Pues sí, el hidrógeno verde, un gas (otro gas), pero en clave verde, porque cuando quemamos H2 para producir electricidad no producimos emisiones de CO2, como sí ocurre cuando quemamos gas natural. Así que lo que vendría a proponer el lobby del gas es "produzcamos hidrógeno verde, que yo pongo los gasoductos como vía de transporte". ¿Problema? Fabricar hidrógeno verde es todavía muy caro, y va a seguir siéndolo durante mucho tiempo, pues, según todos los estudios, ese gas "verde" no será competitivo hasta dentro de diez años. ¿Solución? Que Bruselas pague con fondos públicos (que la ciudadanía pague con sus impuestos) toda la I+D necesaria para que producir hidrógeno verde acabe siendo barato y competitivo. Aunque tardemos diez años. Aunque la emergencia climática ya esté aquí. Pues bien, eso es lo que querría el lobby del gas, según el informe «El boom del hidrógeno: cuento de hadas o pesadilla climática», que acaban de publicar las organizaciones no gubernamentales Corporate Europe Observatory (CEO), Food & Water Action Europe y Re:Common, informe que ha sido traducido por Ecologistas en Acción y el Observatorio de la Deuda en la Globalización.
Una reunión cada dos días
«El boom del hidrógeno...» destapa entre otras cosas cómo ha estado presionando en Bruselas el poderoso lobby europeo del gas para convertir el hidrógeno verde en poco menos que el bálsamo de Fierabrás, o la pieza clave de la transición energética. La presión la han medido con precisión las tres oenegés en su informe, en el que presentan los resultados del análisis de más de 200 documentos, obtenidos gracias a las normas sobre transparencia y libertad de información. ¿Resultado concreto de ese análisis? En solo nueve meses, entre diciembre de 2019 y septiembre de 2020, el lobby del hidrógeno, detrás del cual estarían los señores del gas natural, se ha reunido con comisarios europeos y sus equipos en 163 ocasiones para tratar temas energéticos, cifra que contrasta -apuntan las oenegés- con las 37 reuniones mantenidas por los altos cargos de la Comisión Europea con organizaciones no gubernamentales. En fin, que en los 9 meses objeto del estudio, Bruselas se ha reunido con el lobby del gas uno de cada dos días, o trece veces cada mes. Una reunión cada dos días... en mitad de una pandemia global que no parece haber afectado a la agenda de este poderoso grupo de presión.
El informe de CEO, Food & Water y Re:Comon incluye datos igualmente sabrosos sobre...
(1) empresas de relaciones públicas contratadas para blanquear el discurso del hidrógeno (y que la apuesta por este gas "verde" no parezca simplemente la tabla de salvación del sector gasista); y (2) sobre cómo reescribir la historia para resucitar cadáveres. A saber: la industria -explican los autores del informe- ha rebautizado la red sobredimensionada de gas fósil de la Unión Europea como Red Troncal de Hidrógeno de Europa (Hydrogen Backbone). ¿Y por qué rebautizamos? El sector del gas propone mezclar pequeñas cantidades de hidrógeno en los gasoductos existentes a corto plazo, que ya luego los adaptaremos (con fondos públicos) para transportar hidrógeno a gran escala en el largo plazo. "La Comisión Europea -dicen los ecologistas- parece apoyar estos planes de la industria que darían luz verde a las compañías para construir nuevas (y operar en las existentes) infraestructuras de gas fósil". Con los re-bautismos re-aparecen viejos riesgos: "la Red Troncal de Hidrógeno está siendo utilizada por la industria y los Estados miembros como excusa -denuncian los autores del informe- para resucitar megaproyectos muy controvertidos en su día como el gasoducto francoespañol-portugués MidCat, que fue rechazado por motivos climáticos".
Estos son los principales "descubrimientos clave" que revelan las tres oenegés en su informe
■ El lobby del hidrógeno, cuyos actores principales son las empresas de gas natural, declaró un gasto anual conjunto de 58,6 millones de euros en intentar influir en los procesos de decisión y elaboración de políticas de Bruselas aunque se cree que, en realidad, la inversión es mucho mayor.
■ Representantes de la industria del hidrógeno se reunieron con los comisarios europeos Timmermans, Simson, Breton, con sus gabinetes y directores generales en 163 ocasiones para tratar temas energéticos entre diciembre de 2019 y septiembre de 2020. Esta cifra contrasta con las 37 reuniones mantenidas por los altos cargos de la Comisión Europea con ONGs.
■ Las puertas giratorias han estado en pleno apogeo: el exdirector general adjunto de Energía KlausDieter Borchardt, uno de los funcionarios más influyentes de la Comisión Europea en materia de gas e hidrógeno, dejó su cargo para incorporarse al bufete de abogados Baker McKenzie. Allí se unió a su antiguo compañero Christopher Jones, quien también fue director general adjunto de Energía de la Comisión Europea y se convirtió en miembro principal del equipo de Hidrógeno de McKenzie.
■ La firma de relaciones públicas FTI Consulting, la misma empresa denunciada en Estados Unidos por crear falsas organizaciones sociales a favor de los combustibles fósiles por encargo de Big Oil and Gas, ha sido clave en la creación del lobby del hidrógeno. Está detrás de Hydrogen Europe y del Hydrogen Council, los grupos de presión responsables de crear el “boom” del hidrógeno.
■ La estrategia europea del hidrógeno de la Comisión Europea, publicada en julio de 2020, es preocupantemente similar a las demandas del grupo de presión Hydrogen Europe, incluidos los objetivos y las inversiones necesarias para el hidrógeno tanto dentro como fuera de la UE, cuyo coste asciende a 430.000 millones de euros para 2030.
