La European Climate Foundation pidió a un equipo de expertos del Ecologic Instituye y Climact que evaluaran los borradores de planes nacionales integrados de clima y energía (PNIEC), que los Estados miembros estaban obligados a presentar a la Comisión Europea el año pasado. España lo elaboró a partir de junio, tras la llegada del gobierno de Pedro Sánchez al poder, y lo entregó sesis meses más tarde, con dos meses de retraso. No obstante, parece que el acelerón no le sentó mal al plan español ya que ha sido el único de los 28 que ha aprobado; eso sí, por poco: 52 puntos sobre 100 respecto una serie de indicadores determinados por los expertos de las dos entidades calificadoras:
• El nivel de ambición,
• El nivel de detalle de las políticas y medidas descritas, y
• La calidad y el carácter inclusivo del proceso de redacción.
En general, los planes presentados han resultado decepcionantes. En una escala que va de la franja A, la mejor posible, a la E, la peor, solo cuatro países se sitúan en un nivel aceptable, el de la franja C: España y Francia, que lideran la clasificación con un 52% y un 47%, respectivamente, seguidos de Grecia (44%) y Suecia (43%). El plan climático de Eslovenia ocupa el último lugar con una puntuación del 3%, con Eslovaquia (12%) y Alemania (12%) ligeramente por delante.
La conclusión que han sacado los expertos del Ecologic Instituye y Climact s que si bien los países están tomando medidas para actuar en el ámbito del clima de aquí a 2030, todavía no están a la altura de las ambiciones establecidas por los legisladores de la UE y el Acuerdo de París.
Respecto al plan español, Lara Lázaro, Investigadora Principal del Real Instituto Elcano, afirma: "el PNIEC de España debe ser elogiado como una hoja de ruta omnicomprensiva hacia la descarbonización, desarrollada en menos de un año con un esfuerzo considerable por parte de los equipos de modelización tanto gubernamentales como externos". Pero advierte que "su primer puesto en el ranking de European Climate Foundation no debería ser motivo para la autocomplacencia".
La investigadora enumera algunas de las cuestiones pendientes, como la ausencia de un comité científico independiente (que ha contribuido a impulsar la descarbonización en otros países), la falta de presupuestos de carbono, si se pueden cumplir los objetivos de eficiencia energética y si seremos capaces de movilizar la financiación necesaria (más de 200.000 millones de euros) durante la próxima década, entre otras.
Oportunidad para mejorar
De acuerdo con el informe de la ECF, los problemas más recurrentes de los borradores presentados incluyen planes limitados para la eliminación gradual del carbón y los subsidios a los combustibles fósiles; pocas indicaciones sobre las inversiones necesarias: un uso excesivo de biomasa insostenible;, una consulta pública inadecuada; y la carencia de una intención clara de llevar a cero las emisiones en 2050.
En cuanto a las buenas prácticas identificadas, como por ejemplo la alta participación ciudadana para elaborar los planes en los PNIEC de Irlanda y Holanda, los expertos señalan que pueden inspirar a responsables políticos nacionales y de otros países de la UE a adoptarlas en sus planes. Se espera que la Comisión Europea publique su propia evaluación y recomendaciones sobre los planes climáticos nacionales en junioo.
La buena noticia es que hay margen y tiempo para mejorar. Como puntualizó el martes en Madrid, en un encuentro con periodistas, David López Morales, miembro de la European Climate Foundation, "estos planes son todavía borradores y el análisis que hemos hecho nos ha permitido ofrecer una serie de recomendaciones que pueden ayudar a mejorarlos".
Los Estados miembros tienen hasta finales de año para hacerlo, ya que entonces es cuando deben presentar las versiones definitivas de los planes, junto con las estrategias nacionales a largo plazo. Un tiempo que, según señaló López Morales, "deben aprovechar para elaborar planes climáticos coherentes, con la debida consulta pública, que garanticen la seguridad de las inversiones y ayuden a cosechar los numerosos beneficios económicos y sociales de la transición a una sociedad con emisiones netas cero de carbono".
El camino par llegar a emisiones netas nulas
Lo cierto es que, tal como están a día de hoy, ni uno solo de los planes presentados permitiría lograr emisiones netas nulas para 2050 y de una forma inclusiva y socialmente justa, según señala Julien Pestiaux, de Climact: "Nuestro trabajo muestra que los Estados miembros de la UE claramente no están en línea con la trayectoria de Net Zero 2050 ni con ninguno de los hallazgos científicos del Informe 1,5º C del IPCC. Con algunas excepciones notables, también muestran poca ambición y concreción a la hora de alcanzar sus objetivos en materia de energías renovables y eficiencia energética, y se quedan cortos a la hora de apoyar adecuadamente la transición climática y energética que se requiere en Europa".
En ECF valoran, no obstante, el trabajo realizado: "La UE ha dado un paso importante al exigir a los Estados miembros que establezcan planes integrados que muestren cómo llegarán finalmente al objetivo de París. Como es la primera vez que los Estados miembros llevan a cabo este ejercicio, es comprensible que las puntuaciones todavía no sean perfectas". Pero, insisten, "los gobiernos no pueden permitirse perder esta oportunidad única de establecer políticas ambiciosas y creíbles. Estas, a su vez, permitirán atraer más financiación pública y privada para infraestructuras de energía limpia, mejorando la calidad de vida y reduciendo el coste de la transición para los ciudadanos europeos".
Laurence Tubiana, CEO de la European Climate Foundation, concluye: "la planificación del futuro que queremos empieza hoy. Los planes climáticos nacionales son una oportunidad para pensar en los países que queremos tener en los próximos 10, 20 y 30 años. Los países de la UE pueden decidir arriesgarse a perder una década de inacción climática o asegurar que las inversiones y políticas adecuadas estén en marcha para cosechar los beneficios económicos y sociales de una transición a una sociedad con emisiones netas cero".