Este es el anuncio más amplio de desinversión de combustibles fósiles realizando por parte de un grupo interreligioso. Proviene de instituciones metodistas, anglicanas, católicas y budistas, de Argentina, Australia, Bangladesh, Brasil, Colombia, Ecuador, Indonesia, Irlanda, Italia, Kenia, Myanmar, España, Reino Unido y Estados Unidos. Todas ellas instan a los gobiernos de todo el mundo a que inviertan significativamente en la recuperación económica, pensando a largo plazo y enfocándose en una recuperación baja en emisiones y justa.
La participación de los católicos es especialmente destacable. En el último mes, 21 organizaciones católicas con 40.000 millones de dólares en activos bajo gestión se comprometieron a invertir en empresas que estén alineadas con sus valores firmando el Compromiso Católico de Inversión de Impacto.
En su misiva, los líderes firmantes alertan de que la reciente caída de los precios mundiales del petróleo muestra que los riesgos económicos de la dependencia de los combustibles fósiles están aumentando significativamente. Y añaden que las inversiones en energías renovables son más baratas que las nuevas inversiones en carbón en todos los principales mercados actuales. A principios de este mes, un nuevo informe de Operation Noah mostró que ninguna de las principales compañías petroleras cumple con los objetivos del Acuerdo de París.
Esta masiva petición se suma a la creciente presión por parte de multitud de organizaciones sobre los gobiernos de todo el mundo para que adopten políticas que conduzcan a una recuperación sostenible y resistente, pero son las comunidades religiosas las que han aportado el mayor número de compromisos de desinverión, con más de 350 en un total mundial de más de 1.400. Algunos líderes como el Papa Francisco han sido particularmente elocuentes en cuanto a la crisis actual, afirmando que esta pandemia es una de las "respuestas de la naturaleza" a los seres humanos que ignoran la crisis ecológica. De hecho, la crisis ecológica ha sido el centro de varios de sus mensajes, comenzando con su encíclica Laudato Si de hace cinco años. El año pasado llamó al cambio climático el "desafío de la civilización" e instó a los líderes a tomar medidas drásticas.