"Los gobiernos se enfrentan a la difícil tarea de controlar la emergencia sanitaria y al mismo tiempo introducir medidas importantes de estímulo y recuperación. La crisis ha puesto de manifiesto vulnerabilidades profundamente arraigadas del sistema actual. El informe de IRENA muestra las vías para reconstruir economías más sostenibles, equitativas y resilientes mediante la coordinación de esfuerzos de recuperación a corto plazo con los objetivos a medio y largo plazo del Acuerdo de París y la Agenda de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible", ha declarado el director general de IRENA, Francesco La Camera.
Esos beneficios de descarbonizar la economía son tratados con detalle en Energy Transformation 2050 , en el que el organismo internacional analiza vías para reducir las emisiones mundiales de CO2 como mínimo en un 70 por ciento para 2050, junto con los marcos políticos requeridos y las estrategias de inversión necesarias para lograrlo. En síntesis, los principales beneficios de acometer la descarbonización son los siguientes:
• Creación de millones de empleos. El impulso de las inversiones en energías renovables permitiría contar con 42 millones de puestos de trabajo en el sector, en todo el mundo, para 2050, cuatro veces más que en la actualidad. Este plan de inversiones generaría siete millones más de empleos que de seguir la trayectoria actual, incluso teniendo en cuenta las pérdidas de empleos en el sector de los combustibles fósiles.
• En el ámbito de la eficiencia energética, el empleo se expandiría a 21 millones, y se agregarían otro 15 millones de puestos de trabajo en flexibilidad del sistema.
• Crecimiento del PIB. La transformación del sistema energético aumentaría el PIB mundial en 98 billones de dólares adicionales para 2050, logrando a mediados de siglo un crecimiento del PIB un 2,4 por ciento mayor que el que se lograría con los planes actuales.
• Beneficios para la salud. La inversión en bajas emisiones de carbono crearía ahorros en los costes de la atención de la salud y el medio ambiente por un valor ocho veces mayor que el coste de las inversiones, como resultado de un menor impacto negativo en la salud y el medio ambiente.
• Reducción del riesgo climático. Las inversiones en energías renovables podrían reducir las emisiones mundiales de CO2 relacionadas con la energía en al menos un 70 por ciento para 2050, poniendo los objetivos del Acuerdo de París más al alcance de la mano.
De acuerdo con IRENA, con una inversión total en materia energética de hasta 130 billones de dólares, la descarbonización sería aún más profunda y los beneficios socioeconómicos, enormes. Con esa inversión se podrían alcanzar las cero emisiones netas. Para ello, habría que centrarse también en el hidrógeno verde y la electrificación de uso final ampliada a fin de reducir las emisiones de la industria pesada y los sectores difíciles de descarbonizar.
El informe muestra, en cualquier caso, que la inversión en actividades con bajas emisiones se amortizaría con creces, con un ahorro ocho veces superior a los costos, si se tiene en cuenta la reducción de las externalidades ambientales y sanitarias.
Datos por regiones
El informe también examina las rutas de transición energética y socioeconómica en 10 regiones del mundo e indica que, pese a la diversidad de rutas, se espera que todas las regiones registren mayores cuotas de uso de la energía renovable.
Tanto el Sudeste Asiático, como América Latina, la Unión Europea y África Subsahariana reúnen las condiciones para alcanzar cuotas de entre el 70 y 80 por ciento de sus fuentes de energía combinadas para el 2050, de acuerdo con el informe. IRENA espera, asimismo, un incremento generalizado de la electrificación de usos finales, como la calefacción y el transporte, superándose el 50 por ciento en Asia Oriental, América del Norte y gran parte de Europa. Además, todas las regiones mejorarían considerablemente su bienestar y registrarían aumentos netos de empleo en el sector energético, a pesar de las pérdidas en los combustibles fósiles.
Estos son algunos de los números recogidos en las diez hojas de ruta, siempre con el año 2050 como referencia:
• La proyección para Asia Oriental es que, con el escenario de inversión adecuado, tenga 15 millones de empleos en energía renovable para esa fecha y que el PIB aumente en la zona en más de 500 dólares por persona por año.
• En el sudeste asiático se estima que habrá 6,7 millones de empleos relacionados con las renovables y que el PIB crezca en más de 250 dólares por persona al año.
• En la Unión Europea, siempre con las inversiones adecuadas en energías renovables, el PIB aumentará en casi 3.000 dólares por persona al año y se crearán 2,7 millones de puestos de trabajo.
• En todas las demás regiones del globo también se producirán ganancias, si bien el PIB de Oceanía disminuiría en alrededor de 300 dólares por persona al año para 2050 y en Oriente Medio y África del Norte disminuiría en alrededor de 160 dólares por persona al año.
La recuperación solo puede hacerse en clave verde
El CEO de Iberdrola, Ignacio Galán (una de las personas que ya se han pronunciado sobre el estudio de IRENA), considera que "una recuperación verde es esencial para salir de la crisis de Covid-19. El mundo se beneficiará económica, ambiental y socialmente sí se centra en la energía limpia. Iberdrola seguirá invirtiendo miles de millones en energías renovables, así como en las redes e instalaciones de almacenamiento necesarias para integrarlas, creando puestos de trabajo e impulsando la reindustrialización. Alinear los paquetes de estímulo económico y de políticas con los objetivos climáticos es crucial para una economía viable y saludable a largo plazo".
Hay muchas más citas de personas destacadas de la economía mundial que acompañan este informe de IRENA, pero toda ellas apuntan en la misma línea: el mundo necesita una dirección clara de hacia dónde debe ir la inversión masiva necesaria para la recuperación económica en la economía real. Y el Global Renewables Outlook 2020 de IRENA orienta sobre cómo lograrlo, demostrando que la acción climática basada en las energías renovables no es una carga económica, sino todo lo contrario, al crear millones de nuevos puestos de trabajo y un suministro de energía más limpio y rentable que el sistema de energía fósil-nuclear.
Al mismo tiempo, la expansión de las energías renovables va en beneficio de la salud mundial y podría ayudar a evitar, en gran medida, los siete millones de muertes prematuras por año relacionadas con la contaminación del aire. "Depende ahora de los gobiernos del mundo absorber la caída de los precios del petróleo causada por la pandemia del COVID-19, y el colapso de la economía fósil relacionado con ella, con un programa de renovación económica que también gestione la crisis climática mediante la implementación de energías 100% renovables", concluyen desde IRENA.