La muestra tiene el valor del sentir a pie de calle, sin condiciones ni correcciones demoscópicas. Un grupo de ciudadanos, heterogéneo, se ha puesto ante la cámara de Luciérnaga Solar con el único propósito de expresar sus opiniones. Lo más impactante es que, sin conocerse de nada, y respondiendo sin ser escuchados por el resto, coinciden en diagnóstico y calificativos.
La gran mayoría dice que no ha escuchado propuestas en materia de energía, sólo alguno hace referencia a la pobreza energética, al compromiso de que no se cortará el suministro a quien no tenga para pagar las facturas de la luz o de la calefacción. La subida del recibo preocupa, y mucho, porque consume buena parte de los ingresos familiares. Hay incluso quien propone progresividad, que se pague en función de la renta, y quien no duda al afirmar que los usuarios sufren “saqueo y expolio”.
Los encuestados no se pierden en grandes frases (léase con sarcasmo) para diagnosticar la necesidad de un cambio de modelo energético. “Burrada, tremendo o absurdo” son algunos de los calificativos con los que responden a que el gobierno de España gaste todos los años 50.000 millones de euros en importaciones de combustibles fósiles. De esa incomprensión surge una pregunta, ¿por qué no se desarrollan más las energías renovables? Y los mismos que plantean la cuestión la responden de forma escueta, “por conveniencia”, o más elaborada, “el petróleo es tener poder y quien tiene el poder decide en qué se investiga, y me parece que no tienen mucho interés en la renovables”.
Los ciudadanos reprochan con dureza las puertas giratorias. La gran mayoría describe con precisión lo que son y señalan con nombre y apellidos a antiguos presidentes del gobierno a los que llegan a tildar con sorna de “paladines de nuestra democracia”.
La solución, apunten los responsables de las campañas electorales, se resume en cuatro ideas: ayudas a las personas con bajo nivel económico, reducción del consumo de petróleo, desarrollo masivo de las tecnologías renovables y autoabastecimiento. A quien corresponda que escuche. Los ciudadanos votan el 24 de mayo, ¡con energía!