Seis voluntarios de la organización ecologista están siguiendo en estos momentos en el Esperanza a una de las plataformas de perforación de Shell a través del Pacífico, y otros voluntarios se están movilizando en Seattle, donde la flota ártica de la compañía petrolera está atracada.
“Si no actuamos de inmediato, las plataformas de Shell estarán perforando en el Ártico en menos de 100 días. Si hay un vertido, el petróleo se derramará, contaminando las aguas del Ártico y su fauna y dañando a las comunidades costeras. Estas perforaciones suponen en realidad una amenaza para todo el planeta al acelerar el avance de un cambio climático catastrófico. Con el hielo marino en su mínimo histórico este año, es el momento de tomar medidas”, advierte Leila Deen, directora de la campaña sobre el Ártico de Greenpeace USA.
La organización ecologista recuerda que la última vez que a Shell se le permitió el acceso al Ártico, la plataforma petrolera Kulluk encalló frente a las costas de Alaska, “en un peligroso accidente que puso en peligro la vida de los trabajadores y los ecosistemas”. En otro incidente, un contenedor fue “aplastado como una lata de cerveza”, añade. Greenpeace cree que “no hay razón para esperar que esta vez vaya a ir mejor, es sólo cuestión de tiempo antes de que se produzcan los derrames de petróleo”.
Greenpeace también cita una reciente investigación publicada en la revista científica Nature (y de la que se hace eco The Guardian), en la que los científicos concluyen que si queremos mantener el Ártico a salvo es imprescindible dejar en su subsuelo las reservas de petróleo.