El nuevo WEO, publicado la semana pasada, llega un mes antes de lo habitual. La razón es que tiene como objetivo ser un referentel para la Cumbre del Clima de Glasgow (COP26), que ofrece una última y decisiva oportunidad para que los gobiernos aceleren su acción climática. Y como la AIE quiere que este análisis esté ampliamente disponible en el período previo a la cumbre, el WEO de este año se puede consultar online, de manera gratuita, por todo el mundo.
Nueva economía energética mundial
El informe ofrece un panorama detallado de cuánto y cómo han avanzado los países en su transición hacia la energía limpia, y de lo que les queda por recorrer. Su conclusión es que está surgiendo una nueva economía energética mundial, pero también que tendrá que tomar forma mucho más rápidamente para evitar los graves impactos de un clima cambiante.
El escenario basado en las políticas actuales para frenar el calentamiento global (STEPS) muestra que la demanda de combustibles fósiles se ralentiza hasta alcanzar la meseta en la década de 2030 y luego disminuye ligeramente en 2050. Además, casi todo el crecimiento neto de la demanda energética procede de fuentes de bajas emisiones. Pero estas actuaciones son del todo insuficientes: el aumento de la temperatura media global en este escenario supera los 1,5°C en torno a 2030 y seguiría subiendo hasta alcanzar los 2,6 °C en 2100.
En el escenario basado en los compromisos anunciados (APS) de emisiones netas cero y las Contribuciones Nacionales mejoradas, la AIE dice que si estos compromisos se aplican en su totalidad, el aumento de la temperatura quedaría en unos 2,1 °C para el año 2100 y la demanda de petróleo alcanzaría su punto máximo poco después de 2025. En este escenario, las emisiones se reducen alrededor de un tercio en las economías avanzadas para 2030, pero aumentan algo más del 10% en los mercados emergentes y en desarrollo, con el consiguiente riesgo de que surja un mundo de dos velocidades.
Un mundo, advierten los autores del informe, "en el que un enfoque estrecho en la consecución de los compromisos nacionales de cero emisiones en algunos países va acompañado de esfuerzos limitados para dar prioridad a las reducciones de emisiones en otros, y se preste poca atención a los desbordamientos tecnológicos o a las posibilidades de trabajar en asociación". Alcanzar "la relativa seguridad de las emisiones cero netas en 2050" depende, en gran medida, "de que todos los gobiernos trabajen juntos de forma eficaz y mutuamente beneficiosa", añaden. l
El mejor escenario
En el escenario de Emisiones Netas Cero (NZE), además del CO2 se producen rápidas reducciones de todas las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), com las de metano. El aumento de la temperatura alcanza un nivel máximo de algo más de 1,5 °C alrededor de 2050. A continuación, la temperatura empieza a descender lentamente como consecuencia de la reducción continuada de las emisiones que no son de CO2, y en 2100 el aumento de la temperatura ha caído a unos 1,4 °C.
En el escenario anterior a este, el de Desarrollo Sostenible (SDS), las emisiones de CO2 se reducen a cero en torno a 2070 y se producen rápidas reducciones de las restantes. El nivel de 1,5 °C se supera a principios de la década de 2030 y el aumento de la temperatura alcanza un máximo de algo menos de 1,7 °C en torno a 2050, de manera que este escenerario cumple con el objetivo de "mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de los 2 °C". Pero solo el escenario NZE está en consonancia con el objetivo del Acuerdo de París de "proseguir los esfuerzos para limitar el aumento de la temperatura a 1,5 °C".
Desde la AIE subrayan que para hacer posible este logro, resulta imprescindible actuar en cuatro áreas clave: impulso masivo a la electrificación limpia; renovar el enfoque sobre la eficiencia energética para aprovechar todo su potencial; unificar esfuerzos para evitar las fugas de las operaciones de los combustibles fósiles; e impulsar la innovación en la energía limpia.
Consecuencias para los ecosistemas y el bienestar humano
El informe recuerda que estos distintos escenarios tienen un grado de impacto muy distinto en los ecosistemas globales y en el bienestar humano. Cuanto mayor sea el aumento de la temperatura, mayor será el riesgo de que se produzcan fenómenos meteorológicos graves, como el calor extremo, la sequía, las inundaciones fluviales y costeras y la pérdida de cosechas. De hecho, durante la última década, con un aumento medio de la temperatura de 1,1 °C por encima de los niveles preindustriales, los episodios de calor extremo han sido casi tres veces más frecuentes que en la época preindustrial.
Según el WEO2021, el escenario basado en las políticas actuales (STEPS) haría que, en torno a 2050, se produjera un aumento del 100% en la frecuencia de los eventos de calor extremo en comparación con la actualidad y éstos serían alrededor de un 120% más intensos; también habría un aumento del 40% en las sequías ecológicas, que además serían alrededor de un 100% más intensas. En el escenario de cero emisiones netas (NZE), el aumento de la frecuencia de los fenómenos de calor extremo sería menor, en torno al 45%, y las sequías ecológicas un 20% menos frecuentes.
En 2100, a medida que las trayectorias de temperatura de los escenarios divergen, las diferencias en la frecuencia e intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos serían aún más marcadas. En el escenario STEP, el aumento de la temperatura podría incluso superar los 3,5 °C a finales de siglo. Esto provocaría un aumento del 80-130% en la frecuencia de las sequías ecológicas y que su intesnidad fuera entre el doble y el triple. Habría, además, el doble de precipitaciones extremas que ahora y serían de tres a cuatro veces más intensas.
El riesgo de colapso de la capa de hielo y las interrupciones de las corrientes de circulación oceánica también serían sustancialmente mayores. Esto, a su vez, podría desenadenar cambios irreversibles en el permafrost, los bosques boreales y la selva amazónica, acelerando aún más el calentamiento global y todos sus impactos.