Según el Organismo Internacional de Energía Atómica, la situación en Fukushima –central gemela de Garoña– sería tal y como sigue: en la unidad 1 (460 MWe), "se está inyectando agua de mar borada en la vasija del reactor, el núcleo permanece descubierto y no se dispone de información actualizada sobre la piscina de combustible ni de la integridad estructural del recinto de contención". En la unidad 2 (784 MWe), "se percibe una bajada notable en la presión del recinto de contención, que indica un fallo de su integridad, y continúa la inyección de agua en la vasija del reactor aunque el núcleo sigue parcialmente descubierto". En la unidad 3 (784 MWe), "se percibe una ligera bajada en la presión del recinto de contención, que podría indicar alguna degradación en la misma, y se mantienen los trabajos de inyección de agua en la vasija del reactor. Continúa investigándose la presencia de humo o vapor saliendo del edificio del reactor".
Paradas y recién cargadas
Las unidades 4, 5 y 6 se encontraban paradas en el momento de producirse el terremoto. La número 4, parada por recarga, desde noviembre de 2010 (el combustible se encuentra en el reactor). La número 5, parada también por recarga, desde el mes de enero (el combustible se encuentra en el reactor). Y la número 6, parada asimismo por recarga, desde agosto del año 2010 (el combustible está en el reactor).
En la unidad 4 (784 MWe), "parece haberse extinguido el segundo incendio en el edificio del reactor". Según informa la página del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), las autoridades japonesas han manifestado su preocupación por las piscinas de combustible de las unidades 3 y 4. En las unidades 5 (784 MWe) y 6 (1.100 MW), "la temperatura del agua de la piscina de combustible ha experimentado un ligero ascenso, aunque se mantiene en valores normales".
Fugas en los recintos de contención 1, 2, 3 y 4
Si una central nuclear no refrigera lo suficiente, el núcleo puede quedar sin el nivel de agua adecuado. Y si los elementos combustibles no tienen el nivel de agua adecuado, seguirán generando calor. Cuando ese calor alcance determinadas alturas, algunos de los elementos del núcleo o alguna de sus partes podría fundirse, lo que se conoce como fusión del núcleo. Si el edificio de contención en el que está el reactor aguanta, si no hay grietas o agujeros en ese edificio de contención, no hay liberación de radiación al exterior.
Recapitulamos, pues: hasta ahora, y según la última información difundida por el OIEA, "no se dispone de información actualizada sobre la integridad estructural del recinto de contención" de la unidad 1; hay un "fallo de integridad" en el edificio de contención de la unidad 2; "se percibe una ligera bajada en la presión del recinto de contención [de la unidad 3], que podría indicar alguna degradación en la misma"; y se han detectado "importantes daños en uno de los muros del edificio del reactor" número 4. ¿Conclusión? A estas horas, podría haber fugas en los recintos de contención 1, 2, 3 y 4.
Nivel 6 en la escala de sucesos nucleares
Pero quizá lo más preocupante es la sensación de improvisación que empiezan a despertar algunas maniobras de contención de la catástrofe, como los vuelos abortados de helicópteros, la utilización de generadores diésel de la unidad 6 para aportar agua a la unidad 5 (la temperatura del agua de la piscina de combustible de ambas ha subido en las últimas horas), o el empleo de camiones cisterna para inyectar agua en el reactor 4. El catedrático de Física Atómica de la Universidad de Alcalá de Henares, Julio Gutiérrez, calificaba anoche la medida, en el Canal 24 Horas de TVE, en estos términos: "tienen el mar a unos metros y no pueden refrigerar. Entonces, llevar camiones cisterna... ¿Por qué? Es una cosa muy rara".
El suceso registrado en la central nuclear de Fukushima Daiichi, que había sido clasificado en el Nivel 4, ha alcanzado ya la calificación de Nivel 6, de acuerdo con la Escala Internacional de Sucesos Nucleares y radiactivos (INES) de la Organización Internacional de Energía Atómica de las Naciones Unidas. Esta clasificación es mayor que el Nivel 5, "Accidente con consecuencias de mayor alcance", que se asignó al accidente de Three Miles Island, en Estados Unidos, en 1979, y menor que el Nivel 7, que es el máximo en la escala, "Accidente grave", que se asignó al accidente de la central nuclear de Chernóbil, en Ucrania, en 1986. El Nivel 6 significa "Accidente serio", según INES. A estas horas, la evacuación de la zona es total (más sobre seguridad –Fukushima podría haberse evitado– y más sobre Tepco).
Merkel manda parar máquinas
Entre tanto, en Alemania, la canciller Ángela Merkel ha ordenado la parada temporal de siete de las diecisiete centrales nucleares con que cuenta el país. Las siete plantas, todas las cuales fueron conectadas antes de 1980, serán revisadas durante tres meses, después de los cuales tampoco está claro qué sucederá con ellas. En España, sin embargo, tanto la caverna mediática, como el gobierno y el principal partido de la oposición, el Partido Popular, han abrazado el discurso de "este no es el mejor momento para mantener un debate nuclear sosegado". Así, por ejemplo, y a diferencia de Merkel, el presidente Rodríguez Zapatero no ha tomado ni mucho menos decisión alguna respecto a una posible parada de Garoña, central gemela a la ahora siniestrada.
Antes al contrario, el discurso dominante, tanto en ambos partidos como en los medios de comunicación pro nucleares está trufado de llamadas a la calma y a la espera de noticias que "aclaren cuál es el alcance real de la catástrofe". Esas llamadas a la calma y a la espera de noticias no debieron estar muy presentes el pasado domingo, cuando el diario El Mundo abrió su portada con un contundente Japón para el "tsunami" nuclear, titular quizá algo triunfalista a la luz de lo que está sucediendo en Fukushima. El Foro Nuclear tampoco mostró demasiada prudencia el pasado lunes, cuando difundió una nota de prensa en la que decía, contundente, "a pesar de la magnitud del terremoto producido, la integridad de todos los edificios de las centrales nucleares japonesas se ha mantenido intacta".
Japón ha pasado siempre por ser paradigma de la seguridad nuclear: "los japoneses tienen fama de explotar sus centrales con un cuidado extremo", comentaba el pasado sábado en Televisión Española el catedrático de Tecnología Nuclear Agustín Alonso. Sin embargo, en el país del sol naciente, la imprevisión, que parece evidente en este caso, no es noticia de hogaño. En el mes de febrero de 2008, una misión de seguimiento del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) desplazada a la central nuclear de Kashiwazaki Kariwa concluyó que no había daños significativos en la seguridad de la misma a pesar de haber sufrido el fuerte terremoto del año 2007. Eso sí, el OIEA afirmó entonces que el terremoto "había excedido de forma significativa" el nivel de actividad sísmica para el cual se había diseñado la central, situada en la prefectura costera de Niigata y propiedad de la misma compañía Tepco. O sea, que no es la primera vez que cierto riesgo –el movimiento sísmico– excede las previsiones de los técnicos nipones. En aquella ocasión, no hubo "daños significativos". En esta otra...