Los tres expertos que han participado en este tercer encuentro ofrecido por la patronal solar y moderado por Concha Raso, redactora de El Economista Energía, coinciden en que el diseño del mercado mayorista de electricidad es inadecuado, especialmente su carácter marginal, y su señal de precios volátil e incierta. En su opinión, estas características impiden que sea un asignador eficiente de precio para las tecnologías renovables que no tienen costes variables, pero sí altos costes de capital, por lo que consideran "indispensable" su reforma y así llevar a cabo las inversiones necesarias para cumplir con los objetivos de descarbonización.
Asimismo, han señalado la importancia de que el mercado dé las señales de precio adecuadas a los inversores, asegurando también que los menores costes de las tecnologías renovables se transmitan a los consumidores. Además, el nuevo sistema tiene que tener en cuenta las características de las energías renovables y la descentralización de la producción asociada al desarrollo del autoconsumo.
En opinión de David Robinson, consultor en microeconomía e investigador del Oxford Institute for Energy Studies, "El mercado eléctrico actual está roto. No da señales eficientes para inversión, operación, consumo u optimización. Se puede intentar solucionar problemas, por ejemplo, añadiendo nuevos mecanismos, como un mercado de capacidad. Pero estos cambios no resuelven el problema fundamental: el mercado actual estaba diseñado para tecnologías y condiciones económicas del siglo pasado".
De acuerdo con Robinson, para un futuro sistema eléctrico descarbonizado y descentralizado, hacen falta cambios más fundamentales. "Propongo un enfoque de dos mercados: uno para energías firmes y flexibles (convencionales) y otro para energías intermitentes (renovables). Daría a los consumidores un protagonismo que nunca antes han tenido; esto cambiaría todo", aseguró el experto.
Natalia Fabra, Catedrática de fundamentos de análisis económico de la Universidad Carlos III de Madrid, ha aportado otra reflexión: “eliminar el mercado eléctrico sería volver a la verticalización del suministro eléctrico, que tan ineficiente se demostró durante los años ochenta, y que ya fue, por ese motivo, abandonada en todo el mundo con las reformas que se pusieron en marcha durante los noventa".
La solución, añadió, "pasa por apostar por subastas entre el sistema eléctrico, en representación de todos los consumidores, y los inversores, para de este modo establecer retribuciones competitivas que reflejen los costes medios de cada tecnología, al tiempo que aportan certidumbre a las empresas sobre la recuperación de sus costes. Una reforma en esta dirección es condición necesaria para la transición energética.”
Los expertos coincidieron también en señalar el papel fundamental que desempeña el almacenamiento en la transición hacia un mix renovable, ya que aporta flexibilidad y asegura el suministro.