Greenpeace difundió ayer un comunicado en el que "celebra la solicitud de cierre de las tres centrales térmicas de carbón que opera Naturgy (antigua Gas Natural Fenosa) y demanda que se defina el año 2025 como fecha límite para el cierre de todas las centrales de carbón, puesto que este combustible es el principal responsable del cambio climático en el mundo". Se da la circunstancia de que, el pasado mes de noviembre, un equipo de activistas de Greenpeace pintó una imagen de grandes dimensiones "en la torre de refrigeración de la térmica más contaminante de Naturgy, Meirama en A Coruña para reclamar que existen alternativas sostenibles". Las otras dos plantas que cerrarán son la de La Robla (León) y Narcea, (Asturias). La organización ecologista espera que la tramitación de las solicitudes de cierre de todas las térmicas se haga con la mayor brevedad que sea posible.
El horizonte europeo
La responsable de la campaña de Cambio Climático de Greenpeace, Tatiana Nuño, lamenta en ese sentido la falta de previsión de empresas y administración: "en los últimos años -ha dicho Nuño-, las exigencias ambientales marcadas desde Europa están dando una señal clara hacia la desinversión en carbón y, sin embargo, la ausencia de planificación y transparencia tanto de las eléctricas como de los gobiernos ha hecho perder un tiempo muy valioso para garantizar la creación de nuevos empleos sostenibles”.
La activista de Greenpeace insiste en esa línea en que "es urgente que se defina un plan que incluya las fechas para el abandono de las energías sucias y peligrosas para que la transición energética sea justa, ordenada y conocida por todas las personas. Los anuncios de las eléctricas para el cierre de sus centrales -ha concluido- deben ir acompañados de planes para contribuir a la transición energética hacia un modelo 100% renovable y para la creación de nuevos empleos sostenibles con enfoque de género en las regiones afectadas”.