Es interesante destacar respecto de la fotovoltaica que a enero de 2016 había una capacidad instalada de 21 MW, con ningún sistema incluido dentro de lo establecido como generación distribuida. Los datos del trabajo del MME demuestran que durante el año pasado la generación distribuida se disparó con 7.663 instalaciones, responsables de 60 MW de capacidad, con lo cual se infiere que los sistemas por fuera de ese tipo -alcanzan ahora un total de 44- sólo crecieron en 3 MW.
En total, Brasil sumó 10.206 MW de nueva capacidad a su matriz energética, con el liderazgo de la hidroeléctrica (5.962 MW, un 6,5% más), seguido de la eólica (2.476 MW, el mencionado 31,1% de crecimiento) y la biomasa (1.050 MW, 7,2%).
En lo que hace a la participación de las renovables en porcentajes dentro de la matriz, la hidráulica es responsable del 64,6% de la capacidad instalada; la biomasa, del 9,4%; eólica, 6,9%; y fotovoltaica, menos del 1%. En conjunto, supera el 81%.
En tanto, si se hace foco en la producción de electricidad, en 2016 la hidráulica generó 400.841 GWh, con un crecimiento del 7% respecto del año anterior; la biomasa, 23.626 GWh y un 3,9% más; la eólica, 32.369 GWh, con 52,2% de crecimiento; y la fotovoltaica 28,76 GWh, un 50,9% superior al año anterior. En total el sistema interconectado brasileño produjo 537.340 GWh, de los cuales las renovables fueron responsables, por lo tanto, del 85% del total.