Los gobiernos locales juegan un papel clave en la protección del clima. Cada vez más municipios están avanzando con políticas y enfoques sostenibles para gestionar el suministro de agua, reducir el consumo de energía, optimizar el transporte y mejorar las políticas de uso de la tierra. Es precisamente lo que pretende hacer el proyecto Empowering en seis regiones europeas, entre las que se encuentra Andalucía: lograr avances hacia una sociedad baja en carbono, a través de la mejora de las capacidades de los representantes locales y regionales para elaborar estrategias y planes integrales de energía. El proyecto contribuirá a mejorar las destrezas necesarias para planificar medidas energéticas en el nuevo marco de Energía y Clima a 2030, en términos de reducción de gases de efecto invernadero, energías renovables y eficiencia energética.
Empowering introduce, dentro de su Programa de Mejora de Capacidades, conceptos básicos que pueden contribuir al desarrollo de estrategias de adaptación basadas en el refuerzo de la infraestructura verde del territorio y en la aplicación de soluciones basadas en la naturaleza.
Tal y como reconoce el último informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente sobre cambio climático, vulnerabilidad e impactos en Europa 2016, el cambio climático afectará significativamente a los ecosistemas y su capacidad para proporcionar servicios para el bienestar humano. Por otra parte, hay evidencias claras que demuestran que determinados servicios que proporcionan los ecosistemas resultan determinantes en la adaptación al cambio climático y que la inversión en dichos servicios y la gestión integrada de los sistemas naturales que los producen pueden contribuir, en gran medida, a una adaptación más segura y eficiente en términos de relación coste/beneficio.
Conceptos emergentes como los de “adaptación basada en ecosistemas”, “soluciones basadas en la naturaleza” o “infraestructura verde” se han orientado hacia el avance del conocimiento o la aplicación de proyectos y experiencias piloto que favorezcan una adaptación más favorable de las sociedades al cambio climático, también en el ámbito urbano, ya que las ciudades concentran a escala global el 55% de la población mundial (el 75% en Europa y el 82% en EEUU), consumen el 60% de la energía producida en el planeta, generan el 70% de los residuos y emiten el 70% de los gases de efecto invernadero en el mundo.
Estrategias de adaptación
El término resiliencia, que procede de la ecología, ha comenzado a ser aplicado también a la capacidad de adaptación y respuesta de las sociedades a los procesos y efectos de cambio global, incluyendo el cambio climático, tanto en términos ambientales como en términos económicos o de seguridad. Se plantean, en este sentido, nuevos retos sociales que reconocen que el mantenimiento y bienestar de los sistemas humanos, incluyendo los urbanos, dependen de su capacidad de adaptación a los vectores de cambio de una sociedad globalizada y que dicha capacidad pasa por garantizar una adecuada respuesta de los sistemas naturales y paisajes culturales que habitan o usan en sus diversas actividades e interrelaciones.
En esta línea de planificación y gestión se definen objetivos como la creación o consolidación de ciudades resilientes, en las cuales las estrategias de adaptación no se apoyan preferentemente en el diseño de intervenciones tecnológicas que aseguren su seguridad a medio y largo plazo, sino en soluciones basadas en la naturaleza que favorezcan la autorregulación de los procesos y sistemas naturales. Estas soluciones son habitualmente más económicas, porque apenas precisan costes de mantenimiento, y se suman a la infraestructura verde del territorio, que en conjunto constituye la base sobre la que se construye la seguridad de las ciudades y las sociedades urbanas.
En los últimos años la Comisión Europea y otras instituciones internacionales han realizado una apuesta firme por el desarrollo de estas nuevas estrategias de adaptación, favoreciendo su impulso a través de diferentes mecanismos y programas de financiación. No obstante, es preciso trasladar el desarrollo de dichas estrategias innovadoras al ámbito de las políticas municipales, que son las que en mayor medida pueden contribuir a la adaptación de las ciudades y los sistemas urbanos.
