Las propuestas, desarrolladas por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco) y defendidas por Sara Aagesen en sustitución de la vicepresidenta Teresa Ribera, que no se ha desplazado a Luxemburgo para participar en el Consejo de Ministros, son las siguientes:
• Fijación separada de precios en el mercado eléctrico. Por una parte se fijaría el precio del mercado marginal y por otra el precio inframarginal, repercutiendo sobre los consumidores la parte proporcional de ambos precios, de forma que un consumidor pueda percibir los beneficios de tener un mix cada vez más renovable.
• Poner un tope máximo al precio del gas para evitar el contagio al precio marginal de la electricidad.
• Crear una plataforma de compra centralizada de gas de la UE. Los contratos de compra serían gestionados por los GTS de los estados miembro y se activarían ante situaciones de riesgo de la seguridad del suministro y precios totalmente extraordinarios e insostenibles, como los actuales.
• Limitar la volatilidad del mercado de CO2 en cuatro grandes conceptos: los agentes que puedan participar en el mercado, el número de derechos en el mercado, el plazo de validez de los derechos y los objetivos de la UE para tener previsibilidad en el tiempo.
En busca apoyos
En declaraciones a la prensa después de la reunión, Aagesen ha confirmado que España busca ahora apoyos a su propuesta, a la que se oponen la mitad los países de la UE; principalmente Alemania, Bajos y los nórdicos, contrarios a adoptar medidas de calado para hacer frente a la tremenda escalada de los precios energéticos.
Estos países publicaron el lunes una declaración conjunta en la que rechazan cualquier reforma del sistema eléctrico europeo. En palabras del ministro de Asuntos Económicos y Política Climática de Países Bajos, Stef Blok, "el mercado energético interior es la piedra angular de la política climática" y la UE no debe "interferir" con medidas 'ad hoc', mientras que su colega danés, Dan Jorgensen, ha advertido de las "consecuencias negativas" que puede tener actuar pensando en el corto plazo, especialmente para la transición verde.
Sara Aagesen ha contestado a estos argumentos afirmando que "entendemos que tiene que haber espacio para el análisis y el debate y en eso estamos", pero ha dado a entender que a la propuesta española podrían sumarse países como Francia, Grecia o Hungría. Todos ellos han señalado que "tienen que verlo en detalle" pero "entienden que es necesario abordarlo".
La secretaria de Estado de Energía ha insistido, no obstante, que la prioridad del Gobierno español es que la reforma propuesta sea adoptada "a nivel europeo", porque, afirma, "no tiene mucho sentido" que cada Estado miembro actúa "de forma aislada".
Siguientes pasos
La Comisión Europea analizará ahora la nueva propuesta del Gobierno español para frenar la escalada del precio de la luz, si bien ya ha adelantado que duda de que crear un "mercado paralelo" que desvincule el precio de las renovables y del gas sea una "mejor alternativa" al diseño actual del mercado.
"No está totalmente claro cómo funcionará en la práctica un sistema con precios para las distintas fuentes de energía o si será mejor alternativa que el diseño actual del mercado eléctrico", ha dicho en rueda de prensa la comisaria de Energía, Kadri Simson, tras la reunión extraordinaria de los ministros de Energía de los Veintisiete en Luxemburgo.
En su opinión, "cambiar el modelo actual supone riesgos para la predictibilidad del mercado, la competitividad y la transición a energías limpias". Y asegura que "el modelo actual garantiza en todo momento que se ajusten la oferta y la demanda y es muy importante para la seguridad de suministro".
En el sistema europeo actual de fijación de precios de la electricidad, la tecnología más cara marca el precio que cobran todas las demás. En estos momentos, la tecnología más cara es la generación con gas natural, que, sin embargo, apenas aporta el 15% de la electricidad generada en España, con un mix en el que tienen mucho mayor protagonismo las renovables, la nuclear y la gran hidráulica. Expetos del sector estiman que sacar al gas permitiría rebajar el precio del megavatio en torno a un 50%.