Casi con seguridad, la declaración más importante del triunfador de los comicios de ayer en el terreno de las renovables -en cuanto a precisiones- la hizo en octubre del año pasado, en ocasión de su visita a las instalaciones del parque fotovoltaico Cañada Honda, en la provincia de San Juan. En esa oportunidad, Macri dijo: “El objetivo para 2025 debe ser alcanzar el 20% de energía eléctrica renovable y para eso necesitamos una nueva ley, con mecanismos de promoción transparentes y sencillos que promuevan la enorme cantidad de inversiones que esperan condiciones adecuadas en el país”.
Como se recordará, en septiembre pasado se modificó la Ley 26.190 (Régimen de Fomento Nacional para el Uso de Fuentes Renovables de Energía), aprobada en su momento en 2006, y que originalmente establecía el objetivo de alcanzar el 8% al 31 de diciembre de 2016. La Ley 27.191 (Modificaciones a la ley 26.190. Régimen de Fomento Nacional para el uso de Fuentes Renovables de Energía destinada a la producción de Energía Eléctrica) votada pocos meses atrás estira ese objetivo para un año después, e introduce un objetivo de largo plazo: alcanzar una contribución del 20% al 31 de diciembre de 2025 (segunda etapa). Debe aclararse que en la actualidad las renovables –sin contar la hidroeléctrica- no llegan al 2% de la matriz.
Así, puede asegurarse que el próximo presidente parece estar en línea con lo más cercano que puede definirse en Argentina a una Política de Estado.
Plataforma electoral
Vale detenerse en cuáles son las líneas programáticas en cuestiones de política energética que presenta PRO, el partido que lidera Mauricio Macri, integrado en la triunfadora alianza Cambiemos:
“Cuidaremos los recursos naturales y energéticos. En los últimos diez años, Argentina dejó de ser autosuficiente en energía por políticas públicas erróneas. Ahora, con la nueva oportunidad presentada por los recursos no convencionales y la potencialidad que aún tienen los recursos tradicionales, deberá reordenarse la institucionalidad del sector y generar confianza para permitir el crecimiento de las inversiones, sobre todo en upstream, pero también en el downstream petrolero y en generación eléctrica. La inversión pública y privada en transporte y distribución eléctrica tiene como objetivo recuperar el autoabastecimiento perdido y rebalancear la matriz eléctrica.
“Nuestro proyecto tiene como meta a 2030 una reducción de la participación de la energía térmica de 66% a 46%, una mayor diversificación de la matriz energética con un fuerte aumento de fuentes renovables.
En este apartado también puede sumarse la declaración de principios en ese campo que daba el entonces candidato en octubre pasado al diario Infobae, y en el que se incluía alguna idea sobre el autoconsumo:
“Hacia el final del mandato 2019/20 vamos a lograr que la participación de este tipo de energías en la generación eléctrica sea del 10% (esto equivaldría a unos 4.000 MW de potencia eólica), con una segunda etapa del 20% al 2025. Por otro lado, a pequeña escala, nuestro gobierno impulsará la aplicación de las energías renovables de forma distribuida, generando energía del lado de la demanda. Para ello es necesario actualizar la legislación vigente para que, a nivel nacional, los usuarios puedan inyectar la energía renovable que generan domésticamente a la red.
Al respecto, vale citar que los actuales senadores Diego Santilli y Gabriela Michetti, electos vicejefe de gobierno de la Ciudad de Buenos y vicepresidente de Gobierno respectivamente, a fines del año pasado presentaron bajo el Expediente 3624/14 un proyecto de ley para crear “un sistema federal de generadores particulares mediante el sistema de inyección de energías renovables”, es decir una propuesta de balance neto.
Asesor ministrable
Se dice mucho que habrá un ministerio de Energía, a diferencia del rango de Secretaría que tiene hoy en día, aunque no queda claro si será en solitario o tal vez compartido o con Minas, o con Infraestructura. En cualquier caso, el nombre que más suena para dirigir esa cartera es Juan José Aranguren, hasta junio pasado presidente de la petrolera Shell Argentina, quien, aunque a priori pueda despertar algún resquemor sobre su voluntad de darle prioridad a las renovables, un par de meses atrás fijó una postura interesante al menos sobre la eólica.
“Habiendo identificado el mapa eólico de la Argentina, el tiempo que lleva invertir para poder tener un desarrollo de energía eólica es más corto que lo que puede ser explotando Vaca Muerta, que requiere un alto nivel de inversión. Hoy por hoy, la diversificación de la matriz ya no es un objetivo deseable. Es una necesidad”, dijo al diario Clarín.
