Las fuentes de energía renovable encaran aún grandes dificultades para acceder al mercado energético, debido a las fuertes distorsiones que soporta. Primero, porque los precios de la energía no reflejan todos los costes medioambientales y socio-económicos creados por la sociedad, y segundo, por la integración vertical de la industria energética existente, que impide severamente la entrada de agentes de mercado nuevos e independientes.
Por todo ello, los miembros del Parlamento Europeo y de parlamentos nacionales han solicitado a la UE, a los cuerpos electos nacionales, regionales y locales, y a las autoridades, a que traten y aborden con eficacia las cuestiones siguientes. Conviene leerlas con atención porque no tienen desperdicio:
1. Las fuentes de energía renovable deben ser compensadas por sus drásticos bajos costes externos en comparación con los de las energías convencionales, al menos hasta que no se establezca una igualdad de oportunidades real en el mercado energético, y que se internalicen completamente los costes externos en los precios de la energía. Esta compensación por evitar los costes externos no se ha de considerar ayuda de Estado.
2. Con el fin de alcanzar la internalización de los costes externos, apoyamos firmemente el compromiso de nuestros gobiernos de la UE para que finalicen la reglas del Protocolo de Kioto en la Conferencia de Bonn en julio, y solicitamos que inicien lo antes posible el proceso de ratificación para permitir su entrada en vigor en el 2002, incluso si no todas las partes respetan sus compromisos previamente adquiridos.
3. Los sistemas de compensación deberían sólo aplicarse a aquellas fuentes de energía renovable que proporcionen verdaderos beneficios medioambientales y socio-económicos. Por tanto, habría que definir claramente qué energías renovables deben ser compensadas. La gran hidráulica y los residuos urbanos no orgánicos deberían ser excluidos, así como eliminar las ayudas que reciben las fuentes convencionales de energía. La armonización de los impuestos a la energía facilitaría un objetivo común.
4. Los objetivos y directrices de la UE apenas se implementan, tanto en el ámbito administrativo, como en las reglamentaciones nacionales, regionales y locales. Como resultado, los procedimientos administrativos generalmente llegan a ser una barrera que arriesga la viabilidad de los proyectos. Por tanto, las prioridades políticas de la UE deben dirigirse a transformar el marco administrativo para permitir todos los procedimientos de acuerdo con la magnitud y tipo de instalación.
5. Los conceptos de objetividad, transparencia y nodiscriminación, que se reconocen en el marco legal de la UE para acceder a las redes de distribución de la energía, están obligadas en la práctica a una aplicación muy restringida por requerimientos técnicos. Por tanto, habría que desarrollar procedimientos que realmente integren esos conceptos y permitan un acceso no arbitrario de conexión a las redes de distribución. Asimismo, la remanente integración vertical de las empresas energéticas tradicionales que incrementan dramáticamente las dificultades para acceder a la red, deberían llevar a cabo una separación real de la producción, transporte y distribución, y si fuera necesario la aplicación de medidas anticompetencia.
6. El objeto de los mercados energéticos ha evolucionado hacia la inclusión no sólo del lado de la oferta, sino también del lado de la demanda con especial énfasis sobre el consumidor final. Consecuentemente, deben desarrollarse herramientas específicas de mercado para el consumidor final, como el etiquetado de la energía, y que permanezcan claramente independientes de los esquemas de compensación del lado de la oferta, con el fin de evitar el traslado de los costes externos de las energías convencionales sobre aquellos consumidores que elijan fuentes de energía con bajos costes externos.
7. La energía afecta directamente a competencias de otras políticas de la UE, como cooperación internacional, política agrícola común (las tierras de cultivo pueden usarse para producción energética), así como políticas de desarrollo regional a través de fondos estructurales. Por tanto, las fuentes renovables de energía y la eficiencia energética deben ser consideradas entre las principales prioridades de esas áreas.
8. La comunicación es una de las herramientas más efectivas para lograr la concienciación de la sociedad, para requerir a los responsables políticos y para crear un mercado con capacidad. Así pues, la comunicación debería ser integrada en toda estrategia energética desde el principio como un elemento clave. Agentes de mercado, agencias, asociaciones profesionales y organizaciones deberían promocionar y apoyar económicamente un compromiso propio que asegure la comunicación como una de sus principales actividades.
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