Una de las categorías del Premio Zayed Energía del Futuro busca reconocer los proyectos llevados a cabo por instituciones de educación secundaria. En la última edición 2015, la Escuela de Educación Técnica Nº4 Primera Brigada Aérea Profesor Héctor Ángel Larralde, del Palomar (Buenos Aires, Argentina) fue seleccionada como finalista por su proyecto de promoción de las energías renovables y la sostenibilidad en su institución.
“Me llamaron para invitarme a participar en el premio, busqué más información en internet y me pareció interesarte participar pues siempre estamos trabajando con proyectos vinculados a la temática ambiental”, explica Jorge Damián Carrasco, profesor y jefe del Departamento de Electrónica de la escuela. “La currícula escolar nos exige que los alumnos busquen una necesidad local y desarrollen una solución”.
Entre los múltiples proyectos que cada trimestre los alumnos deben llevar a cabo, Carrasco encuentra un particular interés en que algunos de ellos estén necesariamente vinculados al cuidado del medio ambiente. ¿Su inspiración inicial? Fue el documental del ex–vicepresidente de Estados Unidos y activista ambiental, Al Gore, ‘La verdad incómoda’. “Desde la electrónica se puede dar respuesta a muchas problemáticas”, asegura el profesor.
Esto fue lo que en 2013 le impulsó a pensar un proyecto de biodiésel que comenzó a desarrollarse con los alumnos un año más tarde. Consistía en una máquina especialmente diseñada en el laboratorio para fabricar biodiésel a partir de la reutilización de materia prima natural y vegetal.
Carrasco y Schreiner coinciden en que el proceso de aplicación al premio fue útil para mejorar su propuesta proyectual. Ello fue lo que les impulsó a complementar el biodiésel con un procesador de algas que haría más sustentable el proyecto. Esta propuesta integral fue lo que les permitió ser seleccionados como finalistas de la edición 2015 del Premio Zayed Energía del Futuro en la categoría de instituciones de educación secundaria.
Como finalistas, el alumno Ulises Schreiner y su padre viajaron en representación del equipo a Abu Dabi. “Fue una experiencia de otro mundo, conocí otra arquitectura, personas de distintas partes del mundo que nos recibían amablemente, proyectos impactantes de otras instituciones”, recuerda el joven de 16 años, quien desde lo personal asegura que siempre tuvo un interés particular por el cuidado del ambiente y que luego lo pudo potenciar con los proyectos propuestos en la institución.
Si bien el proyecto de la institución de El Palomar no resultó ganador en su categoría, tanto alumno como profesor encuentran la satisfacción en otros aspectos. “Llegar a la final permitió dar a conocer el proyecto y que hoy diferentes actores estén interesados en invertir para poder llevarlo a cabo. En términos de industria, en Argentina tenemos la misma posibilidad de desarrollar proyectos sustentables y de energías renovables que otros países”, explica Carrasco. El joven Schreiner deja un mensaje inspirador: “Jamás pensé que íbamos a llegar tan lejos con el proyecto. Uno siempre tiende a pensar que es imposible llegar a conseguir algo así. Y la realidad es que cualquier persona con una idea puede motivar para cambiar el mundo”.