■ La Comisión Europea ha puesto a la industria del gas al frente de muchos nuevos organismos centrados en el hidrógeno, como la Clean Hydrogen Alliance, encargada de elaborar una lista de proyectos de hidrógeno elegibles para fondos públicos, en un evidente conflicto de intereses.
■ La industria del hidrógeno ha tenido acceso a más de mil millones de euros en fondos públicos para sus proyectos entre 2014 y 2020 gracias al proyecto investigación público-privado Fuel Cells and Hydrogen formado por la Comisión Europea e Hydrogen Europe. La alianza ha sido clave para crear el bum del hidrógeno, así como para garantizar un mayor flujo de fondos públicos a los miembros de Hydrogen Europe en los próximos años.
■ Los proyectos de hidrógeno -señala el informe- ahora disfrutarán del apoyo normativo y financiero de la UE en el marco de la Estrategia Europea del Hidrógeno y la Estrategia de Industria de la Comisión Europea, entre otros, y serán promovidos en las próximas revisiones del Reglamento de las Redes Transeuropeas de Energía (TEN-E) y la directiva de Energías Renovables. Los proyectos relacionados con el hidrógeno también disfrutarán de acceso a fuentes de financiación de la UE nuevas y existentes, como el Plan de Inversión Sostenible, el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia, el Mecanismo Connecting Europe y mediante normas revisadas sobre ayudas estatales como son los Proyectos Importantes de Interés Común europeo.
■ La industria ha rebautizado la red sobredimensionada de gas fósil de la UE como la futura Red Troncal de Hidrógeno de Europa (Hydrogen Backbone en el original), mezclando pequeñas cantidades de hidrógeno en los gasoductos existentes a corto plazo y adaptando los gasoductos para el hidrógeno a largo plazo. La Comisión Europea parece apoyar estos planes de la industria que darían luz verde a las compañías para construir y operar en nuevas y existentes infraestructuras de gas fósil.
■ La Red Troncal de Hidrógeno está siendo utilizado por la industria y los Estados miembros como excusa para resucitar megaproyectos muy controvertidos en su día como el gasoducto francoespañol-portugués MidCat, que fue rechazado por motivos climáticos.
■ Los Estados miembros europeos también se están uniendo al bum del hidrógeno, por medio de estrategias nacionales y financiación sustanciosa. Alemania ha prometido 9.000 millones de euros, con 2.000 millones para gastar en proyectos internacionales, mientras ha utilizado su presidencia de la UE para actuar como un fuerte aliado del lobby del gas y promover el hidrógeno azul a pesar de la oposición pública a los combustibles fósiles.
■ El Gobierno Español lanzó en octubre de 2020 su Hoja de Ruta del Hidrógeno: una apuesta por el hidrógeno renovable, que se centraría únicamente en el hidrógeno verde. La Hoja de Ruta incluye objetivos nacionales de implantación del hidrógeno renovable a 2030, incluyendo 4 gigavatios de potencia instalada de electrolizadores. Se incorpora un hito intermedio para 2024: contar con una potencia instalada de entre 300 y 600 MW.
Más dinero público para las grandes compañías; menos fondos para las iniciativas ciudadanas
El informe denuncia que el empeño de la industria en desarrollar proyectos a gran escala para generar electricidad de origen renovable con la que fabricar hidrógeno tienen un impacto "en la reducción del apoyo del sector público a proyectos comunitarios renovables de producción a pequeña escala, descentralizados, para la mejora de la eficiencia y el ahorro energético".
Frente a la "burbuja del hidrógeno", los autores del informe plantean "propuestas realmente sostenibles"
1. Un cambio de apoyo político y financiero por parte de las instituciones: los fondos públicos deben dedicarse a apoyar a la energía eólica, solar y otras fuentes renovables, con planes de ahorro energético y con un enfoque que priorice infraestructuras y proyectos comunitarios y públicos.
2. Fin del acceso privilegiado de la industria del gas: la inclusión de la industria en el proceso de elaboración de políticas obstaculiza gravemente el proceso de cambio. Se necesita un cortafuego entre los responsables políticos y la industria del combustible fósil en los niveles nacionales, regionales y en los espacios de Naciones Unidas.
3. Un cambio de cultura de las relaciones con los grupos de presión: es necesaria una total transparencia en la elaboración de un registro de grupos de presión legalmente vinculante y plenamente implementado y unas políticas encaminadas al interés general en lugar de las que se hacen para beneficiar a la industria.
4. Dejar de poner la investigación financiada con fondos públicos en manos de las empresas: en su lugar, utilizar el dinero de las personas contribuyentes para investigaciones que aborden adecuadamente los desafíos sociales, como es el caso de la emergencia climática. Es preciso el apoyo del sector público a proyectos comunitarios renovables de producción a pequeña escala, descentralizados, para la mejora de la eficiencia y el ahorro energético.
5. No más infraestructura fósil: Hay que descarbonizar el sistema mediante una transición adecuada y justa, con la eliminación gradual y bien planificada de todos los combustibles fósiles y de sus infraestructuras. Debe hacerse conforme a la ciencia y tecnologías disponibles, al mismo tiempo que se protege a las comunidades y a sus trabajadores anteponiendo sus derechos y bienestar al de las ganancias corporativas.
La publicación, adaptada y traducida por Ecologistas en Acción y el Observatorio de la Deuda en la Globalización ha sido elaborada por Corporate Europe Observatory, Food & Water Action Europe y Re:Common en diciembre de 2020.