La cualidad más destacada del “paquete de invierno” es su coherencia. Todas las directivas repiten las mismas ideas fuerza y objetivos para las dos hojas de ruta paralelas que han de cumplir los gobiernos: el tratado internacional del Acuerdo de París, reduciendo en 2030 las emisiones un 40%, y la descarbonización de la economía en 2050.
Las directivas siguen la metodología por la que los objetivos de renovables, eficiencia y emisiones son interdependientes, forman un conjunto en el que la eficiencia energética se sitúa en primer lugar. Cuanto más elevados sean los objetivos que se alcancen de eficiencia mayores serán las cuotas de renovables y reducción de emisiones.
El Parlamento Europeo y los nuevos derechos de ciudadanía
En la resolución de 5 de febrero de 2014 sobre el Libro Verde de la Comisión Europea “Un marco para las políticas de clima y energía en 2030”, el Parlamento Europeo señaló la necesidad de un “enfoque de paquete” o “enfoque de tres objetivos” sobre los que girará la competitividad de la economía europea y su liderazgo. Considera que un objetivo del 40% de eficiencia energética en 2030 permitirá una reducción de las emisiones en un 50% y elevará la cuota de renovables hasta el 35%.
La eficiencia energética se convierte en el pilar de la política de energía y clima. La prioridad serán los sectores de la edificación y el transporte, por la importancia de la reducción de emisiones en dos sectores con gran potencial de ahorro de energía: 61% en los edificios, el 80% del cual está sin explotar, y un 41% en el transporte.
Cuando la Comisión Europea presentó en 2016 el “paquete de invierno” como “Energía limpia para todos los europeos”, lo resumió como el derecho de cada ciudadano a generar, almacenar, consumir y vender su propia energía renovable. Si hasta ahora la regulación solo reconocía derechos a las empresas energéticas y obligaciones a los consumidores, las directivas han invertido la relación al establecer los nuevos derechos de ciudadanía de los consumidores.
Cualquier gobierno democrático debería tener en cuenta que cada día que pase sin que las directivas se traspongan o se cumplan es un día más que se impide a los ciudadanos ejercer los derechos que las leyes europeas les reconocen como consumidores de energía.
Primero, la eficiencia energética
El Reglamento (UE) 2018/1999, sobre la gobernanza de la Unión de la Energía y la Acción por el Clima, establece los elementos que han de incluir los planes nacionales integrados de energía y clima (PNIEC) y las estrategias a largo plazo de descarbonización para 2050 que los gobiernos han de presentar a la Comisión Europea.
Toda la política energética y climática habrá de guiarse por el principio “primero, la eficiencia energética” por el que en las decisiones de planificación, estrategia e inversión en materia de energía se deberán tener en cuenta medidas alternativas de eficiencia energética, mediante ahorros de energía y gestión de la demanda.
En la práctica obliga a que las decisiones de política energética cuenten con estudios de demanda y antes de autorizar nuevas instalaciones, incluso renovables, se tendrán en cuenta medidas de eficiencia energética alternativas que justifiquen su necesidad. En la lucha contra el cambio climático, antes que llenar España de grandes instalaciones renovables habrá que llenarla de eficiencia energética.
El PNIEC establecerá, además de los objetivos de renovables, eficiencia, emisiones e interconexiones eléctricas, objetivos de reducción de importaciones energéticas, de reducción de subsidios a los combustibles fósiles, de reducción de hogares en situación de pobreza energética y de capacidad de energía flexible a través de generación distribuida, señales de precio en tiempo real y medidas que garanticen la participación de los consumidores en el sistema energético y se beneficien del autoconsumo y los contadores inteligentes.
Forma parte del PNIEC la estrategia a largo plazo de rehabilitación de edificios. La estrategia de rehabilitación debe promover el autoconsumo, el uso de renovables, las aplicaciones inteligentes, comunidades y edificios conectados para que los consumidores utilicen los contadores inteligentes para la gestión de la demanda y la carga del vehículo eléctrico.
La descarbonización es reducir las emisiones a cero
A pesar de que las directivas no definen el principio de descarbonización, en la Recomendación (UE) 2019/786, sobre rehabilitación de edificios, se describe un parque inmobiliario descarbonizado como aquel cuyas emisiones de carbono se han reducido a cero mediante la gestión de la demanda, flexibilidad energética y energías renovables.
El objetivo último del “paquete de invierno” es la descarbonización de la economía y la eliminación de las emisiones. La descarbonización en los usos de la energía se entiende mejor por lo que no dicen las directivas. En ninguna directiva se cita al gas o la nuclear como energías de respaldo a las renovables o energías de transición; como tampoco citan el modelo de generación centralizada para guiar la transición energética.
El concepto de descarbonización es incompatible con el más mínimo porcentaje de carbón, gas o petróleo. La reducción de las emisiones a cero se alcanza a través de la suma de la más alta eficiencia energética y la utilización de energías renovables. La estrategia 2050 para la descarbonización deberá contener presupuestos de carbono para cada sector de actividad como el eléctrico, industrial, transporte, calefacción y refrigeración, edificación residencial y terciaria, agrario, residuos, cambio y uso de la tierra y silvicultura.
El edificio autosuficiente es la prioridad de la transición energética
La Directiva (UE) 2018/844, de eficiencia energética de los edificios, completa la definición del edificio de consumo de energía casi nulo de la Directiva 2010/31/UE que será obligatorio, tanto para la nueva edificación como para la que se rehabilite, a partir del 31 de diciembre de 2020. Al edificio de alta eficiencia, que genera la energía que necesita en el propio edificio o en el entorno, se añaden el uso de renovables en la calefacción y refrigeración, la recarga del vehículo eléctrico como parte de la gestión energética del edificio y las aplicaciones inteligentes para que el consumidor gestione su demanda de energía.
