La AIE subraya en el informe –Global Energy Review 2021– que los escenarios de neutralidad climática deben centrarse en acciones inmediatas, no en objetivos para 2050. Esto significa reducir la producción actual de combustibles fósiles y detener la exploración, algo que ninguno de los principales actores del sector petrolero se ha comprometido a hacer.
Fuentres del sector renovable recuerdan que empresas como Shell han sugerido la creación de sumideros de carbono del tamaño de Brasil para justificar la continua expansión y producción de petróleo y gas. BP también apuesta por aumentos gigantescos en la producción de gas y GNL en los próximos años, mientras que otras compañías han comenzado a hacer "afirmaciones engañosas" sobre el comercio de petróleo y gas "neutro en carbono", escudándose en la opacidad de los insuficientes sistemas actuales de medición del carbono.
De acuerdo con las mismas fuentes, "un escenario de cero neto creíble debe relegar el uso de la captura y almacenamiento de carbono, una tecnología acosada por los altos costes y los falsos comienzos en los últimos 20 años, únicamente a las industrias difíciles de reducir y no planificar sobre la base de un potencial no probado".
Sin embargo, muchas empresas petroleras y de gas "están apostando fuerte e irresponsablemente por el progreso de la CAC en los próximos años. Esto les permite justificar la continua expansión de la producción de petróleo y gas" y nos aboca a "correr el riesgo de encerrar al mundo en el uso de combustibles fósiles si las apuestas descabelladas sobre el progreso de la CAC no llegan a buen puerto".
Más renovables
La economía mundial puede funcionar en gran medida con energías renovables, como reconoce la AIE en su informe, de manera que todo el sector eléctrico esté descarbonizado para 2035 en la OCDE y para 2040 en los países no pertenecientes a la OCDE. Este crecimiento continuado del sector supondría una menor necesidad de tecnologías no probadas, como la captura y almacenamiento de carbono, o de otras como la bioenergía, "que tiene el potencial de causar conflictos por la tierra e inseguridad alimentaria y puede no ser neutra en carbono", de acuerdo con organizaciones ambientalistas.
"Es alentador ver que el nuevo informe de la AIE reconoce explícitamente la necesidad de una transformación radical del sistema energético, utilizando un objetivo de cero neto para 2045 para los países desarrollados, y globalmente 2050, con un fin crítico de los nuevos campos de petróleo y gas ahora", destaca Gail Whiteman, profesora de la Escuela de Negocios de la Universidad de Exeter. "Sin embargo, este mismo día, Shell celebra su asamblea general anual y ofrece una opción mucho menos factible en el escenario Shell 1.5C Sky, que sigue confiando de forma poco realista en las tecnologías de emisiones negativas y en las compensaciones masivas, y totalmente irreales, a través de la plantación de árboles que requieren un nuevo bosque del tamaño de Brasil".
De acuerdo con la analista, "este tipo de desconexión es confusa y francamente peligrosa. No podemos tener grandes empresas energéticas que no estén en sintonía con el pensamiento científico. Para que el camino hacia el 1,5º C se logre, el mundo tendrá que dejar de creer en unicornios y escuchar y actuar según la ciencia".
El nuevo informe de la AIE "es una señal de alarma para que los gobiernos de todo el mundo se den cuenta de que no pueden seguir arrastrando los pies y que tienen que tomarse en serio el despliegue de las energías renovables. La escala de aumento de la energía eólica necesaria para lograr el cero neto en 2050 es enorme y no puede exagerarse. Cada año hasta 2030 necesitamos construir 390 GW de energía eólica. En la actualidad, sólo estamos instalando 90 GW anuales y en muchos países la baraja sigue estando en contra de las energías renovables", dice, por su parte, Joyce Lee, responsable de política y proyectos del Consejo Mundial de la Energía Eólica (GWEC),
"Para hacer frente a este reto, la acción de los gobiernos debe ser urgente y centrada. No debemos distraernos con tecnologías emergentes, cuando es innegable que la mayoría de las reducciones de emisiones provendrán del desplazamiento de los combustibles fósiles por la eólica y la solar, que ya están maduras, son asequibles y están listas para ser desplegadas en todo el mundo. Acogemos con satisfacción el llamamiento de la AIE para evitar nuevas inversiones en yacimientos de petróleo y gas y en minas de carbón. Pero los objetivos establecidos en el informe no significan nada a menos que los gobiernos tomen medidas para aumentar la energía eólica en todo el mundo", concluye.
En estos momentos, sólo el 0,5% de la capacidad de renovables instalada es propiedad de las petroleras o está contratada por ellas.