El pasado 1 de noviembre el diario británico The Guardian publicaba un artículo indicando que la Dirección General de la Comisión Europea de Energía está preparando una enmienda a la Directiva de Energía Renovable post 2020 (actualmente en elaboración), que acabará con el despacho prioritario, un sistema que prioriza la entrada en la red de la energía generada con fuentes renovables frente a las de origen fósil y nuclear.
The Guardian basa la información en un estudio al que dice haber tenido acceso y en el que también se indica –siempre según la misma fuente– que acabar con el sistema de prioridad de despacho podría aumentar las emisiones de carbono de la UE hasta en un 10%. Sin embargo, el mismo documento plantea diferentes escenarios que hacen justo eso, con el objetivo de que la generación de energía en Europa sea más flexible y competitiva en costos.
Oliver Joy, portavoz de la asociación eólica WindEurope, ha declarado al periódico británico que “eliminar la prioridad de despacho sería perjudicial para el sector eólico, que se enfrentaría a más restricciones en todo el continente. También parece estar en contradicción con los planes de Europa para descarbonizar y aumentar la penetración de las energías renovables en la próxima década”.
Para Oliver Joy, esto significaría, además, que la Comisión está tomando medidas en contra de las mismas industrias renovables que defiende en público. El portavoz de WindEurope puntualiza, asimismo, que los inversores “tuvieron muy en cuenta la prioridad de despacho al proyectar los ingresos en sus decisiones de inversión, lo que podría afectar a los proyectos si no se protegen del cambio”. Y, como señala The Guardian, los cambios retroactivos de las normas de financiación para las energías renovables y los recortes de las retribuciones a la eólica y la solar han sido motivo de numerosas disputas en varios países europeos, sobre todo en España.
Pilar de la revolución energética
"El despacho prioritario es un pilar central de la revolución energética. Si esta prioridad fuera recortada, el carbón y la energía nuclear podrían bloquear la red y el acceso de la energía solar y eólica”, dice, por su parte, Milan Nitzschke, presidente de ProSun.
El máximo responsable de esta iniciativa de la industria de fabricación solar europea está convencido, además, de que “dar prioridad a las centrales eléctricas de combustibles fósiles significa perder toda posibilidad de alcanzar los objetivos climáticos en Europa y en el mundo”.
El vicecanciller alemán, Sigmar Gabriel, ha expresado también su fuerte oposición a que la Comisión Europea ponga fin a esta medida.
¿Igualdad de condiciones?
Los proveedores de energía de origen fósil sostienen, sin embargo, que las energías renovables tienen los costos operativos más bajos y por lo tanto seguirían teniendo un acceso prioritario a la red. Afirman, asimismo, que eliminar el despacho prioritario a las renovables impediría que se produzcan "precios negativos" –que se produzca más energía de la que se pueda vender– y eliminaría los subsidios anticompetitivos.
A esto el sector renovable contesta que puede ocurrir justo al revés: sin un sistema de este tipo, las fuentes renovables pueden ser las más propensas a ser puestas fuera de la red debido a la facilidad relativa de la desconexión de una turbina eólica en comparación con una central de carbón o una planta nuclear.
El sector advierte, asimismo, que la tendencia actual en Europa de acabar con el apoyo financiero a las energías limpias ha limitado su crecimiento en el continente y está desviando la inversión hacia otras partes del mundo. “Actualmente, todo el mundo está invirtiendo en renovables fuera de Europa”, señalan a The Guardian fuentes del sector. “Si quieres traer a los inversores de nuevo, tienes que enviar señales muy claras”.
El rotativo británico aporta otra clave que puede estar detrás de esta medida: el objetivo de reforma del sistema de mercado de capacidad, que actualmente paga a los generadores de gas que permanecen inactivos. Irónicamente, sin embargo, podría conducir a que los generadores de renovables pudieran exigir una extensión del mismo mecanismo para su propio sector.
Otro factor a tener en cuenta es que la eliminación de la prioridad de despacho a la biomasa implicaría un aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero. En especial en los países que más la usan, caso de Finlandia, Dinamarca y Gran Bretaña. Según el estudio al que ha tenido acceso The Guardian, el aumento de las emisiones de CO2 se situaría entre los los 45 y los 60 millones de toneladas.
Aunque la prioridad de despacho es un mandato supuestamente de obligado cumplimiento en toda la UE, hay países que la incumplen, como Suecia, Gran Bretaña y Holanda.