El informe, pionero, lleva por título "Seguridad energética en España. Análisis económico y propuestas de actuación" y fue presentado ayer en Madrid, en el Club Español de la Energía (Enerclub), por los directores de Economics for Energy, Pedro Linares y Xavier Labandeira, quienes aclararon, en primer lugar, que no es lo mismo dependencia energética que seguridad energética; dos términos que se suelen confundir. "La dependencia energética mide el porcentaje de energía que tiene que importara un país, dijo Pedro Linares. "La seguridad energética es la capacidad de disponer de un suministro de energía ininterrumpido a costes asequibles. Es decir, tiene dos componentes: uno de cantidad y otro de precio".
"En España, la regulación y la gestión del sistema hacen que el riesgo de que falle el componente de cantidad sea muy bajo", añadió Linares. No ocurre lo mismo con el de precio: "la alta volatilidad y los aumentos bruscos de los precios de los combustible fósiles obligan a que la economía tenga que estar reajustándose continuamente", subrayó el experto. "Si la economía es capaz de recuperarse rápidamente y sin consecuencias del shock, o si es capaz de adaptarse a la volatilidad de los precios, los efectos se verán muy mitigados. En cambio, si el sistema es rígido o sensible (caso del español), los daños serán mucho mayores".
De hecho, los factores relacionados con los precios suponen un coste para la economía española de hasta un 1 % del producto interior bruto (PIB), equiparable en ocasiones al 100 % del precio de la propia energía, según subrayaron Linares y Labandeira. Un coste alimentado, entre otros factores, por las pérdidas de competitividad de la industria –por su aversión al riesgo y por la consecuente desincentivación de las inversiones causada por la incertidumbre– y que también conlleva pérdida de bienestar de los consumidores.
Así las cosas, los directores de Economics for Energy indican que la política energética debe prestar mucha más atención a la variabilidad de los precios que a la probabilidad de que se produzca una falta de suministro, que es en lo que se centra ahora.
Políticas eficientes
En este sentido, plantean la necesidad de flexibilizar el sistema económico español para que sea capaz de absorber cambios en los precios de la energía minimizando las consecuencias negativas. Como, además, no existen estudios que midan el coste económico o la probabilidad de una interrupción de suministro de gas o petróleo, otra de sus recomendaciones es promover la realización de estos análisis para tener una panorámica completa sobre este factor.
Pero la principal recomendación del informe es "progresar significativamente en las políticas que aumentan la flexibilidad del consumo de energía y de la economía y reducen la dependencia de combustibles con precios volátiles". En definitiva, que se tomen medidas que reduzcan el impacto de los vaivenes en los precios. Para lo cual es necesario fomentar el uso de las energías renovables, estimular el ahorro energético, aumentar las opciones de suministro y flexibilizar la demanda en la medida de lo posible. Todo ello manteniendo, al mismo tiempo, el bajo riesgo de falta de suministro que hay en la actualidad.
Según los expertos de Economics for Energy, con la aplicación de estas medidas, coincidentes en gran medida con las que se derivan de la necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y adaptarse al cambio climático, la economía española reduciría sus costes de inseguridad energética. Su perfil estaría marcado por una transición de los combustibles fósiles a favor de las fuentes renovables, con un mayor grado de interconexión y coordinación en las políticas de seguridad con los países de su entorno y una economía mucho menos intensiva en el uso de energía.