El organismo internacional, en su informe anual sobre el sector de las energías renovables, subraya que la regulación actual permite a los países miembros de la Unión definir sus propios topes de precios así como mecanismos de recuperación de beneficios o ingresos, en función de las condiciones nacionales. En el caso del Gobierno español, se ha mantenido en su propuesta inicial de aplicar el gravamen sobre los ingresos, y no sobre los beneficios, aunque sí se han incluido modificaciones para que el impuesto no afecte a aquellos ingresos donde el suministro sea a precio regulado, o se exoneren los ingresos regulados de las redes de transporte y distribución de electricidad y gas natural, entre otros.
Por otro lado, la AIE destaca el diferente comportamiento observado entre la evolución de los ingresos y beneficios de las principales empresas del sector energético europeo, donde no todas las empresas han experimentado fuertes incrementos de beneficios al tener que hacer frente también a incrementos de costes sustanciales.
A este respecto, la Agencia señala que los estados financieros de las grandes eléctricas europeas indican mayores ingresos como resultado de los altos precios de los combustibles fósiles y la electricidad en la primera mitad de 2022 en comparación con el mismo período en 2021, aunque añade que, a diferencia de las grandes empresas de petróleo y gas, "mayores ingresos para las utilities europeas no siempre se han traducido en ganancias en los últimos meses, porque las utilities tienen perfiles de negocios diversos, lo que les facilita el compensar las pérdidas en un segmento de negocios con las ganancias de otro".
El riesgo de hacer menos atractiva la inversión
Por ello, la Agencia insiste en que las medidas regulatorias tomadas por distintos gobiernos hacen menos atractiva la inversión en energías renovables, ya que, además de los desafíos específicos de la tecnología que impiden una expansión más rápida de energías renovables, "protegiendo a los consumidores vulnerables a través de las intervenciones de mercado (como los límites máximos del mercado mayoristas y los impuestos a las ganancias extraordinarias) afectan las inversiones en energías renovables en los próximos meses".
El diagnóstico no acaba de encajar con la visión de algunos actores del sector, como la poderosa asociación de la industria eólica europea, WindEurope, que hace solo unos meses publicaba su informe anual sobre Tendencias de la Financiación y la Inversión.
Según los datos recogidos en él por la patronal eólica, Europa invirtió el año pasado más de 41.000 millones de euros (M€) en nuevos parques eólicos, a razón de más de 110 M€ cada día, y, además, "la confianza del sector -dice literalmente el informe- se mantiene elevada" (investor confidence in wind energy remains high). El caso de la fotovoltaica en España también parece contradecir la tesis AIE. España nunca instaló tanta potencia FV en un año como la que ha instalado en 2021 y, según todas las previsiones, este año volverá a fijar nuevo top histórico.
La Agencia Internacional de la Energía destaca por otro lado otros dos riesgos que asegura vislumbra para la transición energética a las energías renovables: (1) los debates en el seno de la Unión Europea sobre el futuro diseño del mercado de la electricidad (las reformas que se adopten -insiste AIE- se deben preparar "de forma cuidadosa y transparente, involucrando a todos los partes interesadas (...), pues el fracaso en este sentido podría aumentar la incertidumbre de los inversores y ralentizar expansión"); y (2) el crecimiento en la instalación de nueva capacidad y la transición pueden verse entorpecidos por el cuello de botella de la obtención de permisos para la puesta en funcionamiento de los proyectos renovables y la necesidad de redes más robustas.
Pese a todos los riesgos que amenazarían al sector, la Agencia Internacional de la Energía reconoce en su informe que la crisis energética mundial está impulsando una fuerte aceleración en las instalaciones de energía renovable, con un crecimiento de la capacidad total en todo el mundo que casi se duplicará en los próximos cinco años.
La energía renovable va camino de superar al carbón como la mayor fuente de generación de electricidad para 2025.
Además, considera que las preocupaciones sobre la seguridad energética causadas por la invasión rusa de Ucrania han motivado a los países a recurrir cada vez más a las energías renovables, como la solar y la eólica, para reducir la dependencia de los combustibles fósiles importados, cuyos precios se han disparado drásticamente.