Así lo asegura Massimiliano Patierno, ingeniero ambiental del Instituto Internacional de Derecho y Medio Ambiente (IIDMA). "La introducción de un ajuste de carbono en frontera es esencial para evitar el riesgo de que las emisiones se trasladen en lugar de reducirse realmente. Además, esto promovería aún más el despliegue de alternativas limpias en ambos países”, añade.
Massimiliano Patierno es uno de los expertos que han asesorado al think tank climático europeo Sandbag para la laboración de un nuevo informe en el que se pone de manifiesto que los países de la UE están importando cada vez más electricidad barata de centrales eléctricas de carbón, construidas justo fuera de las fronteras comunitarias desde países que tienen un precio del carbono cero o casi cero.
Mientras que la Comisión Europea propone un fondo de 7.500 millones de euros para ayudar a las regiones a hacer la transición a una economía más verde, esta laguna jurídica, que expone a los países a las importaciones de electricidad barata de carbón, amenaza seriamente con socavar los planes de descarbonización de la UE para 2030, así como el objetivo de emisiones netas de gases de efecto invernadero para 2050 y el Acuerdo Verde Europeo, indica el estudio.
Junto con España, Finlandia, Grecia, Croacia y Rumania son otros países particularmente expuestos a las importaciones de energía de carbón, porque tienen una amplia interconexión con grandes centrales de carbón externas a la UE.
Cada vez más expuestos
En la actualidad, existen planes para construir nuevas conexiones de red eléctrica entre los países de la UE y los no comunitarios que aumentarán la capacidad de interconexión en un 31%, "exponiendo aún más los mercados eléctricos de la UE a importaciones de electricidad barata y sucia. El 15% de esta expansión está dentro de los Balcanes Occidentales, donde se encuentran las centrales eléctricas más contaminantes de Europa", indica Sandbag.
En concreto, se están planificando o construyendo nuevas centrales por un total de 57GW, lo que equivale a incrementar en un 53% la potencia en centrales de carbón en el conjunto de los países conectados. Turquía planifica 34GW, Egipto 11GW, Bosnia y Herzegovina 4GW, y Serbia 2GW. Además, para 2025, otros cinco países –Egipto, Túnez, Libia, Israel y Moldavia- podrían estar conectados con estados miembros de la UE. Ninguno de ellos tiene precio del carbono.
De acuerdo con el informe de Sandbag, el precio del carbono del Régimen de Comercio de Derechos de Emisión (RCCDE) de la UE para las importaciones brutas de electricidad en 2019 habría generado unos ingresos adicionales de 630 millones de euros.
Impuesto fronterizo
El europarlamentario (por el PSOE) Nicolás González Casares, miembro del Comité de Industria, Investigación y Energía (ITRE) señala que "hay opciones para incorporar a la electricidad importada de terceros países las exigencias de descarbonización europea. Desde certificados de origen con terceros países para fomentar el comercio de energías renovables al propio mecanismo de ajuste en frontera".
Esto defendería la integridad de la política climática de la UE evitando la deslocalización de las emisiones del sector energético. También crearía un incentivo para que los estados vecinos descarbonicen y/o se alineen con las políticas climáticas, afirman los expertos del think tank, que ofrece recomendaciones para reducir eficazmente la fuga de carbono, mitigar las consecuencias imprevistas y minimizar el riesgo de impugnación legal.
La nueva presidente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ya ha esbozado un impuesto fronterizo sobre el carbono para regular las emisiones de CO2 de la industria como una propuesta clave de su emblemático Acuerdo Verde Europeo. "Creemos que el sector energético es el mejor lugar para empezar a aplicar esa política", concluyen desde el think tank.
