La organización ecologista y pacifista alerta sobre las consecuencias “de la creciente polarización social, la normalización del discurso de odio y la relativización de la simbología neonazi y la retórica fascista”. Frente a ella, Greenpeace considera “de suma importancia” mantener una política de “tolerancia cero”. La oenegé califica de “especialmente preocupante el notable empeoramiento de la convivencia en la capital”. En ese sentido, recuerda que, “en los últimos meses se han sucedido ataques a centros de menores, manifestaciones abiertamente racistas o antisemitas, y agresiones en la calle por parte de grupos de ultraderecha”. Para Greenpeace, “la actual degradación de la calidad democrática forma parte de una tendencia mundial que tiene su reflejo en la reducción de espacio de diálogo social y el incremento de actitudes, discursos y prácticas autoritarias que ponen en la diana a los colectivos más vulnerables o a las organizaciones de defensa de los derechos humanos”. Así, la organización ecologista llama a la reflexión a los responsables políticos “ante este grave retroceso en la convivencia democrática”, alerta sobre “las consecuencias de alimentar la polarización social y los discursos de odio” y enfatiza la necesidad de abordar "las causas estructurales del descontento social y la desafección política”.
La organización ha puesto el hecho en conocimiento de las autoridades.