Vaca Muerta es una formación de shale o petróleo de esquisto, situado en una cuenca que abarca zonas de las provincias de Neuquén, Río Negro y Mendoza, en la que YPF asegura producir entre 44.000 y 45.000 barriles equivalentes de crudo por día.
Aranguren también afirmó que el subsidio que recibe “la energía renovable es menor que aquel que recibe la quema de hidrocarburos líquidos para generar energía eléctrica” y que es “más eficiente estar generando energía eólica que estar quemando viejas unidades hidrocarburo líquido, quemando gasoil importado o quemando fuel, como estamos haciendo hoy, en máquinas que son ineficientes”.
Además abrió la puerta para que se genere electricidad hogareña y se vuelque a la red los excedentes, pero habrá que esperar una definición en los precios de la energía.
Es que Aranguren, al mando de los equipos técnicos que trabajan sobre la política energética para Macri, se espera que en un primera etapa se dedique más a resolver cuestiones ligadas con la prestación de servicios públicos, como el gas y la electricidad, en donde existe una fuerte intervención estatal a la hora de subsidiarlos.
Por su parte, otro asesor en materia de energía del PRO, Emilio Apud, citado por el portal argentino Energía Estratégica, aseguró que respecto a la generación distribuida para fomentar las energías renovables, “es necesario mejorar la infraestructura invirtiendo en redes inteligentes; calculo que en dos o tres años se podría entusiasmar a la gente para instalar paneles solares en las casas; es toda una revolución que ya existe”.
YPF
El marco energético del país en la actualidad presenta algunas dificultades, entre ellas, la caída sistemática en la producción de hidrocarburos desde hace varios años -una tendencia que se inicia aún antes de la asunción de Néstor Kirchner como presidente en 2003-, un dato nada menor cuando se considera que la matriz energética argentina depende por estructura en más de un 85% de esas fuentes fósiles, lo que ha llevado a importar esos insumos. Es en este marco, se esté de acuerdo o no, en el que debe leerse la decisión del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner en 2012 de la expropiación de YPF, una empresa estatal hasta que fue privatizada en 1992, de manos de la española Repsol.
Al respecto, Macri, quien en su momento fue un duro opositor la reestatización de la petrolera, ya ha dicho días atrás que “todos queremos que YPF sea una empresa de mayoría estatal y que sea la líder estratégica de esta recuperación de la producción de gas y petróleo en la Argentina”.
“A la vez vamos a impulsar las energías renovables –agregó en esa oportunidad-: la eólica, la solar, la biomasa. Tenemos que desarrollar una matriz más equilibrada", y también aseguró que “de acá a diez años tenemos que proponernos estar en la vanguardia del mundo en términos de no caer todo en los fósil, que es muy contaminante”.
Jefe de la Ciudad
Finalmente, un tema que viene a cuento es lo que ha hecho Mauricio Macri en relación a las renovables en los ocho años que ha ejercido como jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, cargo que ocupa desde 2007 y que dejará el 10 de diciembre próximo para asumir la primera magistratura del país. Si bien en la mayor y más habitada ciudad del país no existe una legislación que permita a los usuarios particulares utilizar equipos de energía solar o eólicos para autoabastecerse e incluso volcar electricidad excedente a la red, sí se promulgó un régimen de incentivo para promover el uso de sistemas de captación de energía solar.
También mencionar que en junio de 2014 se inauguró en los techos de la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires un sistema fotovoltaico de 270 Wp de potencia para proveer de electricidad a las necesidades energéticas de ese edificio. Según se asegura, es la innovación tecnológica más grande aplicada a un edificio de la ciudad.
Otra acción relacionada con el espacio sustentable ha sido la colocación de un punto itinerante de recolección de materiales reciclables alimentado con paneles fotovoltaicos para cubrir el 100% de su consumo energético en 2012.
También debe destacarse el sistema de ciclovías desarrollado bajo su mandato, que cuenta con 140 kilómetros de extensión, 32 estaciones y 850 bicicletas gratuitas. Al respecto, un estudio danés situó a Buenos Aires en el puesto 14º entre 122 centros urbanos estudiados.
Reflexión final
No debe leerse todo lo anterior como un anticipo seguro de lo por venir, ni un absoluto convencimiento de las bondades del nuevo mandatario. Simplemente es una enumeración de cómo él y su espacio político se han ido relacionando con el sector de las renovables en su más amplia adscripción y cuáles son los compromisos que a partir de ahí ha ido asumiendo. Se verá en el futuro si queda espacio para la crítica o para el aplauso, e incluso para ambos.