Desde 2015, los bosques tropicales del mundo pueden observarse regularmente con un intervalo sin precedentes de 6 a 12 días gracias a la misión Copernicus Sentinel-1. Ahora, el proyecto Sentinel-1 for Science Amazonas de la ESA muestra que los ecosistemas forestales están experimentando rápidamente los efectos del cambio climático, por lo que cada vez es más urgente llevar a cabo una vigilancia forestal oportuna.
Copernicus Sentinel-1 se nutre de millones de gigabytes de datos de radar, adquiridos tanto de día como de noche e independientemente de la nubosidad, la bruma, el humo o los aerosoles, lo que permite vigilar la deforestación y la degradación de los bosques al menos cada dos semanas, según indica la ESA en un comunicado. Pero faltaba encontrar métodos adecuados para extraer indicadores significativos de la pérdida de bosques a partir de esa enorme cantidad de datos de radar entrantes.
Eso es lo que ha hecho Sentinel-1 for Science Amazonas: presentar un método sencillo y transparente de utilizar las imágenes de radar del satélite Sentinel-1 para estimar la pérdida de bosques, basado en un diseño de cubo de datos espacio-temporal, conocido como StatCubes. Este diseño permite, de manera sencilla, organizar y visualizar cualquier tipo de datos con múltiples dimensiones, algunas de ellas asociadas al espacio y al tiempo, que pueden ayudar a comprender patrones y tendencias que, de otro modo, podrían no ser evidentes.
Gracias a ello, los científicos disponen ahora de un análisis dinámico de la deforestación en la cuenca del Amazonas. En concreto, han detectado una pérdida forestal de más de 5,2 millones de hectáreas entre 2017 y 2021, con 2021 como el peor año en Brasil, lo que equivale aproximadamente al tamaño de Costa Rica.
La buena noticia es que la ESA puede ya hacer un seguimiento de estas pérdidas e informar sobre ellas de forma transparente y coherente cada 12 días a partir de ahora; y con ello, ofrecer una información determinante en la conservación de los bosques, que desempeñan un papel muy importante en la compensación de las emisiones antropogénicas de combustibles fósiles.