La AIE lo tiene muy claro, y por eso lo cuenta (y lo cuantifica) en su World Energy Outlook 2011: "las subvenciones que fomentan el derroche de combustibles fósiles [carbón, petróleo y gas] han superado los 400.000 millones de dólares". Eso sí, la Agencia deja lugar a la esperanza: la proporción de las energías renovables no hidráulicas en la generación de electricidad pasará del 3% en 2009 al 15% en 2035, "respaldada por subvenciones anuales que alcanzarán los 180.000 millones de dólares", o sea, que las renovables recibirán en el futuro más ayuda que hoy. Eso sí, y en todo caso, mucho menos dinero en el futuro (180.000 millones) que el que reciben ya hoy, en tiempo presente, los combustibles más contaminantes (400.000).
La Edad de los Gases
A pesar del incremento del peso de las renovables en la cesta eléctrica, el combustible estrella en el corto-medio plazo es el gas natural, combustible fósil emisor de gases de efecto invernadero que se enfrenta a su Edad de Oro, según la Agencia Internacional de la Energía: "tanto del lado de la demanda como de la oferta, diferentes factores indican un brillante futuro, e incluso una edad de oro del gas natural”, una edad dorada que ese gas habrá de compartir con otro gas, el CO2. Y es que, según la AIE, en lo que se refiere a la lucha contra las emisiones de gases de efecto invernadero, gases que incrementan la temperatura del planeta, "se observan pasos en la dirección acertada, pero se está cerrando la puerta de los 2 °C", umbral a partir del cual los científicos del Panel Intergubernamental de Cambio Climático de Naciones Unidas señalan "consecuencias imprevisibles".
Será más caro arreglar mañana los daños ocasionados por el cambio climático que apostar hoy por las energías limpias
Entre las conclusiones que extrae la AIE de su estudio, una es especialmente destacable: "no podemos permitirnos diferir la actuación adicional necesaria para afrontar el cambio climático si se pretende alcanzar a un coste razonable el objetivo a largo plazo de limitar la elevación de la temperatura media mundial a 2 °C". Diferir la actuación presente constituye así, y según la AIE, "un error en términos económicos: por cada dólar no invertido en el sector eléctrico antes de 2020, será preciso gastar 4,3 dólares más tras 2020 a fin de compensar el aumento de las emisiones". La AIE se define como "un organismo autónomo, creado en noviembre de 1974: su mandato original tenía, y sigue teniendo, una doble vertiente: promover la seguridad energética entre sus países miembros mediante una respuesta colectiva a las interrupciones materiales del suministro de petróleo, e investigar y analizar fiablemente las posibilidades de garantizar una energía segura, asequible y limpia a sus 28 países miembros y a terceros".
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World Energy Outlook 2011