Ayer se celebró el tercer seminario del ciclo “Ruta a París 2015” que organiza la Fundación Focus-Abengoa. En esta ocasión se trataba de analizar “El papel de las empresas y la sociedad en la transición energética y la lucha contra el cambio climático”. La idea es generar debate sobre el estado de las negociaciones internacionales de clima y las perspectivas hacia un acuerdo internacional en París a finales de año. Y no defraudó.
En el momento de las conclusiones, Josep Borrell, director del Foro de la Transición Energética y el Cambio Climático y vicepresidente de la Fundación Focus-Abengoa, se preguntó si la democracia es un sistema político adecuado para resolver problemas como este. “Hemos de pedir a los ciudadanos que acepten hoy costes para evitar problemas en el futuro”. Pero el propio Borrel respondía diciendo que “los políticos también deben tener una cierta capacidad de liderazgo, deben adelantarse a los problemas”.
Entre los asistentes, y por tanto participantes en el debate, estaba el catedrático de Ecología de la Universidad de Castilla-La Mancha, José Manuel Moreno. “No hay que pensar en el futuro. Hay que pensar en el hoy. ¿Cuántas muertes está provocando la ola de calor que estamos sufriendo estas últimas semanas? Pasa lo mismo que el aire contaminado que respiramos. Los impactos no son a futuro, están aquí”.
Teresa Ribera, directora del Institute for Sustainable Development and International Relations, trajo la última hora de las negociaciones que se están desarrollando de cara a la Cumbre de París 2015. “El Papa desde un punto de vista moral, y el G–7 o la OCDE desde una perspectiva política hablan de los peligros de una economía que ha vivido de espaldas al clima. Somos drogadictos de los combustibles fósiles y empezamos a ver que puede haber riesgos mal calculados”.
Cuatro puntos clave
La que fuera secretaria de Estado de Cambio Climático en el Gobierno de Zapatero, se refirió a los cuatro puntos clave que la anfitriona Francia espera de los acuerdos de París. El primero sería un “acuerdo jurídico internacional, vinculante. Está por ver si se incluye o no un régimen de sanciones”.
Un segundo punto se refiere a las contribuciones de cada país. Es posible que la suma de los compromisos nacionales quede por debajo de lo que sería deseable para evitar que las temperaturas medias suban por encima de los críticos 2°C. Por eso se habla de destacar las contribuciones que van más allá de lo que se espera de un país concreto. Una medida “para sentirse orgullosos por tratar de hacer más, sería como promover una envidia positiva”.
El punto tercero sería la financiación climática. “Hay que movilizar recursos. No llegan a un 5% los flujos financieros que tienen una coherencia climática. Todos los demás son inversiones incluso incompatibles con la protección del clima. Y hay que incentivar las buenas inversiones hasta lograr, al menos, 100.000 millones de dólares anuales”.
Para Ribera, “el precio del carbono es fundamental en este tema, pero no determinante. Los analistas financieros han empezado a valorar los riesgos de un cambio legislativo serio y global en favor de la lucha contra el cambio climático”.
Por último, un cuarto punto abordaría una agenda de soluciones. Y entre ellas pueden surgir los llamados “clubs”. La capacidad de cada país para acometer medidas contra el cambio climático es distinta. Los países desarrollados pueden llegar donde no llegan los países en desarrollo. “Y podría darse el caso de un club de países avanzados, comprometidos con la lucha contra el cambio climático que igual deciden defenderse frente a otros que no quieren asumir ninguna responsabilidad. Y lo pueden hacer poniendo en marcha determinadas barreras comerciales en sus fronteras, por ejemplo”.
“Hay que recuperar al gobierno”
Para Domingo Jiménez Beltrán, presidente y cofundador de la Fundación Renovables, “el desafío no es tecnológico ni económico, es simplemente político y, ahora, de justicia. La era de los combustibles fósiles se acaba porque hay mejores opciones con las renovables”.
Después de recordar que hay países y ciudades (Hamburgo, Copenhague…) que toman decisiones para tratar de librarse de los coches o de las emisiones de CO2 en un futuro próximo, el presidente de la Fundación Renovables reclamó una primera medida: “sobre todo hay que recuperar al gobierno”. Mientras otros avanzan hacia un nuevo modelo energético, “en España las renovables están prohibidas”.
Y puso como ejemplo el “efecto dinamitador” del RD de Autoconsumo, que “abunda en la inseguridad jurídica”. “Que el nuevo gobierno tenga un compromiso firme con la transición energética. Y a partir de ahí los ciudadanos y las empresas responderán. Yo he visto cosas que parecían imposibles, como la prohibición de fumar. Si se hace un planteamiento con normas claras la industria responde”.
Y los ciudadanos. “A la gente no se la moviliza diciendo que tiene que reducir el CO2. Pero si les moviliza ofrecerles la oportunidad de disponer de su propia energía solar”. Jiménez Beltrán insistió en que “para mitigar el cambio climático no hay que hablar de renuncias y sufrimientos. Es cambiar una forma de hacer las cosas por otra. Tenemos que conseguir que algunos cambien”. Porque “la situación es mala pero el margen de maniobra es enorme. Y el único recurso escaso es el tiempo”.
Para Fernando Ferrando, vicepresidente de la Fundación Renovables, “nos enfrentamos a un problema económico muy fuerte porque podría decirse que muchas empresas energéticas con fuertes intereses en los combustibles fósiles tienen activos ficticios”. Y eso es “un cambio de modelo energético y de modelo económico”.
En este sentido, María Mendiluce, directora de Energía y Cambio Climático en el Word Business Council for Sustainable Development (WBCSD), habló del apoyo que reciben las empresas que quieren actuar contra el cambio climático y luchan por estar en la “pole position” para el éxito de un futuro bajo en carbono. Pero en general, las empresas españolas no están en estos puestos de cabeza. De hecho, reconocía, son las grandes ausentes en su organización. “Desde 2008 he visto un cambio de actitud pero aún queda trabajo por hacer”.
Mendiluce también cree que “las renovables han llegado a su punto de inflexión” pero los modelos que hablan de “un sistema energético 100% renovable, de momento no se sostienen con ningún análisis económico”.