Ignacio Galán afirmó, tras suscribir el acuerdo, que “el cambio climático y las políticas creadas para hacerle frente tienen una gran repercusión en los negocios, ya que supondrán un cambio esencial en los productos, servicios y modelos operativos”. Y añadió que “las compañías de éxito deben buscar activamente las nuevas oportunidades que ofrece la economía limpia. Iberdrola constituye el ejemplo perfecto del potencial del sector eléctrico y el MIT, universidad considerada una de las mejores incubadoras de ideas del mundo, es el socio idóneo para desarrollar las tecnologías y soluciones que permitan una transición hacia la energía limpia del futuro”
El acuerdo suscrito entre ambas entidades se centra en la innovación energética y medioambiental, la formación de empleados de la compañía y el desarrollo de las habilidades y aptitudes de los estudiantes en el ámbito del emprendimiento. Durante los cinco años de duración del acuerdo, las principales acciones a desarrollar girarán en torno a:
• Investigación de nuevas tecnologías y políticas: se realizará través de MIT Energy Initiative y tendrá como misión crear soluciones eficientes para hacer frente a las necesidades globales con el mínimo impacto ambiental y mitigando el cambio climático.
• 'Start-ups' y emprendimiento: Iberdrola amplía su participación en el Sandbox Innovation Fund Program, impulsado por el MIT. El programa -al que la compañía aportará 300.000 dólares- está abierto a toda la comunidad de alumnos del centro y pone en contacto a estudiantes cualificados con formación especializada y asesoramiento, y hasta 25.000 dólares en ayudas para desarrollar un proyecto innovador o iniciativa emprendedora.
Varios años de colaboración
Iberdrola ha colaborado históricamente con el prestigioso MIT en iniciativas relacionadas con la investigación. En ese contexto destaca la elaboración de un estudio sobre las claves de la empresa eléctrica del futuro, en el que también participó la Universidad Pontificia Comillas.
Bajo el lema Utility of the Future, dicho estudio presenta un escenario energético en evolución donde la descarbonización, las medidas para mitigar el cambio climático, las nuevas tecnologías, la digitalización y el avance en las energías renovables, así como el almacenamiento, van a seguir marcando cambios tanto en la regulación del sector como en el consumo, más flexible y eficiente, de la energía.