 (antes de la aparición del agujero) aproximadamente hacia 2066 en la Antártida, en 2045 en el Ártico y alrededor de 2040 en el resto del mundo. El restablecimiento de este escudo protector del planeta ayudará a evitar hasta un 0,5 °C el calentamiento global.
Los científicos indican, asimismo, que las variaciones en el tamaño del agujero de ozono antártico, especialmente entre 2019 y 2021, se debieron en gran medida a las condiciones meteorológicas. No obstante, hay que resaltar que desde el año 2000 fue mejorando lentamente la superficie y profundidad del agujero.
"Nunca se destacará de modo suficiente el impacto que ha tenido el Protocolo de Montreal en la mitigación del cambio climático. En los últimos 35 años, se ha convertido en un verdadero defensor del medio ambiente", declaró la secretaria ejecutiva de la Secretaría del Ozono del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, Meg Seki.
Lo que puede y debe hacerse
El décimo informe del Grupo de Evaluación Científica confirma la repercusión positiva del Tratado en el clima. Como ejemplo, la Enmienda de Kigali al Protocolo de Montreal, un acuerdo adicional alcanzado en 2016 que exige la reducción progresiva de la producción y el uso de algunos hidrofluorocarbonos. Estas sustancias sintéticas no agotan directamente el ozono, pero son potentes gases de efecto invernadero.
Según las pesquisas del Grupo, la Enmienda debería evitar el calentamiento global entre 0,3 y 0,5 °C de aquí a 2100 (aunque no incluye la contribución de las emisiones de HFC-23, un potente gas de efecto invernadero).
“Las medidas adoptadas en relación con el ozono sientan un precedente para la acción climática. El éxito obtenido gracias a la eliminación progresiva de las sustancias químicas que destruyen la capa de ozono nos muestra lo que puede y debe hacerse ―con carácter de urgencia― para abandonar los combustibles fósiles, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y limitar, por lo tanto, el aumento de las temperaturas”, dijo el secretario general de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), Petteri Taalas.
La última evaluación se basa en amplios estudios, investigaciones y datos recopilados por un gran grupo internacional de expertos, muchos de ellos de la OMM, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA), la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) y la Comisión Europea.