Dentro de la UE, este proceso de integración debe contar necesariamente con el Pacto de los Gobiernos Locales por el Clima y la Energía (Pacto de los Alcaldes), que constituye la mayor iniciativa urbana europea en materia de clima y energía. Impulsada por la Comisión Europea y apoyada por la Junta de Andalucía, el Pacto de los Alcaldes agrupa a miles de autoridades locales, regionales y sus ciudadanos con el compromiso voluntario de aplicar en sus territorios los objetivos climáticos y energéticos de la Unión Europea en la lucha contra el calentamiento global.
El Pacto tiene como principal protagonista a las corporaciones locales, responsables de los Planes de Acción por el Clima y la Energía Sostenible (PACES), que incluyen, además de medidas y objetivos específicos relacionados con la reducción del consumo de energía y con el aumento de la proporción de energías renovables, actuaciones orientadas a la adaptación desde las políticas, la planificación y la gestión municipal.
11 municipios andaluces
En este contexto es fundamental el papel que puede desarrollar el proyecto Empowering, financiado por el Programa Horizonte 2020 para la investigación e innovación. El objetivo del proyecto es la reducción de la brecha de conocimientos y habilidades de políticos y técnicos de seis regiones europeas de Croacia, Grecia, Italia, Rumanía, España y Hungría. En el caso español, participan 11 municipios andaluces que llevan a cabo actividades específicas de desarrollo de capacidades e intercambio de experiencias y buenas prácticas a nivel europeo sobre gestión energética, movilidad urbana o planificación urbanística.
El proyecto está contribuyendo a mejorar las destrezas necesarias para planificar medidas de mitigación y adaptación en el nuevo marco de Energía y Clima a 2030. Para ello, se ha llevado a cabo en 2017 un Programa de Intercambio de Conocimientos que ha permitido a los municipios andaluces conocer de primera mano las experiencias previas de ciudades como Gante (Bélgica), Malmö (Suecia), Atenas (Grecia) o Roman (Rumanía).
La última fase del proyecto, que incluye el desarrollo del Programa de Mejora de Capacidades, formado por webinars, sesiones prácticas presenciales y asesoramiento técnico en las áreas identificadas como prioritarias por los agentes locales, pretende también favorecer, a través de sus diferentes herramientas de formación, la incorporación de las estrategias de infraestructura verde y soluciones basadas en la naturaleza en las políticas y medidas municipales de adaptación al cambio climático.
Tres eventos muy recientes ponen de manifiesto el protagonismo que estas estrategias innovadoras de adaptación van a tener en el futuro de las ciudades. Por ejemplo, en paralelo a la celebración de la Semana Verde de la UE (Green Week) (Bruselas, 25–28 de mayo), se desarrolló una Conferencia de alto nivel bajo el lema “Ciudades Verdes para un Futuro más Verde”, en la se trataron las diferentes vías a través de las cuales la UE está ayudando a las ciudades a convertirse en lugares más habitables. Poco antes de este evento se celebró la Conferencia anual “Grey to Green” (Toronto, 15–16 de mayo), un encuentro en el que centenares de investigadores, planificadores y gestores compartieron experiencias sobre la aplicación de soluciones basadas en la naturaleza en el ámbito urbano y metropolitano. Por último, destaca la reciente celebración del World Green Infraestructure Congress (WGIC) (Bangalore, 4-6 de junio), el principal congreso en materia de infraestructura verde a escala internacional, cuyas conclusiones han contribuido de forma decisiva a evidenciar la oportunidad, en términos de relación coste–beneficio, de la inversión en la adaptación de las áreas urbanas basada en la promoción y recuperación de diferentes elementos y entramados ecológicos.
El avance en el conocimiento relativo a estas estrategias innovadoras de adaptación y el compromiso de la UE con su aplicación y desarrollo en el ámbito de los Estados Miembros ofrece, sin duda, un excelente marco de oportunidad para los municipios que forman parte del Pacto de los Alcaldes.