Los siete reactores nucleares que operan en España produjeron el año pasado 57.376 gigavatios hora de electricidad, o sea, el 22% del total de los GWh que demandó el país. Las renovables, 111.028 gigas (el 42,8% del total). Por fuentes, la contribución del viento (la eólica) fue del 20,3%; el aporte del agua (la hidráulica) añadió a esos veinte puntos otros 15,5 (superando así la aportación del año 2013, en el que la hidroelectricidad supuso el 14,2%); el sol sumó otros 5,1 puntos (3,1% de fotovoltaica, 2% de termosolar), y la biomasa (térmica renovable), el 1,9% restante. ¿Total renovables? 42,8%.
Gas, carbón y CO2
España ha generado con gas menos del 20% de los kilovatios que hemos usado en 2014. En concreto, la cogeneración (la inmensa mayoría de las centrales de cogeneración usan gas) produjo el 10,2% del total de la electricidad, mientras que las centrales de ciclo combinado generaron el 8,5% (la producción de ambos parques de generación cae con respecto a sus registros de 2013). Por fin, las centrales térmicas que queman carbón produjeron el 16,5% de la electricidad. Respecto a Baleares, REE destaca un dato: el archipiélago recibió desde la Península por cable submarino el 23,2% de la electricidad que demandó. En Canarias, las centrales térmicas de ciclo combinado cubrieron el 38,2% de los megavatios hora que usó, mientras que los grupos de fuel-gas se quedaron en el 53,8% (57,2% en 2013). Como resultado de ese mix de generación, España incrementó sus emisiones de gases de efecto invernadero. Ese fue otro de los datos clave del año: cayó la demanda en 2014 con respecto al año anterior (2013) y, sin embargo, crecieron las emisiones hasta situarse en los 60,5 millones de toneladas (60,1 en 2013). En fin, menos electricidad, pero más sucia.