La participación y apropiación por parte de los ciudadanos o miembros de una comunidad definida en un proyecto de energía renovable crea un valor socioeconómico local y ayuda a fomentar actitudes más positivas hacia las energías renovables. Esto, a su vez, aumenta el apoyo de los ciudadanos a la transición energética, lo que contribuye a acelerar una transición justa e inclusiva.
Este es el punto de partida del grupo de trabajo, que tras analizar iniciativas de comunidades eenergéticas de todo el mundo, ha seleccionado 11 como ejemplo de "mejores prácticas". A partir del estudio de estos casos, el grupo ha elaborado una lista con preguntas clave en cada una de las siete dimensiones que considera que hay que tener en cuenta para ayudar a las comunidades energéticas a identificasr sus necesidades y a desarrollor con éxito sus proyectos.
Las siete dimensiones identificadas por IRENA son las sigueintes: Ubicación y entorno político; Tecnología; Propiedad y gobernanza; Financiación; Impactos socioeconómicos; Consideraciones culturales; y Consideraciones de género. En cuanto a las preguntas, estos son algunos ejemplos de ellas:
• ¿Existen políticas y programas gubernamentales que apoyen la energía comunitaria? (dimensión Ubicación y entorno político)
• ¿Cuál es el potencial de recursos renovables en la zona y dónde se ubicará el proyecto? (dimensión Tecnología)
• ¿Qué responsabilidad tendrá la comunidad y cómo se gobernará la iniciativa? (dimensión Propiedad y gobernanza)
• ¿Cuál es la capacidad de la comunidad para contribuir financieramente a la iniciativa? (dimensión Financiación)
• ¿Cómo se distribuirán los beneficios entre los miembros de la comunidad? (dimensión impactos socieconómicos)
• ¿Cuáles son los valores y prácticas fundamentales de la comunidad? (dimensión Cultura)
• ¿Hay suficiente conciencia de los desequilibrios de género en la comunidad y soluciones para abordarlos? (dimensión Género)
Casos que inspiran
Entre los 11 casos que el grupo de trabajo de IRENA ha seleccionado como más "inspiradores" figura la cooperativa española Som Energía, de la que destaca lo siguiente: "Iniciativas como Generacion kWh han conducido a que Som Energia haya superado las barreras políticas, desarrollando formas innovadoras para que sus miembros financien proyectos de energías renovables". La Agencia destaca, asimismo, que se trata de la mayor cooperativa de energía renovable sin ánimo de lucro de España, que ya suministra electricidad limpia a 125 000 clientes.
Otro de los casos que IRENA incluye en su nuevo libro blando es el de las minirredes fotovoltaicas instaladas en dos pueblos del norte de Nigeria, que han permitido a los agricultores locales disponer de secadores solares para procesar sus productos. Con el añadido de que son las mujeres de la zona las que supervisan los secadores, lo que les proporciona unos ingresos mensuales y la oportunidad de adquirir nuevas competencias. O, por citar una comunidad energética que no tiene a la solar como protagonista, la central minihidráulica de Tulila, en Tanzania, impulsada por un colectivo religioso y que proporciona a los hogares acceso a la luz y al agua, apoya los servicios médicos servicios médicos esenciales y alimenta las máquinas de los cultivos agrarios.