El edificio es la clave de la transición energética porque reúne todos los elementos que harán posible la descarbonización: alta eficiencia energética, autoconsumo, renovables, movilidad eléctrica y gestión inteligente de la demanda con participación de los consumidores, ampliando el concepto de las instalaciones técnicas del edificio. Es la razón por la cual la rehabilitación del parque edificatorio es imprescindible para alcanzar los objetivos climáticos de 2030 y 2050.
La Recomendación (UE) 2019/786, sobre rehabilitación de edificios, establece los criterios para las estrategias de rehabilitación y su financiación. El objetivo es transformar todo el parque inmobiliario en edificios de consumo de energía casi nulo, con las características de la directiva de 2018, y alcanzar su descarbonización en 2050.
Para ello, la estrategia de rehabilitación dispondrá de una hoja de ruta con la trayectoria y objetivos para 2030, habrá de perseguir ahorros mínimos de energía del 60% y promover las aplicaciones inteligentes para que los consumidores accedan a los contadores inteligentes para la gestión de la demanda y el uso del vehículo eléctrico.
La combinación del autoconsumo, aplicaciones inteligentes y recarga del vehículo eléctrico en el edificio es la aportación más importante del “paquete de invierno” para la reducción de emisiones. La Directiva (UE) 2018/844 no solo define un nuevo concepto de edificación sino un nuevo modelo energético.
El plazo de trasposición de la directiva finalizó el 10 de marzo pasado. En España se publicó en diciembre el RD 732/2019, que actualiza el Código Técnico de la Edificación. Su preámbulo afirma que el objetivo es cumplir la directiva de edificios de 2010 y no es intención trasponer la directiva de 2018. El PNIEC aún no recoge la estrategia a largo plazo de rehabilitación.
Algo va mal ante tanta resistencia a la entrada del autoconsumo, las renovables y el vehículo eléctrico en el urbanismo y en atrasar la eficiencia energética de los edificios diez años más.
El autoconsumo como despliegue eficiente de las energías renovables
La Directiva (UE) 2018/2001, de energías renovables, establece el derecho de los consumidores a convertirse en autoconsumidores para generar, almacenar, usar y vender la energía renovable de forma individual, compartida o mediante agregadores; así como el derecho a participar en una comunidad de energías renovables y acceder a los mercados energéticos, con la única limitación de que no sea su actividad principal y de que el objeto no sea obtener beneficios financieros.
Obliga a las administraciones públicas a instaurar un marco facilitador del autoconsumo y de las comunidades de renovables para que sean accesibles a todos los consumidores, entes locales y pymes. Las autoridades nacionales, regionales y locales deberán incluir en sus normas, códigos de construcción y en la planificación urbana el autoconsumo y las comunidades de renovables.
Más importante que alcanzar el objetivo de 100% renovables es cómo se va a llevar a cabo. La directiva establece el crecimiento de las renovables a través de la generación distribuida, pequeñas instalaciones renovables, autoconsumo, renovables integradas en el urbanismo y el transporte, comunidades de energías renovables y agregadores antes que, por grandes instalaciones renovables conectadas a la red, al alcance solo de grandes inversores y con un claro objetivo especulativo.
Las directivas europeas se decantan por un modelo de renovables distribuido, junto a los centros de consumo, para facilitar que lleguen a los consumidores las ventajas del autoconsumo y de los contadores inteligentes. Es el modelo más eficiente.
El poder de mercado es el consumidor activo
La Directiva (UE) 2019/944, del mercado interior de la electricidad, integra en el sistema eléctrico elementos hasta ahora ignorados por los reguladores. En coherencia con la directiva de renovables, el cliente activo, las comunidades ciudadanas de energía, los agregadores independientes, la gestión de la demanda, las funciones de eficiencia de los contadores inteligentes y la recarga del vehículo eléctrico son, no solo parte del sistema eléctrico, sino nuevos derechos de los consumidores.
Las comunidades ciudadanas de energía amplían el concepto de las comunidades de energías renovables a la prestación de servicios energéticos y la recarga de vehículos eléctricos, con la importante novedad de que tendrán derecho a poseer y gestionar sus redes de distribución y acceder directamente o mediante agregación a todos los mercados. Pueden participar personas físicas y jurídicas, entidades locales y pymes.
La regulación eléctrica deberá facilitar una generación y una demanda flexibles, con bajas emisiones, abriendo la competencia a los consumidores activos a través de su participación en los mercados con la agregación de sus consumos y su generación a partir de pequeñas instalaciones y presentando ofertas en los mercados de la electricidad.
El “paquete de invierno” plantea un cambio radical en las prioridades de la política energética:
• El consumidor activo y la gestión de la demanda ocupan el centro del sistema energético y las eléctricas verticales y centralizadas pierden su poder de mercado.
• La gestión de la demanda, la eficiencia energética y el almacenamiento han de tenerse en cuenta antes que la oferta de generación.
• La descarbonización y la energía flexible son la referencia para la operación de los mercados y la regulación deberá trazar el camino hacia la eliminación de los combustibles fósiles.
• Puedes descargar el informe completo titulado ‘Las 5 Grandes Propuestas del Paquete de Invierno’ aquí: https://tinyurl.com/tzpn2k9